¿Cómo saber hacia dónde va el sol?

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La rotación terrestre, de oeste a este, determina la trayectoria aparente del sol. Por ello, a diario, observamos su salida por el este y su puesta por el oeste, un fenómeno consistente en ambos hemisferios.

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Descifrando el camino del sol: más allá del este y el oeste

Sabemos que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Esta verdad fundamental, grabada en nuestro conocimiento colectivo, se debe a la rotación de la Tierra sobre su propio eje, de oeste a este. Sin embargo, esta explicación simplificada oculta una dinámica celeste más compleja e interesante, que varía sutilmente a lo largo del año y según nuestra ubicación en el planeta. Entender estas variaciones nos permite no solo apreciar la danza cósmica entre la Tierra y el Sol, sino también orientarnos con mayor precisión utilizando nuestro astro rey como guía.

Si bien la regla general del este y el oeste es válida, la posición exacta de la salida y la puesta del sol cambia diariamente. Esto se debe a la inclinación del eje terrestre de aproximadamente 23.5 grados respecto a su plano orbital. Esta inclinación es la responsable de las estaciones y también influye en la trayectoria aparente del sol en el cielo.

Durante los equinoccios de primavera y otoño, el sol sale exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste en todos los lugares de la Tierra. Estos son los únicos dos días del año donde la regla general se cumple a la perfección.

En el hemisferio norte, durante el verano, el sol sale al noreste y se pone al noroeste, alcanzando una mayor altura en el cielo al mediodía. Esto se traduce en días más largos y noches más cortas. En invierno, la situación se invierte: el sol sale al sureste y se pone al suroeste, describiendo un arco más bajo en el cielo, resultando en días cortos y noches largas.

En el hemisferio sur, la situación es opuesta. Durante el verano austral, el sol sale al sureste y se pone al suroeste, mientras que en invierno sale al noreste y se pone al noroeste.

Más allá de la brújula, podemos utilizar la observación de la naturaleza para determinar la trayectoria del sol. La sombra proyectada por un objeto vertical, como un poste o un árbol, nos indica la dirección opuesta al sol. Observando el desplazamiento de la sombra a lo largo del día, podemos inferir la trayectoria solar. En la mañana, la sombra apuntará hacia el oeste, al mediodía estará hacia el norte (en el hemisferio norte) o hacia el sur (en el hemisferio sur), y en la tarde apuntará hacia el este.

Además, existen aplicaciones móviles y sitios web que proporcionan información precisa sobre la hora de salida y puesta del sol, así como la trayectoria solar para cualquier ubicación geográfica. Estas herramientas son especialmente útiles para fotógrafos, astrónomos aficionados y cualquier persona interesada en comprender mejor la relación entre la Tierra y el sol.

En conclusión, aunque el sol “sale por el este y se pone por el oeste”, la realidad es mucho más matizada. Al comprender la influencia de la inclinación del eje terrestre y nuestra ubicación geográfica, podemos apreciar la compleja coreografía celestial y utilizar al sol como una herramienta de orientación más precisa y completa.