¿Por qué Cerati le puso Lisa a su hija?

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Gustavo Cerati escogió el nombre Lisa para su hija asociándolo a la imagen de un pez en las profundidades, un nombre que le pareció adecuado y con potencial para una niña.

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El nombre de Lisa Cerati, hija del icónico músico argentino Gustavo Cerati, siempre ha despertado curiosidad. A diferencia de otros artistas que optan por nombres extravagantes o cargados de simbolismo evidente, la elección de “Lisa” parece sencilla, casi minimalista. Sin embargo, tras esa aparente simplicidad se esconde una poética conexión con el imaginario submarino tan presente en la obra de Cerati.

No existe una declaración pública y contundente del propio Gustavo explicando el origen del nombre. La versión más extendida, y la que ha trascendido a través de allegados y entrevistas a su ex-esposa, Cecilia Amenábar, apunta a una imagen vívida en la mente del músico: la de un pez, deslizándose con grácil serenidad en las profundidades del océano. “Lisa” resonaba en él con la fluidez y la belleza silenciosa de ese pez imaginario.

Es fascinante cómo esta imagen se conecta con la sensibilidad artística de Cerati. El océano, como metáfora de lo desconocido, lo profundo e incluso lo inconsciente, aparece recurrentemente en sus letras y en la atmósfera sonora de su música. Canciones como “Crimen”, con su “planeta de cristal”, o la etérea “Bocanada”, evocan paisajes subacuáticos, oníricos y misteriosos. “Lisa”, en ese contexto, se convierte en una habitante natural de ese universo creativo.

La elección del nombre, por lo tanto, no se reduce a una simple preferencia estética. Representa una proyección de la sensibilidad paterna, una intuición artística que buscaba para su hija un nombre que, como un pez en el océano, pudiera navegar con libertad y belleza en su propio camino. Un nombre que, sin ser ostentoso, llevara consigo la impronta poética de su padre. Un nombre, en definitiva, tan único y especial como la propia Lisa.