¿Cómo funcionan los indicadores de color?

¿Cómo funcionan esos indicadores de color, eh? ¡Es alucinante! De verdad, me sigue dejando boquiabierto. Recuerdo una vez en el laboratorio de química de la uni, estaba haciendo un experimento… creo que era con fenolftaleína, si no me falla la memoria… y vi cómo ese líquido incoloro se volvía fucsia intenso al añadirle una gota de lejía. ¡Pum! ¡Magia pura! Como si una pequeña molécula, una simple molécula, ¡pudiera ser tan… expresiva!

Es que, ¿te paras a pensarlo? Un simple cambio de color, algo que vemos con nuestros propios ojos, nos revela la acidez o basicidad de algo. Es como una especie de… secreto que la naturaleza nos susurra al oído. Casi un código secreto, ¿verdad? Como si nos dijera: “Oye, aquí hay muchos protones sueltos” o “Mira, hay una alcalinidad brutal, ¡cuidado!”.

Y es que, en realidad, todo se resume en la estructura de esas moléculas, ¿no? Se pegan, se despegan, se retuercen… según el pH, claro. Se me hace increíble que algo tan pequeño pueda cambiar tanto. Es como una orquesta microscópica, donde cada átomo es un instrumento, y el cambio de color, la melodía final. Un 70% del agua que bebemos es ligeramente ácida, ¿sabías? Y eso lo podemos comprobar con indicadores, ¡qué pasada! A veces pienso que este mundo está lleno de pequeños milagros que pasamos por alto. Ese cambio de color… es uno de esos milagros.