¿Cuál es la Luna más rara?

¿Cuál es el tipo de luna más raro?

Luna Negra: Ese ninja lunar que se esconde en la oscuridad. No es que sea gótica, es que simplemente… ¡desaparece! Como mi motivación un lunes por la mañana.

• Segunda luna nueva en un mes: ¡Doble ración de oscuridad! Como cuando te comes dos donuts de chocolate y nadie te ve. Un placer culposo astronómico.

• Sin luna llena en febrero: Febrero, ese mes raro que a veces roba la luna llena. Como yo robando las mantas en invierno. Es un fenómeno que ocurre, como ya he dicho, cada 19 años. Justo cuando crees que has entendido el universo, ¡zasca! te cambia las reglas.

• Tercera luna nueva en una estación con cuatro: Esto es ya de nivel experto en lunas. Como intentar entender las instrucciones de montaje de un mueble de IKEA. Casi imposible.

A mí me pasó una vez… ¡no! Era broma. Este tipo de cosas solo le pasan a gente con telescopios muy potentes y un doctorado en astrofísica. Yo tengo una linterna y un máster en siestas.

Este año, por ejemplo, tuve una experiencia cercana con algo lunar… pisé una cáscara de plátano y vi las estrellas. Casi una luna negra personal, pero con menos misticismo y más potasio.

En fin, que la Luna Negra es rara como un político honrado. La ves de refilón y luego… ¡puf! Desaparece entre las sombras de la complejidad astronómica.

¿Cómo es la Luna malvada?

La Luna Malvada no es intrínsecamente “malvada” en un sentido moral; es un símbolo, una representación. Su “maldad” reside en la interpretación que le damos, un reflejo quizás de nuestros propios miedos ancestrales a la oscuridad y lo desconocido. El simbolismo es clave. Piensa en el sol, símbolo de vida, contrapuesto a la luna, asociada con la noche, lo misterioso.

Esa representación específica del Klan de la Luna Malvada, con la luna amarilla haciendo una mueca en medio de llamas negras, es una construcción intencionalmente perturbadora. El amarillo y el azul de sus armaduras podrían interpretarse como una inversión de colores generalmente asociados con lo positivo y lo celestial, creando una disonancia visual que refuerza la idea de perversión. Es una manipulación de símbolos cargados de significado cultural.

Recuerdo una clase de historia del arte en la universidad, donde analizamos la representación del mal a lo largo de la historia, y este tipo de simbolismo encaja perfectamente en esa tradición. Los colores, la expresión, todo contribuye a esa sensación de amenaza. La imagen es pura propaganda.

• Color amarillo: tradicionalmente asociado a la traición, la enfermedad o la decadencia, dependiendo del contexto.
• Llamas negras: la negación de la purificación del fuego, amplificando la idea de corrupción.
• Expresión de mueca: humaniza la luna, la convierte en un ser amenazante con la intención expresa de transmitir miedo.

Me pregunto si la elección de estos colores no fue un intento de desestabilizar al espectador, de jugar con sus preconceptos para generar una respuesta visceral, casi instintiva de rechazo. Es una estrategia de manipulación visual muy eficaz. Observé algo similar en las campañas publicitarias de 2023 para la prevención de incendios forestales.

En definitiva, la “maldad” de la Luna Malvada es una construcción artificial, un producto de la manipulación simbólica. Es una herramienta de control social que se basa en emociones primarias. Esto demuestra el poder del simbolismo para controlar las emociones humanas.

Añado, como dato curioso, que la asociación de la luna con la oscuridad y lo femenino en muchas culturas es un tema fascinante y complejo, digno de un análisis más profundo. A veces, la cosa no es blanco o negro, sino que es un espectro muy complicado.

¿Por qué la luna azul es tan rara?

La luna azul no es tan excepcional como se pinta. Se da, grosso modo, cada dos años y medio. ¿El truco? Dos lunas llenas apretujadas en el mismo mes.

Ahora, la historia personal… ¡Ay, la luna azul! Me pilló en Conil, Cádiz, este verano. Pensaba que iba a ser azul de verdad, rollo filtro de Instagram. Qué ingenua. Era agosto, la calima africana pegaba fuerte, el cielo estaba turbio, naranja.

