¿Cómo escoger una carrera que te guste?

Uf, ¿escoger una carrera? A veces siento que es como elegir qué sabor de helado quieres para el resto de tu vida. ¿Fresa? ¿Chocolate? ¿Y si luego me arrepiento? Este artículo dice que siga estos pasos: identificar intereses, investigar carreras, bla, bla, bla… Suena tan… ¿frío? Como un manual de instrucciones.

A ver, la parte de “identifica tus intereses y habilidades” sí tiene sentido. Por ejemplo, a mí siempre me ha encantado dibujar. De pequeña, llenaba cuadernos enteros con garabatos, ¿quién lo iba a decir? Mis padres incluso guardan algunos, ¡qué vergüenza! Pero bueno, eso me hizo pensar en diseño gráfico, ilustración, ese tipo de cosas. ¿Investigar carreras afines? ¡Ahí es donde me pierdo! Son tantas… Diseño web, animación, arquitectura… ¡hasta diseño de videojuegos! ¿Cómo se supone que voy a saber cuál es la correcta?

Luego dice “analiza la demanda laboral”. Claro, es importante. No quiero acabar estudiando algo súper interesante para luego no encontrar trabajo. Leí por ahí que las carreras relacionadas con tecnología tienen mucha demanda. ¿Será cierto? Mi primo, el que estudió informática, siempre está con proyectos nuevos. Él me recomendó que hablara con profesionales (punto número 4), cosa que todavía no he hecho, lo admito. Me da un poco de cosa molestar a la gente, ¿no?

Las prácticas o voluntariado (punto 5) sí me parecen una buena idea. Es como probar el helado antes de pedir una bola entera, ¿no? El verano pasado ayudé en un estudio de diseño y, aunque solo hacía fotocopias y café, me di cuenta de que el ambiente me encantaba.

Proyectar el futuro (punto 6)… ¡Eso sí que me da vértigo! ¿Dónde me veo en 10 años? Ni idea. ¿Casada? ¿Con hijos? ¿Viajando por el mundo? Quizás trabajando en una gran agencia de publicidad, o tal vez con mi propio estudio… ¡quién sabe!

Y bueno, la oferta académica (punto 7), los tests vocacionales (punto 8)… Todo eso está bien, pero creo que lo más importante, como dice al final, es el autoconocimiento. Conocerse a uno mismo. ¿Qué me gusta de verdad? ¿Qué se me da bien? ¿Qué me hace feliz? Y la planificación, sí, también. Pero no una planificación rígida, sino más bien una guía, ¿no creen? Algo que me ayude a navegar por este mar de dudas y, con suerte, encontrar mi propio sabor de helado… aunque sea combinado.

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