¿Qué obligaciones tiene la madre?

Vale, vamos a darle un giro a esto, haciéndolo más cercano y desde el corazón. Aquí te va:

A ver, la pregunta del millón: ¿Qué obligaciones tiene la madre? Y claro, enseguida pensamos en “obligaciones”, una palabra que a veces suena tan fría, tan burocrática. Pero, ¿no es mucho más que eso? Sí, legalmente, se supone que…

Ambos padres, y esto es crucial, tenemos las mismas responsabilidades ante nuestros hijos. Es decir, no hay diferencias. Ambos estamos en el mismo barco. Y ese barco necesita, para navegar bien, un montón de cosas, ¿verdad?

• Alimentación: Esto es lo básico, lo primero que se nos viene a la cabeza. Y no hablo solo de darles de comer, sino de nutrirles, de enseñarles a comer sano, a disfrutar de la comida. Recuerdo cuando mi hijo pequeño era un desastre con el brócoli… ¡qué lucha! Pero al final, poco a poco, lo fue aceptando. ¿A quién no le ha pasado algo así?

• Vestuario: Más allá de la ropa, se trata de abrigarles, protegerles del frío, del calor. Pero también de enseñarles a vestirse solos, a elegir su ropa, a expresar su personalidad a través de lo que llevan puesto. Y a veces, confieso, me cuesta un poco no imponer mi gusto… ¿seré la única?

• Vivienda: Un hogar. Un lugar seguro, cálido, donde sentirse protegido, amado. Un espacio donde puedan ser ellos mismos, donde puedan jugar, reír, llorar, soñar. Un hogar lleno de recuerdos, ¿no?

• Asistencia médica: Desde las vacunas hasta las visitas al médico cuando se ponen malos. Y también, y esto es importante, enseñarles a cuidarse, a escuchar a su cuerpo, a saber cuándo necesitan ayuda. Recuerdo una vez que mi hija se puso malísima y yo entré en pánico… ¡menos mal que tenía un buen pediatra que me calmó!

• Educación: Y aquí no hablo solo del colegio. Hablo de enseñarles valores, de ayudarles a descubrir sus pasiones, de apoyarles en sus sueños. De leerles cuentos antes de dormir, de llevarles al museo, de responder a sus miles de preguntas… (¡que a veces no sé ni la respuesta!). ¿No es increíble ver cómo aprenden y crecen cada día?

• Cuidado y protección integral: Esto lo engloba todo. Amor, cariño, comprensión, paciencia… (¡mucha paciencia!). Protegerles de los peligros, pero también dejarles que se equivoquen, que aprendan de sus errores. Estar ahí para ellos, incondicionalmente. ¿No es ese el verdadero trabajo de un padre (o una madre)?

Al final, ¿no se trata de darles lo mejor de nosotros mismos? Y, aunque a veces nos equivoquemos, ¿no es ese el amor lo que realmente importa? No sé, quizás estoy idealizando un poco, pero así lo siento yo.

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