¿Cuáles son los deberes de un padre con sus hijos?

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Los deberes parentales incluyen: crianza esmerada, hogar estable, alimentación adecuada y provisión de recursos necesarios para el desarrollo integral de los hijos hasta la mayoría de edad. Se trata de asegurar su bienestar físico y emocional.

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Vale, a ver, ¿cuáles son los deberes de un padre con sus hijos? Uf, pregunta difícil, ¿verdad? Pero a la vez, tan fundamental…

Para empezar, diría que la base de todo es la crianza esmerada. No hablo solo de cambiar pañales o darles de comer (que, obviamente, también), sino de estar presente, de escucharles de verdad. ¿Alguna vez te has parado a pensar en la diferencia entre oír a tu hijo y escucharlo? Es abismal.

Y luego, claro, un hogar estable. No me refiero a una casa enorme, con piscina y todas las comodidades. No, me refiero a un lugar donde se sientan seguros, queridos, donde sepan que pueden contar contigo pase lo que pase. Recuerdo que mi abuela siempre decía: “Más vale una choza con amor que un palacio con rencor”. Y vaya que tenía razón.

La alimentación adecuada es vital, sí. No solo para que crezcan sanos físicamente, sino también para que tengan la energía necesaria para explorar el mundo, para aprender, para ser ellos mismos. Me acuerdo de cuando mi hija era pequeña y se negaba a comer brócoli. ¡Qué batalla! Al final, lo que funcionó fue disfrazarlo de árbol y contarle historias de dinosaurios que comían árboles gigantes. Tonterías, quizás, pero que ayudaron un montón.

Y, por supuesto, la provisión de recursos necesarios para su desarrollo integral. Esto abarca desde la educación (libros, colegios, clases extraescolares si es posible…) hasta las oportunidades para explorar sus talentos y pasiones. ¿No te parece increíble cómo algunos niños tienen una facilidad innata para la música, para el deporte, para el arte? Es nuestro deber como padres ayudarles a descubrir y cultivar esas habilidades.

Pero, al final, creo que todo se resume en asegurar su bienestar físico y emocional hasta que sean capaces de volar solos. No se trata de sobreprotegerlos, ni de evitarles todos los problemas, sino de darles las herramientas para afrontarlos, para aprender de sus errores y para convertirse en adultos felices y responsables.

¿Fácil? Ni de lejos. ¿Vale la pena? Absolutamente.