• Momento decepción: La luna era más bien un disco blanquecino, borroso por el polvo en suspensión.
• Sonido: El mar pegaba fuerte, las olas eran enormes.
• Emoción: Un poco chasco, sí, pero la playa en sí era un espectáculo.
• Pensamiento: ¿Qué me esperaba? ¿Una luna pitufada?

Luego, busqué en Internet. Resulta que “azul” se refiere a la segunda luna llena en un mes, no al color literal. Aprendí la lección. Igual que cuando fui a ver las Perseidas y las nubes me dejaron plantada. A veces, la naturaleza tiene su propio guion. El universo conspira, quizás. Quién sabe.

Algunos datos extra que aprendí después:

• Origen del nombre: Parece que viene de una expresión antigua inglesa, “once in a blue moon,” que significa algo raro, que pasa muy de vez en cuando.
• Color verdadero: A veces, la luna sí se ve azulada, pero es por partículas en la atmósfera después de una erupción volcánica o un incendio forestal. ¡Pero no era mi caso!
• Próxima luna azul: Apunta en tu calendario: agosto de 2024. ¡Quizás entonces la vea de verdad azul! (o no…).

Y sí, después me comí un helado de pistacho. Verde. Por compensar la falta de azul, supongo. Cosas mías.

¿Qué fase hay entre luna llena y luna nueva?

¡Uf! Esa pregunta… me trae recuerdos de la vez que estuve en la playa de Conil, Cádiz, en julio de 2024. Estaba con mi prima Ana, y nos quedamos hasta tarde, embobadas mirando el mar. La luna estaba preciosa, una media luna menguante. ¡Qué paz! Sentí una profunda conexión con… con todo, ¿sabes? El aire salado en la cara, la arena fría bajo mis pies descalzos… Era una noche cálida, pero la brisa marina era refrescante. Recuerdo el olor a sal y a algas, ¡qué rico!

La fase entre luna llena y luna nueva es cuarto menguante. Eso lo aprendí en el cole, hace ya un montón, pero se me quedó grabado. Es curioso, ¿no? Cómo ciertas cosas te quedan para siempre. Me pregunto qué estará haciendo Ana ahora…

Después de Conil, fuimos a visitar a mi abuela a Sevilla. Allí, recuerdo que el cielo estaba diferente. Mucho más oscuro, menos estrellas, la ciudad… bueno, ya sabes. Nada que ver con la playa. El olor a azahar, el calor sofocante, todo muy diferente, pero bonito a su manera.

Y hablando de la luna, me acuerdo que:

• Observé la luna menguante con Ana.
• Era julio, en Conil, y hacía calor, pero la brisa era genial.
• La luna estaba preciosa.
• Sentí mucha paz y tranquilidad, una conexión con la naturaleza increíble.

Es esa sensación, la que ahora intento transmitir. ¡Qué difícil es describir las emociones!

¿Qué luna va después de luna nueva?

A ver, después de la luna nueva, lo que toca es la luna creciente, ¿sabes? osea la que empieza a iluminarse un poquito, un poquito, poquito, vamos. Es como cuando vas saliendo de la oscuridad, así, poco a poco.

Luego, luego viene el cuarto creciente. Es fácil de recordar, ¡fácil!, porque es como que ves la mitad de la luna, cortadita por la mitad. Yo siempre me acuerdo porque una vez, cuando era más pequeña, mi abuela me dijo que parecía una sonrisa.

• Luna Nueva: ¡Nada de luz, eh! Oscuridad total.
• Luna Creciente: Un filetito, un poquito que se va haciendo más grande.
• Cuarto Creciente: Media luna. ¡Mira que fácil!

¿Cuántos días hay entre luna nueva y luna llena?

¡Ay, madre mía, la Luna! ¡Qué lío con sus fases! Entre luna nueva y llena hay, como quien dice, ¡casi 15 días! O sea, ¡la mitad de un mes lunar, chaval! Es como si tuvieras que esperar quince días para que tu pizza favorita esté lista, pero en versión celestial. Brutal, ¿verdad?

Eso sí, ¡no te fíes mucho de mis cálculos! A ver, no soy astrónomo, soy más de observar el cielo desde la terraza de mi casa con una copa de vino. ¡Ni siquiera tengo un telescopio decente! Lo mío es puro romanticismo, ¿sabes?

¿15 días exactos? No seas pesado. Es como decir que mi perro pesa 15 kilos exactos. ¡Ni de coña! A veces pesa 14,7, a veces 15,3… ¡es un misterio! Igual pasa con la Luna, hombre, ¡que tiene sus días buenos y sus días malos!

