¿Cuál es la actitud del niño en la etapa fálica?

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En la etapa fálica, el niño experimenta placer sexual al tocarse los genitales. Este complejo de Edipo implica que el niño siente deseo por el progenitor del sexo opuesto y rivalidad hacia el del mismo sexo.

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La actitud del niño en la etapa fálica, comprendida aproximadamente entre los 3 y los 6 años según la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, se caracteriza por una intensa exploración y descubrimiento de su propio cuerpo, particularmente de sus genitales. Esta exploración, lejos de ser vista con la moralidad adulta, es una manifestación natural de la libido, la energía psíquica que busca placer. El niño encuentra satisfacción en la autoestimulación, lo que Freud denominó fase fálica debido a la centralidad del falo (pene) como símbolo de poder y placer, tanto para niños como para niñas.

Es importante destacar que esta “centralidad del falo” no se refiere a una preponderancia anatómica, sino a su significado simbólico dentro del desarrollo psicosexual. Para las niñas, la ausencia del falo puede generar lo que Freud denominó “envidia del pene”, una sensación de falta o incompletitud que, según su teoría, influiría en la formación de la identidad femenina. No obstante, esta perspectiva ha sido ampliamente criticada y revisada en la actualidad, considerándose obsoleta y con un marcado sesgo androcéntrico.

En esta etapa, además, emerge el complejo de Edipo. El niño desarrolla un deseo inconsciente hacia el progenitor del sexo opuesto (en el caso del niño, hacia la madre) y percibe al progenitor del mismo sexo (el padre) como un rival. Esta rivalidad genera ambivalencia: admiración y temor hacia el padre, junto con el deseo de poseer a la madre. La resolución del complejo de Edipo, según Freud, es crucial para el desarrollo de la personalidad. El niño, ante el temor a la castración simbólica (pérdida del amor del padre), reprime sus deseos incestuosos y se identifica con el progenitor del mismo sexo, asimilando sus valores y normas, lo que contribuye a la formación del superyó.

En el caso de las niñas, el complejo de Electra, análogo al de Edipo, se desarrolla con la madre como objeto de deseo y el padre como rival. La resolución de este complejo, según la teoría freudiana, lleva a la niña a identificarse con la madre y a aceptar su rol de género.

Es fundamental entender que la teoría freudiana del desarrollo psicosexual, incluyendo la etapa fálica, ha sido objeto de debate y revisión a lo largo del tiempo. Si bien su influencia en la comprensión de la infancia es innegable, muchos de sus postulados se consideran hoy simplistas, poco fundamentados empíricamente y con una perspectiva de género cuestionable. No obstante, el concepto de la etapa fálica, reinterpretado desde una perspectiva contemporánea, nos permite entender la importancia de la exploración corporal y la construcción de la identidad en la primera infancia, siempre desde una óptica libre de prejuicios y con respeto al desarrollo individual de cada niño.

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