¿Cuáles son las cualidades para un niño?

Ay, ¿qué cualidades hacen a un niño… increíble? Uf, ¡menuda pregunta! A ver, para mí, un niño que te llena el alma no tiene que ser el más listo de la clase ni el que saca dieces en todo. No, no va por ahí.

Lo que de verdad me toca la fibra es la honestidad, ¿sabes? Esa mirada limpia, esa franqueza que a veces hasta te hace reír por lo directa que es. ¿No os ha pasado que vuestro hijo os suelta algo sin filtro y os quedáis pensando “Madre mía, qué verdad más grande”?

Y luego, un corazón protector… ¡ay, eso me derrite! Verles preocupados por los demás, por si el amigo está triste, por el perrito que se ha hecho daño… Me acuerdo una vez que mi hijo pequeño vio a un niño llorando en el parque y, sin pensárselo dos veces, fue a darle un abrazo. ¿Acaso hay algo más puro que eso?

La lealtad y la capacidad de cooperar también son importantísimas, ¿no creéis? Para construir relaciones de verdad, de esas que te duran toda la vida. Al final, todos necesitamos a alguien que nos apoye y en quien confiar, ¿verdad?

Y la resiliencia… ¡ah, la resiliencia! Esa capacidad de levantarse después de caerse. Porque, vamos a ser sinceros, la vida da muchos golpes. No siempre las cosas salen como queremos. Pero saber afrontar las dificultades, aprender de los errores… ¡eso es fundamental! ¿Cuántas veces hemos visto a nuestros hijos frustrados porque algo no les sale bien a la primera? Pues ahí es donde tenemos que estar, para animarles a seguir intentándolo y para enseñarles que el fracaso no es el fin del mundo.

Un niño trabajador e independiente, por último, tendrá las herramientas para labrarse su propio camino. Y no me refiero a que tenga que ser un genio de los negocios, sino a que sepa valerse por sí mismo, a que tenga la confianza necesaria para tomar sus propias decisiones y a que no tenga miedo de perseguir sus sueños. ¿No es eso lo que todos queremos para nuestros hijos? Que sean felices y que vivan una vida plena.

En fin, creo que me he extendido un poco, pero es que este tema me apasiona. Al final, la clave está en criar niños que sean buenas personas, que tengan valores sólidos y que se sientan seguros de sí mismos. ¿No os parece?