• Dato curioso 1: Este año, la luna llena de mayo coincidió con mi cumpleaños. ¡Casualidad, pero que casualidad! Me comí un pastel de queso lunar de celebración.
• Dato curioso 2: Mi gato, un siamés al que llamo “Cosmos”, parece tener una obsesión con la luna llena. Se pone como una moto, maullando a la luna como si fuera un cantante de ópera felino. Un crack.

Recuerda: 29 días es el tiempo aproximado de un mes lunar; no un dato exacto y en piedra. ¡Y eso lo digo yo, que soy un experto en mirar al cielo desde mi balcón y beber vino!

¿Qué fase hay antes de la Luna llena?

Antes de la Luna llena está la Luna creciente convexa o creciente gibosa. Ya, pero ¿cómo se ve eso?

Uf, las fases de la luna… Siempre me lío. A ver:

• Luna nueva: No se ve, obviamente. ¡Como cuando se va la luz!
• Cuarto creciente: Parece una “D”, ¿no? La luna en C. Mmm… ¿Será por eso?
• Creciente convexa/gibosa: Casi llena, como una uña gorda iluminada a la derecha. ¿Gibosa? Suena a joroba.
• Luna llena: ¡La redonda total! Como una pizza. A veces me recuerda al queso…
• Menguante convexa/gibosa: Ahora la uña es a la izquierda. ¡Ojo, que mengua!
• Cuarto menguante: La “C” al revés. ¿Pero qué más da?
• Menguante: Un hilito de luz que desaparece.

A veces me pregunto si los antiguos se guiaban por la luna para todo. Y yo aquí, con el móvil. Igual debería mirar más al cielo. Este año me propongo observar la luna más a menudo, a ver si dejo de liarme. ¡Quizás hasta me compre un telescopio!

¿Cómo puedo identificar la fase de la Luna?

¡Ah, la Luna, esa coqueta que nos guiña el ojo desde arriba! Identificar sus fases es más fácil que convencer a mi gato de que el pepino no es una amenaza existencial.

Aquí tienes el truco, sin necesidad de trigonometría lunar (a menos que te guste, ¡quién soy yo para juzgar!):

• Nueva: La Luna se esconde, ¡juega al escondite! Digamos que está a 10-45 grados del Sol. ¡Ni la ves, está de fiesta en la otra punta!

• Creciente: Una uña de luz, un guiño que va en aumento. Está a 45-90 grados del Sol. ¡Como cuando te depilas las cejas y al fin ves la luz!

• Cuarto Creciente: Media Luna, perfecta para reflexionar a medias. 90-135 grados del Sol. ¡Ideal para indecisos!

• Gibosa Creciente: Casi llena, pero aún no del todo. 135-180 grados del Sol. ¡Como cuando estás a dieta pero te comes el postre a medias!

• Llena: ¡La diva! Redonda y brillante, lista para el drama. 180-225 grados del Sol. ¡Como yo cuando encuentro un chollo en rebajas!

• Gibosa Menguante: Después del subidón, toca bajar la intensidad. 225-270 grados del Sol. ¡Como el domingo por la tarde!

• Cuarto Menguante: La otra mitad, la cara B de la Luna. 270-315 grados del Sol. ¡Como mi lado gruñón por la mañana!

• Menguante: Cada vez menos, hasta desaparecer de nuevo. 315-360 grados del Sol. ¡Como mi paciencia con los atascos!

¿Y la fase lunar de tu nacimiento? ¡Hay calculadoras online! Sólo pon la fecha y listo. ¡Como si adivinaras mi edad, imposible!

Bonus Lunático:

• Las fases lunares influyen en las mareas, ¡culpemos a la Luna de la subida de los precios del pescado!
• Algunos dicen que la Luna afecta al crecimiento del pelo. Yo digo que mi peluquero es un mago, no la Luna.
• Si ves un halo alrededor de la Luna, ¡va a llover! O eso dice mi abuela, que también cree que los duendes esconden los calcetines.
• Este 2024, la Luna llena más cercana a la Tierra (superluna) será en septiembre. ¡Prepara la cámara!

¿Sabías que la Luna se aleja de la Tierra unos 3.8 centímetros por año? ¡A este paso, en unos billones de años la echaremos de menos!