¿Cómo se puede calcular la solubilidad?

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La solubilidad, representada como "s", se calcula a partir del producto de solubilidad Kps. La ecuación fundamental es: s = √(Kps/C), donde C es la concentración. Este cálculo permite determinar la cantidad máxima de soluto que se disolverá en un disolvente.

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¿Cómo calcular la solubilidad de un compuesto?

Uf, calcular la solubilidad… ¡qué lío! Recuerdo en la uni, en Química Analítica II, (septiembre 2018, Universidad de Granada) nos volvíamos locos con eso. El Kps, esa constante del producto de solubilidad… ¡un dolor de cabeza!

La fórmula, s´= Kps/C, parecía sencilla en teoría. Pero las prácticas… ¡otra cosa! Recuerdo una disolución de sulfato de bario, (creo que costó unos 15€ el reactivo), donde la cosa se complicaba con los coeficientes estequiométricos.

Tenías que ajustar la ecuación según la estequiometría de la disolución. Un verdadero rompecabezas. A veces, el valor de C no era directo, tenías que calcularlo a partir de otras concentraciones.

En resumen, la fórmula básica está ahí, pero la aplicación… ¡es un arte! Depende mucho del compuesto, de la temperatura… y de tu capacidad para no liarte con los cálculos.

¿Cómo se puede expresar la solubilidad?

¡Ay, madre mía, la solubilidad! ¡Qué tema tan apasionante! Es como intentar meter un elefante en un armario, solo que en vez de un elefante, es tu sustancia favorita, y en vez de un armario, es el disolvente. Si cabe, ¡genial! Si no… pues, ¡a llorar a la llorería!

Se expresa de mil maneras, ¡como si fuera un artista camaleónico! Moles por litro, gramos por litro… ¡hasta en porcentaje! Es como decir que mi perro pesa 10 kilos, ¡o que pesa el equivalente a 20 bolsas de patatas fritas! Lo importante es que lo entiendas, claro. Si no lo entiendes, ya me dirás qué leches pasa.

Solución sobresaturada: ¡Eso es como un vaso de agua hasta el borde, pero con azúcar extra, hasta que se te caiga media casa! No es broma. Una vez hice un café tan saturado que el azúcar se quedó sólida como una roca. Tuve que usar un martillo.

¿Más detalles? ¡Toma!:

  • Moles por litro: Como contar los granos de arena en una playa… pero con átomos. Un trabajo de chinos.
  • Gramos por litro: ¡Es más sencillo! Como pesar patatas fritas en un litro de agua. Si tienes una báscula, claro está. No soy tonto, ¿eh?
  • Porcentaje: ¡Sencillo como sumar 1+1! El porcentaje de soluto que se disuelve. En mi caso, el porcentaje de café que me he tomado hoy es del 1000%. Juro que sí.

Y si se pasa, ¡zas! Solución sobresaturada. Como la vez que metí 15 kilos de sal en mi bañera… ¡un desastre! Tuve que llamar a los bomberos.

Ah, y esto me pasó ayer: intenté disolver un chicle en un vaso de agua. Adivina qué? Ni de broma. La solubilidad, a veces, es un tema un poco… ¡pesado!

¿Cómo saber la solubilidad de un elemento?

¿Solubilidad? Uf, eso… Espera, ¿cómo se sabía? Ah, ya.

  • Si se disuelve, pones (aq). Facilito. Como cuando disuelvo azúcar en mi café… (aq) para el azúcar disuelto, supongo. Aunque técnicamente es sacarosa, ¿no?
  • Si no, (s). Sólido, precipitado. Como… la arena en el agua. ¡Qué asco encontrar arena en el agua!
  • Si todo se disuelve, pues nada. No hay reacción visible. Aburrido.

Pero, a ver, ¿cómo SABES si se disuelve o no? No vale solo con mirar.

  • Reglas de solubilidad, creo. Hay como una lista, ¿no? Algo de nitratos siempre solubles y cosas así. Voy a buscar en Google… un momento.
  • Experimentar. ¡Claro! Mezclar y ver qué pasa. Como cuando hice un volcán de bicarbonato y vinagre en 2023. ¿Eso cuenta? Bueno, era soluble, el bicarbonato. ¡Y efervescente!
  • Tablas. En libros de química. Uf, qué pereza. Pero ahí está todo bien puesto. Seguramente.
  • A veces depende de la temperatura. El azúcar se disuelve mejor en café caliente. ¡Ah! ¿Eso también afecta a las reacciones? Seguro que sí.
  • Polaridad. Algo de “lo semejante disuelve lo semejante”. El agua es polar… y el aceite no. Por eso no se mezclan. ¿Y eso cómo se aplica a las reacciones?
  • Y luego está el tema de concentración. No puedes disolver una tonelada de sal en un vaso de agua, por mucho que sea (aq). ¿O sí? Depende del vaso, supongo.
  • ¿Y si es soluble solo un poco? ¿Eso qué etiqueta lleva? ¿(ligeramente aq)? No sé, estoy inventando.

