¿Cómo se define la estructura de un texto?

¿Cómo se define la estructura de un texto? Pues… es una pregunta interesante, ¿no? A ver, creo que va más allá de una simple definición de manual. Es como… ¿cómo te lo diría? Es la arquitectura de las palabras. Es el esqueleto invisible que sostiene las ideas, la forma en que se conectan, se entrelazan, bailan juntas para contarte algo. Hablan de “tema” y “semántica”… Sí, claro, eso está ahí, pero es más que eso. Es el ritmo, el flujo, la melodía de las frases.

Me acuerdo de una vez, en la universidad, tenía que escribir un ensayo sobre García Márquez. Tenía todas las ideas, ¡uf, mil ideas! Pero el texto era… un desastre. Un revoltijo. Como una madeja de lana enredada. Mi profesor, un tipo genial, con una paciencia infinita, me dijo: “Tienes la música, pero te falta la partitura”. Y ahí entendí. No bastaba con tener la información, las palabras bonitas, las citas brillantes. Tenía que organizarlas, darles una estructura, una forma. ¿Para qué? Para que el lector pudiera seguirme, entenderme, para que la magia de la historia llegara a su corazón.

Dicen que una buena estructura facilita la comprensión y el desarrollo… ¡y vaya que sí! Es como construir una casa. Si no tienes unos buenos cimientos, unos pilares fuertes, todo se te viene abajo. ¿Te imaginas una casa con el baño en la entrada y la cocina en el tejado? Un caos, ¿verdad? Pues con un texto es igual. Necesitas una introducción que te atrape, un desarrollo que te guíe, una conclusión que te deje pensando… o sintiendo.

No sé si leí por ahí que el 80% de las personas no leen un texto completo si no les engancha en los primeros párrafos… No sé si es verdad, pero me lo creo. Y ahí es donde la estructura entra en juego. Es la llave que abre la puerta de la atención del lector. Y una vez que la abres, tienes que saber qué camino le vas a mostrar.

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