¿Quién casi mata a Muzan Kibutsuji?

La Cicatriz del Sol: ¿Quién estuvo a punto de extinguir a Muzan Kibutsuji?

Muzan Kibutsuji, el demonio progenitor de incontables horrores y el principal antagonista de Demon Slayer, aparentaba una invulnerabilidad casi absoluta. Su larga vida, alimentada por la sangre humana y la manipulación astuta, forjó una leyenda de terror inquebrantable. Sin embargo, la historia registra un encuentro que estuvo a punto de borrarlo del mapa para siempre, un enfrentamiento que dejó una marca imborrable en su existencia y en el devenir del mundo: su encuentro con Yoriichi Tsugikuni.

No fue una simple batalla, sino una danza mortal entre la luz y las sombras, entre la pureza del sol y la oscuridad abisal de la noche. Yoriichi, el legendario espadachín, portador de la técnica suprema de la Respiración Solar, se enfrentó a Muzan con una fuerza y una determinación sin parangón. Las crónicas, fragmentarias y veladas en misterio, hablan de un combate brutal, de una lucha titánica que ensangrentó la tierra.

Lo que distingue a este encuentro de las innumerables batallas libradas contra Muzan no es solo la potencia desatada por Yoriichi, sino la precisión quirúrgica de su ataque. No se trata de simples heridas superficiales, sino de un golpe preciso y calculado, una ofensiva ejecutada con una maestría sobrehumana que se dirige al núcleo mismo de la existencia demoníaca de Muzan.

Utilizando la decimotercera postura de la Respiración Solar – una técnica de la que solo se tienen vagas descripciones, envuelta en el velo de la leyenda –, Yoriichi asestó un golpe que desgarró la anatomía interna de Muzan. No fue una simple herida; fue una destrucción masiva de sus órganos vitales, una evisceración casi completa que dejó a Muzan al borde del colapso. Su cuerpo, normalmente regenerativo, se encontró inmerso en una lucha desesperada contra la desintegración, una batalla contra el tiempo que solo la inmensa fuerza de su maldad pudo evitar que lo llevara a la aniquilación total.

La cicatriz que Yoriichi le infligió no fue solo física, sino existencial. El encuentro marcó para Muzan un punto de inflexión, un recordatorio constante de su propia vulnerabilidad, una prueba de que la oscuridad, por inmensa que sea, puede ser desafiada y casi derrotada. La cercanía a la muerte absoluta, la experiencia de la aniquilación casi completa, fue la única experiencia que marcó para siempre al demonio, modificando sus planes y estrategias durante siglos.

Por lo tanto, la respuesta a la pregunta de quién casi mató a Muzan Kibutsuji es inequívoca: Yoriichi Tsugikuni. Su legado, aún presente en las sombras, nos recuerda que incluso la oscuridad más profunda puede ser desafiada, y que la fuerza de la voluntad, combinada con una técnica incomparable, puede llegar a alcanzar lo que parece imposible. La cicatriz del sol, impresa en el alma y el cuerpo de Muzan, es un testimonio perdurable de este encuentro legendario.

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