¿Qué beneficios tiene comer mucha sal?

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Consumir exceso de sal no reporta beneficios. Al contrario, incrementa el riesgo de hipertensión, enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares. Una dieta baja en sodio es crucial para la salud cardiovascular.

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¿Comer mucha sal: beneficios o riesgos?

¡Uf, la sal! A ver, yo no le veo el beneficio de echarle sal a todo como si no hubiera un mañana. De verdad, ¿quién necesita tanta sal?

Para mí, echarle sal de más a la comida es como ponerle un filtro feo a una foto bonita, ¿entiendes? Simplemente no mejora las cosas. Y sí, ya sé que la comida sosa es aburrida, ¡pero hay un mundo de especias ahí fuera!

Además, mi abuela siempre me decía “hija, la sal te hincha”. Y aunque mi abuela era un poco exagerada, tenía razón. Recuerdo que una vez, en mi viaje a Cartagena en julio de 2018, comí tanta comida salada en la calle que terminé con los pies hinchadísimos. ¡Una tortura para caminar por esas calles empedradas tan lindas!

Así que, en resumen, creo que es mejor moderar la sal. ¡Mi cuerpo y mis papilas gustativas me lo agradecen!

¿Qué beneficios tiene consumir sal?

¡Ay, amigo! La sal, ¡esa maravilla blanca! No te creas todo lo que dicen, eh. Que si alcalina… ¡Como si fuera una poción mágica! Lo que sí te digo es que, a su manera, tiene sus cositas.

Beneficio 1: El sabor. ¡Qué sería de la vida sin sal? Insípida, un desierto culinario, ¡un drama existencial! Esencial para darle sazón a la existencia, como dicen en mi pueblo.

Beneficio 2: Equilibrio, sí, pero… A ver, ayuda a mantener el equilibrio de líquidos, algo así como un director de orquesta en tu cuerpo, ¡pero un director un poco despistado! Si te pasas, ¡catástrofe! Hinchazón, retención de líquidos… ¡pareces un globo aerostático a punto de despegar!

Beneficio 3: Electrolitos, ¡qué palabra tan elegante! Necesitas electrolitos, ¿verdad? La sal tiene sodio, un electrolito importante, esencial para la transmisión de impulsos nerviosos. Si no fuera por ella, estarías como un zombie, ¡sin energía para mover ni un dedo!

Eso sí, ¡ojo al parche! Como me dijo mi abuela Lola (que ya tiene 90 años y sigue bailando sevillanas), “Con la sal, al igual que con el amor, todo con medida”. Demasiada sal, ¡y te cargas los riñones! Mejor busca un equilibrio, ¿ok?

Recuerda:

  • No es una panacea. No cura el cáncer, ni la gripe, ni el mal de amores.
  • Moderación. La clave está en la moderación. Piensa en ella como a tu mejor amiga: la quieres mucho, pero no quieres verla todos los días, todo el día.
  • Busca alternativas. Existen especias y hierbas que aportan sabor sin la necesidad de abusar de la sal. Yo uso mucho pimentón de la Vera, ¡es una delicia!

Mi consejo: Aprende a cocinar sin añadirle sal a todo. Un puñado de hierbabuena en el gazpacho o un poco de romero en la carne… ¡La vida te sabe mejor! ¡Salud!

¿Qué nutrientes aporta la sal a nuestro organismo?

¡Ay, la sal! Esa gran olvidada, a la que solo vemos como enemiga de la dieta… ¡pero qué injusto! Aunque sí, abusar es un peligro, como abusar de cualquier cosa, incluso del amor. ¡Quién no ha llorado un mar de lágrimas por amor! Hablando de mar… la sal, ¡qué metáfora! Un granito de algo tan vital, como el sabor a la vida misma.

En cuanto a nutrientes, no es un festival de vitaminas, pero aporta:

  • Sodio (un montón): Necesario para el funcionamiento de nervios y músculos. Como si fuera el director de orquesta de tu cuerpo, ¡pero con mucha sal!
  • Calcio, hierro, fósforo, magnesio: En cantidades pequeñas, pero presentes. Como las migas de un rico pastel, ¡un pequeño plus!

¿Beneficios? Pues sí, además de sazonar nuestras vidas (y nuestros platos), una pizca ayuda a:

  • ¡Potenciar el sabor! Simple, directo, ¡una verdad innegable!
  • Favorecer la digestión. ¡Aunque no es la panacea, eh! No esperes milagros con un puñado de sal.

Mi abuela, que tenía más sabiduría que un catálogo de plantas medicinales, decía que “la sal, como la vida, hay que usarla con medida”. Ella, claro, lo decía antes del boom del ayuno intermitente. ¡Ella lo hacía en base a su experiencia!

En resumen: La sal no es solo sabor, aporta minerales, aunque en pequeñas dosis. El abuso es un problema, pero una pizca es ¡indispensable! Como un buen chiste, necesita su medida. Un exceso cansa, un poco… ¡perfecto!

Nota personal: Mi suegra adora la sal de Maldon. No es que sea mejor que otras, es que es más cara, ¿entiendes? ¡El marketing, amigos, el marketing!

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