¿Cuáles son las 4 capas de la Tierra?

9 ver
La Tierra se compone de cuatro capas principales: un núcleo interno sólido, un núcleo externo líquido, un manto viscoso y una corteza rocosa. El núcleo interno es predominantemente hierro, mientras que el externo añade níquel y otros elementos. El manto, la capa más gruesa, se divide en manto superior e inferior. La corteza, la capa más externa, sustenta la vida.
Comentarios 0 gustos

La Tierra, nuestro hogar, es mucho más que la superficie que habitamos. Bajo nuestros pies se extiende un complejo entramado de capas, cada una con características únicas que contribuyen a la dinámica del planeta y a la vida tal como la conocemos. Podemos dividir la estructura terrestre en cuatro capas principales, como las capas de una cebolla, cada una envolviendo a la siguiente: el núcleo interno, el núcleo externo, el manto y la corteza.

En el corazón de nuestro planeta, a una profundidad de aproximadamente 5.150 kilómetros, encontramos el núcleo interno. A pesar de las altísimas temperaturas, que se estiman entre 5.000 y 6.000 grados Celsius, la inmensa presión a esta profundidad mantiene el núcleo interno en estado sólido. Su composición es predominantemente hierro, con una pequeña presencia de níquel. Este núcleo sólido, del tamaño de la Luna, rota a una velocidad ligeramente superior a la del resto del planeta, generando el campo magnético terrestre que nos protege de la radiación solar.

Rodeando al núcleo interno, se encuentra el núcleo externo, una capa líquida compuesta principalmente de hierro y níquel, con trazas de otros elementos como azufre y oxígeno. Esta capa, que se extiende desde los 2.900 hasta los 5.150 kilómetros de profundidad, también experimenta temperaturas extremas, entre 4.000 y 5.000 grados Celsius. El movimiento del hierro líquido en el núcleo externo, generado por las corrientes de convección y la rotación terrestre, es el motor principal del campo magnético.

La capa más gruesa de la Tierra es el manto, que se extiende desde la base de la corteza hasta una profundidad de 2.900 kilómetros. Compuesto por rocas silicatadas ricas en magnesio y hierro, el manto se subdivide en dos regiones: el manto superior y el manto inferior. El manto superior, más frío y frágil, junto con la corteza, forma la litosfera. Debajo del manto superior se encuentra el manto inferior, más denso y caliente, donde las rocas, aunque sólidas, se comportan de manera viscosa, fluyendo lentamente a lo largo de escalas de tiempo geológicas. Esta lenta convección en el manto es la fuerza impulsora del movimiento de las placas tectónicas.

Finalmente, llegamos a la corteza, la capa más externa y delgada de la Tierra, donde se desarrolla la vida. Su espesor varía entre 5 y 70 kilómetros, siendo más delgada bajo los océanos y más gruesa bajo los continentes. La corteza está compuesta por rocas relativamente ligeras, ricas en silicatos de aluminio, calcio, sodio y potasio. Esta capa, fragmentada en placas tectónicas que interactúan entre sí, es un escenario dinámico donde se producen fenómenos como terremotos, erupciones volcánicas y la formación de montañas. Es en esta frágil capa donde se dan las condiciones necesarias para la existencia de la vida tal como la conocemos, un verdadero oasis en la inmensidad del cosmos.