¿Qué decirle a un adolescente para motivar?
Más allá del “Bien hecho”: Motivando a tu adolescente con el reconocimiento del esfuerzo
La adolescencia, un torbellino hormonal y de cambios identitarios, suele presentarse como un desafío para padres, educadores y, por supuesto, para los propios jóvenes. Motivación es la palabra clave en esta etapa, pero ¿cómo motivar a un adolescente sin caer en clichés o en una presión contraproducente? La respuesta, más sencilla de lo que parece, se centra en el reconocimiento del esfuerzo, no solo del resultado.
Olvidémonos por un momento de los “¡Bien hecho!” genéricos, que, aunque bien intencionados, pueden resultar vacíos y superficiales. Un adolescente que lucha por aprobar matemáticas, por ejemplo, no se sentirá motivado con un simple “Bien hecho” si su nota apenas supera el aprobado. Su esfuerzo, su dedicación a las largas horas de estudio, su perseverancia ante la dificultad, son los aspectos que verdaderamente merecen ser reconocidos.
Un elogio sincero, centrado en el proceso, genera un impacto mucho mayor. En lugar de centrarse en el resultado, focalicemos la atención en el trabajo realizado. Ejemplos concretos:
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“He visto lo mucho que te has esforzado en entender este tema de matemáticas, la dedicación que le has puesto a resolver esos problemas es admirable. Se nota que has dedicado tiempo y concentración.” Este tipo de elogio valora la acción, el proceso de aprendizaje, y genera una sensación de logro personal más profunda que un simple “buena nota”.
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“Me impresiona la perseverancia que has mostrado al practicar el piano. Sé que no ha sido fácil, pero has logrado mejorar notablemente tu técnica. Tu constancia es digna de admirar.” Aquí se resalta la constancia, la superación de obstáculos, elementos cruciales para la motivación intrínseca.
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“Te felicito por la forma en que has abordado ese proyecto. La organización, la investigación y la presentación final demuestran un gran esfuerzo y una planificación meticulosa.” Se destaca la planificación, la organización y la ejecución del proyecto, elementos que contribuyen al éxito, independientemente del resultado final.
La clave reside en ser específico. Evitar generalidades y detallar los aspectos concretos que nos han impresionado. Esto demuestra un interés genuino en su desarrollo y un reconocimiento de su dedicación personal. Un adolescente necesita sentir que su esfuerzo es valorado, que su trabajo duro no pasa desapercibido.
Por último, recordemos que la motivación no es algo que se impone, sino que se fomenta. Escuchar activamente sus preocupaciones, sus desafíos y sus logros, crear un ambiente de apoyo y confianza, y celebrar sus pequeños triunfos, contribuirá a construir una autoestima sólida y a alimentar su motivación para seguir adelante. El reconocimiento del esfuerzo es el primer paso para cultivar una relación saludable y un camino hacia el éxito, entendiendo el éxito como un proceso de aprendizaje y superación personal.
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