¿Qué es la coordinación según diferentes autores?
La coordinación, según ciertos autores en 2009, se entiende como la interrelación espacial y temporal entre las partes del cuerpo al ejecutar una actividad específica. Implica la sincronización y armonización de movimientos para lograr un objetivo motor con eficiencia y precisión.
Más Allá de la Sincronización: Una Mirada Multifacética a la Coordinación Motriz
La coordinación motriz, un concepto aparentemente simple, se revela como un proceso complejo y multidimensional al ser analizado a través de las diferentes perspectivas teóricas. Si bien la definición proporcionada –la interrelación espacial y temporal entre las partes del cuerpo al ejecutar una actividad específica, implicando sincronización y armonización para lograr un objetivo motor con eficiencia y precisión (autores, 2009)– ofrece una base sólida, explorar las contribuciones de diversos autores enriquece nuestra comprensión de este fenómeno fundamental en la ejecución del movimiento humano.
La limitación de la definición de 2009 radica en su enfoque predominantemente mecánico. Si bien la sincronización y la precisión son cruciales, la coordinación trasciende la mera eficiencia biomecánica. Autores como Schmidt y Lee (1999), por ejemplo, introducen el concepto de “programa motor”, un plan preestructurado que define los parámetros del movimiento, pero que también se adapta y modifica en función del contexto y la retroalimentación sensorial. Esta perspectiva resalta la componente cognitiva de la coordinación, ya que implica la planificación, selección y ejecución de secuencias motoras complejas.
Desde una perspectiva ecológica, Gibson (1979) enfatiza la interacción entre el individuo y el entorno. Para Gibson, la coordinación no es un proceso interno aislado, sino una propiedad emergente de la interacción dinámica entre el actor y las oportunidades de acción que ofrece el medio ambiente. Esto significa que la coordinación no se define únicamente por la eficiencia interna, sino por la capacidad de adaptar el movimiento a las demandas específicas del contexto, considerando variables como la superficie, la gravedad o la presencia de otros objetos.
Otro enfoque interesante proviene de la neurociencia, donde autores como Bernstein (1967), pionero en el estudio de la biomecánica del movimiento, describió la coordinación como la resolución de “grados de libertad”, es decir, la capacidad del sistema nervioso para gestionar la enorme cantidad de articulaciones y músculos implicados en un movimiento, seleccionando y coordinando sólo los necesarios para una acción eficiente y fluida. Esta perspectiva subraya la complejidad del control motor y la sofisticada organización neuronal subyacente a la coordinación.
En resumen, la coordinación motriz no se reduce a una simple sincronización espacial y temporal. Su comprensión requiere integrar diferentes perspectivas teóricas que destacan tanto los aspectos biomecánicos y sensoriomotores, como los cognitivos y ecológicos. La visión mecánica de la definición de 2009, aunque válida como punto de partida, debe enriquecerse con las contribuciones de autores como Schmidt y Lee, Gibson, y Bernstein, para abarcar la complejidad y la riqueza de este fundamental proceso humano. La investigación futura deberá seguir explorando la interacción entre estos diferentes niveles de análisis para una comprensión más completa y holística de la coordinación motriz.
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