¿Cómo se llaman los colores luz?

La Magia Tricolor de la Luz: Un Mundo Más Allá del Arcoíris

A menudo, cuando pensamos en colores, visualizamos pigmentos, pinturas, la tinta de un rotulador. Pero la luz, la esencia misma que nos permite percibir esos colores, funciona de una manera fascinante y diferente. Olvidemos por un momento los lápices de colores y adentrémonos en el universo de los colores luz, donde las reglas cambian y la mezcla se convierte en suma, no en sustracción.

¿Cómo denominamos a estos colores que iluminan nuestro mundo? Simplemente, colores luz. Su comportamiento, sin embargo, es cualquier cosa menos simple. A diferencia de los pigmentos, que absorben la luz, los colores luz se basan en la emisión de la misma. Y en este reino luminoso, los protagonistas indiscutibles son los colores primarios: rojo, verde y azul (RGB), las siglas en inglés que los representan. Estos tres mosqueteros de la luz son la base fundamental a partir de la cual se construye todo el espectro visible.

Imaginemos un escenario oscuro. Encendemos una luz roja, luego una verde y, finalmente, una azul. Superponiendo estos haces de luz, como si fueran los ingredientes de una receta mágica, se produce un fenómeno sorprendente: la aparición de nuevos colores. Esta combinación aditiva es la clave para comprender el universo de la luz.

¿Y qué ocurre cuando combinamos los tres primarios en su máxima intensidad? La respuesta es pura luminosidad: el blanco. El blanco, en el mundo de la luz, representa la suma total, la plenitud cromática. Por otro lado, la oscuridad, el negro, no es un color en sí mismo, sino la ausencia total de luz, el lienzo en blanco sobre el que se pinta el espectáculo luminoso.

Pero la magia no termina ahí. De la unión de dos primarios surgen los colores luz secundarios: la fusión del rojo y el verde da lugar al amarillo, la del verde y el azul crea el cian, y la combinación del rojo y el azul nos regala el magenta. Estos secundarios, a su vez, pueden mezclarse con los primarios para generar una infinidad de tonalidades y matices, creando la rica paleta de colores que percibimos a nuestro alrededor.

Así pues, la próxima vez que admiremos un atardecer vibrante o la pantalla de nuestro dispositivo, recordemos que estamos presenciando la danza mágica de los colores luz, un ballet de fotones rojos, verdes y azules que, en su interacción, nos revelan la belleza y complejidad del mundo visible.