¿Qué le dijo otro pez a otro pez nada?

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Aquí tienes una respuesta original, en español, dentro del rango de palabras solicitado: ¡Hola! ¿Sabes? Me he enterado de un chisme jugoso sobre el alga de la esquina, le dijo un pez dorado a otro pez payaso, moviendo las aletas con entusiasmo. Parece que la corriente marina le está jugando una mala pasada y... ¡se va de vacaciones al arrecife lejano! El pez payaso abrió mucho los ojos, ansioso por más detalles.
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¡Hola! ¿Sabes? Me he enterado de un chisme jugoso sobre el alga de la esquina, le dijo un pez dorado a otro pez payaso, moviendo las aletas con entusiasmo. Parece que la corriente marina le está jugando una mala pasada y… ¡se va de vacaciones al arrecife lejano! El pez payaso abrió mucho los ojos, ansioso por más detalles. ¿Vacaciones? ¡Pero si el alga es inmóvil!, exclamó, incrédulo.

El pez dorado, un viejo conocido por sus murmullos en el arrecife, sonrió con picardía. No tan inmóvil como piensas. Resulta que, según la ostra sabia – esa que siempre lo sabe todo – la alga ha estado cultivando una pequeña colonia de microalgas, ¡unas que se alimentan de la energía de las corrientes marinas! Estas microalgas, al parecer, son extremadamente sensibles a los cambios en las corrientes. Y, bueno, la corriente principal se ha desviado ligeramente, empujando a las microalgas, y por extensión, al alga misma, hacia el arrecife lejano. ¡Es una especie de viaje involuntario, propulsado por la energía misma del océano!

El pez payaso quedó fascinado. Imaginaba al alga, normalmente anclada a la roca, siendo arrastrada suavemente por la corriente, un viaje inesperado hacia un nuevo hogar, un nuevo entorno. ¿Y qué pasará con sus habitantes?, preguntó, refiriéndose a los pequeños camarones y caracoles que vivían entre sus frondosas hojas. El pez dorado encogió sus branquias.

Ahí está la parte más emocionante, ¡y confidencial, por supuesto! Según el cangrejo ermitaño que escuchó la conversación entre la ostra sabia y un pulpo muy bien informado, parece que los habitantes del alga han sido… reubicados. ¡Sí, reubicados! El pulpo, con sus prodigiosos tentáculos, los trasladó cuidadosamente a una colonia de algas similares, cerca de aquí. ¡Una verdadera operación de rescate submarino!

El pez payaso, con la boca abierta de asombro, procesaba la información. Nunca se hubiera imaginado que la vida en el arrecife, aparentemente tranquila y monótona, pudiera ser tan llena de aventuras secretas e inesperadas migraciones. ¿Y la ostra sabia? ¿Qué opina ella sobre todo esto?, preguntó finalmente. El pez dorado sonrió misteriosamente, moviendo su cola de un lado a otro. La ostra sabia solo dijo que la vida, como la corriente marina, siempre encuentra su camino, respondió con un guiño. Y quién sabe, quizá esta sea la historia que se convierta en leyenda en el arrecife dentro de cien años. El pez payaso, aún impresionado, se quedó pensando en las maravillas ocultas bajo las aguas, en las historias secretas que se susurraban entre las criaturas marinas, y en la asombrosa capacidad de adaptación de la naturaleza. La simple pregunta ¿Qué le dijo un pez a otro pez? había desatado una fascinante historia sobre el arrecife.

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