¿Cómo definimos las ondas?

¿Cómo definimos las ondas? ¡Ay, qué pregunta tan bonita, y a la vez tan… vasta! Me acuerdo cuando era pequeña, jugando en la playa, viendo cómo las olas rompían en la orilla, espuma blanca y rugido del mar… ¿Qué era eso, esa fuerza imparable, ese movimiento constante? ¿Una onda? Sí, claro que sí, pero… ¿qué significa eso realmente?

Una onda… Bueno, para mí, siempre ha sido energía en movimiento. Como esa vez que mi abuela me enseñó a tejer. La aguja subía y bajaba, creando una perturbación, una ondulación en el hilo. Esa onda, esa pequeña vibración en la lana, se iba trasladando, creando una bufanda, transfiriendo energía… mi abuela tejiendo, su tiempo, su cariño. Pero, ¿la lana misma se movía de un extremo a otro de la habitación? No, ¿verdad? La energía sí, pero no la materia. Eso es lo que creo que resume la cosa.

Se dice que si necesita un medio para propagarse, como el agua, o esa lana de mi abuela, se llama onda mecánica. Claro, la ola del mar necesita agua para existir, y mi lana, la aguja y las manos de mi abuela. Pero ¿y la luz? ¡Esa viaja incluso en el vacío del espacio! ¡Qué fascinante! Eso ya no es tan fácil de imaginar, ¿no? De repente, la simple idea de “onda” se vuelve más compleja. Hay que pensar en ondas electromagnéticas, en la radio, en… ¡la luz del sol! Y me quedo pensando en la inmensidad del universo, en todo lo que pasa entre estrellas.

Hay muchísimos estudios, claro. Científicos que se pasan años midiendo, observando, calculando… He leído que algo así como el 99% del universo está hecho de “energía oscura” y “materia oscura”. ¡Casi ni me lo creo! ¿Cómo se pueden definir ondas en algo tan… misterioso? Será para mentes mucho más brillantes que la mía… Pero, por ahora, me quedo con la imagen de la ola rompiendo en la playa, y la aguja tejiendo una bufanda cálida y llena de amor. Eso, para mí, son ondas.