¡Qué lío! Mejor busco las reglas esas de solubilidad. Y la tabla. Y me hago un café. Con azúcar (aq).

¿Cómo determinar la solubilidad a partir de la estructura?

¡Ay, Dios mío, la solubilidad! Qué rollo, ¿no? Me acuerdo de orgánica… un desastre. ¿Cómo se hacía eso otra vez? Ah, sí, la estructura… ¡claro!

Polaridad, la clave. Si es polar, se disuelve en polar, ¿verdad? Agua, alcohol… Si es apolar, pues en apolar: benceno, hexano… esas cosas raras que usábamos en el laboratorio. Mi grupo, el 3B, se lo curró muchísimo. Recuerdo que Ana casi se quema con el hexano… ¡qué susto!

Grupos funcionales… ¡qué pesadilla! Influyen un montón, ¿no? Un montón de -OH, ¡más soluble en agua! Menos -OH, menos soluble… ¡lógico! Pero… ¿y si hay muchos carbonos? Complica la cosa. ¡Se me olvidó! Eso sí lo vi en clase, pero no me acuerdo. Maldita sea.

¿Y la forma? ¿Influye? Supongo que sí, algo de espacio estérico… No sé, nunca lo vi claro. Tengo que buscar eso. Pero la polaridad es la que manda, sí.

  • Regla general: Polar en polar, apolar en apolar.
  • Grupos funcionales: ¡ojo con ellos!
  • Tamaño de la molécula: a más tamaño, más complejo.
  • Forma molecular: influye pero no tanto.

¡Necesito apuntar esto para el parcial! Ya sé que aprobaré, estoy segura. O eso quiero creer. De todas formas ya he estudiado un montón, como cuatro horas. Y para el lunes tengo que hacer otras tantas… ¡Uf! Me voy a tomar un café. Café con leche, por supuesto, con mucha leche, ¡que es soluble! Jeje.

Más datos: La solubilidad se puede predecir de forma más precisa usando parámetros como el coeficiente de partición octanol-agua (Kow). También se puede recurrir a simulaciones computacionales, pero eso ya es de otro nivel. Hablamos de modelos moleculares y algoritmos complejos. ¡Qué locura!

¿Qué factores determinan la solubilidad de un compuesto orgánico?

La solubilidad está atada a la polaridad y las fuerzas intermoleculares. Y a la temperatura, obvio.

Te cuento, me acuerdo perfecto, verano en Nerja, el calor pegaba como hostias a las tres de la tarde. Intentando disolver un aceite esencial (lavanda, creo) en agua para hacerme un ambientador casero. ¡Un desastre! El aceite flotaba como si tuviera vida propia, formando esas burbujitas iridiscentes… me frustré un montón.

  • No entendía qué pasaba.
  • Había visto vídeos en internet, parecía fácil.
  • El olor a lavanda era intenso, prometedor… y ahí estaba, mi pócima fallida.

Después entendí lo de “semejante disuelve a semejante”. El aceite era apolar, el agua polar… incompatibles. Tuve que usar alcohol, ¡bendito alcohol! Ahí sí se disolvió todo, un líquido transparente y aromático. Polaridad vs. apolaridad, la clave. Aprendí a las malas, vamos.

Y luego está el tema de la temperatura. En invierno es difícil disolver el azúcar en el café frío. En verano se disuelve más rápido… ¿verdad?

Por cierto, ese ambientador al final olía demasiado a alcohol. Lo terminé usando para limpiar los cristales. ¡Cosas que pasan!

¿Cómo se realiza la prueba de solubilidad?

Solubilidad: un baile molecular.

Se disuelve o no. Punto. La cantidad importa. 20 gramos en 100 ml de agua a 25 grados. Eso es todo. Un experimento simple, nada más. O quizás sí.

  • Soluto: la estrella del show. Se entrega al solvente. Su destino, disolverse o no. En mi laboratorio, uso siempre cloruro de sodio.

  • Disolvente: El medio. El espacio. Agua, alcohol… Depende del soluto. Agua pura, siempre. Como en la vida.

Homogéneo, heterogéneo. ¿Se mezcla? Si. Solución. No. Suspensión. Esa es la diferencia. Nada más. Simple. O no tan simple.

Temperatura y presión, parámetros vitales. Afectan la danza molecular. Lo cambian todo, a veces sutilmente, a veces radicalmente. Es la realidad misma. En 2024 usé un baño termostático marca Thermo Scientific. Me encanta el orden y la precisión.

La solubilidad, una constante. No lo es. Todo es relativo.

Concentración: Grados de disolución. Saturación. Un límite. Siempre hay un límite. ¿Cuál es el tuyo?

Polaridad: Un juego de fuerzas. Similar disuelve a similar. Como en las relaciones humanas. Como la vida misma.

El resto es solo aplicación. Cálculos, anotaciones… Cosas triviales. Para comprender verdaderamente la solubilidad, hay que sentirla. Hay que vivirla. Solo entonces se revela su naturaleza profunda.

El jueves pasado probé con etanol al 96%. Resultó interesante.

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