¿Cómo se formula una oración?

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¡Uf, qué lata la formulación de oraciones a veces! Para mí, lo esencial es que exista un protagonista (el sujeto) que haga algo (el verbo). Me frustra un poco cuando las oraciones son enredadas y no se entiende bien quién hace qué. Simplificar a Sujeto-Verbo me parece un buen punto de partida, pero creo que el alma de una oración está en cómo le agregamos color con los complementos. ¡Ahí es donde la cosa se pone interesante!

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¿Cómo se formula una oración? ¡Ay, a ver…! A veces es un rollo, ¿no? Yo, personalmente, lo veo así: tiene que haber alguien que haga algo. O sea, ¿quién es el protagonista de la historia? Ese es el sujeto. ¿Y qué hace? Eso es el verbo. Ya está. Sujeto + Verbo. Fácil, ¿verdad? Bueno, a veces no tanto. Me desespera cuando leo frases larguísimas, todas enredadas como un plato de espaguetis, y no entiendo ni papa de quién hace qué. Me dan ganas de gritar: “¡Al grano!”. Sujeto-Verbo, para empezar, está bien. Pero… ¿y la chispa? ¿Dónde está la magia? Para mí, lo que le da vida a una oración son los complementos. ¡Los detalles! Como cuando cuentas una anécdota y dices, no sé, “…con mi abuela, en aquel pueblito perdido de la mano de Dios, comiendo un helado de fresa gigante…”. ¿Ves? El sujeto soy yo, el verbo es “comer”, pero lo que te hace visualizar la escena, lo que te hace sentir el calor del verano y el sabor del helado, son los complementos. ¡Ahí está la gracia! Es como pintar un cuadro, ¿no? Empiezas con un boceto simple y luego le vas añadiendo color, textura, profundidad… Igualito con las oraciones. Si te quedas solo con el Sujeto-Verbo, es como un dibujo sin pintar, soso, sin vida. Recuerdo una vez que escribí un cuento para un concurso. Estaba obsesionada con que las frases fueran perfectas, gramaticalmente impecables. Y me salió un tostón. Mi profesora me dijo: “Tiene buena estructura, pero le falta alma”. Y tenía razón. Me había olvidado de los detalles, de las emociones, de la vida. A veces leo que hay estudios que demuestran que las frases cortas son más efectivas… no sé, a lo mejor. Pero a mí me gusta jugar con los ritmos, unas cortas, otras largas, como las olas del mar. Lo importante, creo yo, es que se entienda, que transmita algo, que emocione. ¿O no?