¿Qué provoca el sabor salado?
El sabor salado se debe principalmente a las sales, siendo las de sodio y potasio las que más contribuyen a esta sensación gustativa. Su presencia en los alimentos estimula los receptores específicos de la lengua, generando la percepción del sabor salado.
¿Qué causa el sabor salado en los alimentos?
¡A ver, el sabor salado! Para mí, no hay misterio, es la sal. Ya sabes, cloruro de sodio o incluso sales de potasio que le echamos a la comida.
Pero, ¿qué pasa cuando algo sabe saladito sin que le hayamos puesto sal? A veces, me da la impresión de que es por algún ingrediente que ya la contenía. ¡Quién sabe!
Una vez, en un viaje a la costa de Ecuador, probé un ceviche de camarón que tenía un sabor súper salado, casi demasiado. ¡Y no le habían puesto sal extra! Seguro que los camarones ya venían con bastante sal del mar.
¿Será que el secreto está en la calidad de los ingredientes? La verdad es que no lo sé seguro, pero esa es mi teoría. A veces me siento como un ratón de laboratorio probando diferentes sabores y texturas.
¿Por qué me sabe salado todo?
Todo me sabe salado, ¿eh? Te cuento, la otra semana, fatal. Estaba en la romería de mi pueblo, San Isidro, ¡un calorazo! Olvidé la botella de agua en casa, ¡qué desastre!
Comí aceitunas, sí, pero luego hasta el agua parecía sopa de sal. Deshidratación total. Recuerdo que el sudor me picaba en los ojos, qué horror.
- Fatiga, sí, como si tuviera plomo en las piernas.
- La boca seca como el desierto.
- Hasta mareos, ¡qué susto me llevé!
Mi vecina, Remedios, me dio un Aquarius helado. ¡Bendita Remedios! Mejoré un poco, pero aprendí la lección. Agua, agua y más agua para la próxima romería.
Este año, llevo ya dos botellas encima, por si las moscas. ¡Y protector solar, que el sol pega fuerte!
- El desequilibrio de sales es la clave, creo.
- Ojo con el calor, que engaña.
- Y Remedios es la mejor vecina del mundo, ¡punto!
¿Cómo despertar el sentido del gusto?
Para despertar el sentido del gusto, varía la comida y explora todos los sabores, incluido el amargo. Incorpora alimentos umami como carne, pescado, zanahoria, tomate, maíz, espárragos o champiñones. También puedes usar sazonador umami.
Un día, tras una gripe horrible en febrero de 2024, todo me sabía a cartón. Fue horrible, la comida era insípida. Ni el café de la mañana, que tanto amo, tenía sabor. Intenté con sal, con picante… nada.
Entonces, mi abuela, que es de esas que saben de todo, me preparó un caldo raro. Llevaba tomate seco, setas shitake, carne de ternera… ¡Una bomba umami! Al principio, me resistí, porque las setas… uf. Pero después del primer sorbo, ¡boom! Algo se encendió en mi lengua.
- La clave, según ella: No rendirse al primer intento.
- Otro truco: Jugar con las texturas (crujiente, suave, líquido…).
- Y, por supuesto: ¡Probar cosas nuevas!
Me explicó que el umami es como un despertador para las papilas gustativas. No sé si fue el caldo, la abuela, o la mezcla de ambos, pero poco a poco fui recuperando el gusto. ¡Ahora disfruto hasta de las acelgas! Bueno, casi.
Información Adicional (o “el porqué del umami”):
- ¿Qué es el umami? Es el quinto sabor básico, además de dulce, salado, ácido y amargo.
- ¿Dónde lo encuentras? En alimentos ricos en glutamato, como los que mencioné antes.
- ¿Por qué funciona? Estimula las papilas gustativas y ayuda a “recordar” los sabores.
¿Cómo se cura la hipogeusia?
Medianoche. Otra vez. El silencio amplifica todo. Incluso el eco de mi propia respiración. La comida… sin sabor. Arena. Ceniza. Todo igual.
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Recuperación espontánea. A veces, dicen, vuelve solo. Como si nada. ¿Y si a mí no me vuelve?
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Hábitos. Dejar de fumar… llevo años sin probarlo. Mi dieta… ¿qué puedo cambiar? Ya casi no como. ¿Para qué? Si todo sabe a… nada. Recuerdo el sabor del café… del chocolate… Ahora, solo un fantasma. Un recuerdo borroso.
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Suplementos. Me recetaron zinc. No noto nada. Solo otro comprimido al día. Otra decepción.
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Medicamentos. Algo para la saliva… ¿De verdad ayudará eso? No lo sé. Estoy cansada.
Este año ha sido… difícil. Perdí mi trabajo en la fábrica de conservas. Irónico, ¿no? Rodeada de olores, de sabores… y yo sin sentir nada. Mi hija, Lucía, intenta animarme. Cocina para mí. Pero no puedo disfrutar de sus platos. Me duele. Me duele mucho. Ver su cara de decepción…
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