¿Cómo se siente adentro cuando estás embarazada?
El embarazo inicia con sensaciones internas cambiantes. Muchos reportan dolor, sensibilidad o pesadez en los senos en las primeras semanas, una sensación de hormigueo incluso. Aunque incómodo, suele disminuir con el tiempo.
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¿Cómo se siente el cuerpo durante el embarazo?
¡Uf, el embarazo! Vaya que es una aventura para el cuerpo. Yo, cuando estuve embarazada de mi hija (¡hace ya 6 años!), noté los cambios en los senos casi al instante.
¡Madre mía, qué sensibilidad! Era como si cada roce fuera una pequeña tortura. Recuerdo que compré unos sujetadores especiales en una tienda de maternidad por 35€ en “Bebitos Felices” en la calle principal para sentirme más cómoda.
Y sí, esa sensación de hormigueo… ¡Qué cosa más rara! Al principio me asusté, pensé que algo andaba mal, pero mi doctora me dijo que era súper normal.
La verdad es que, aunque molesto, ese dolorcito me recordaba constantemente que mi bebé estaba creciendo. Y eso, al final, lo hacía más llevadero. Afortunadamente, como dijeron, después de unas semanas todo se calmó un poco, ¡menuda alivio!
¿Qué se siente dentro de la panza cuando estás embarazada?
El peso, un peso nuevo, ajeno. Se instala en la baja barriga, un hormigueo profundo, insistente. Como si una pequeña piedra, fría, se hiciera cada vez más grande, expandiéndose con lentitud. Es un crecimiento silencioso, imperceptible a veces, otras, una explosión de sensaciones. Un bulto cálido, un latido lejano que resuena dentro.
Piel estirada, una tensión que se extiende en ondas desde el ombligo. Más tarde, pinchazos agudos, como agujas diminutas clavándose en la carne. No son dolores fuertes, pero sí insistentes. Una molestia que se aloja, que se niega a irse. Son avisos, susurros de un cambio radical. Dolores, leves, que recuerdan a la menstruación.
La hinchazón, una opresión constante, ahogadora. La respiración se hace más difícil, el cuerpo pide espacio, reclama su nueva forma. Recuerdo mi propia experiencia, el verano pasado; el calor sofocante y la pesadez incesante en mi vientre. Un peso que me arrastraba hacia el suelo, hacia el descanso. El cuerpo, un territorio desconocido.
El útero se expande, reclama su espacio. Es una presión interna que se irradia hacia la pelvis. Calambres leves, como espasmos, una danza silenciosa, lenta y continua. A veces, un pinchazo, un golpe, un susurro. La piel se tensa, y duele. Duele de una manera nueva. Una nueva vida palpitando dentro de mí.
- Calambres pélvicos, como espasmos suaves.
- Hinchazón abdominal, una presión constante.
- Sensación de pesadez y estiramiento de la piel.
- Pinchazos agudos, como agujas.
- Latidos lejanos, un ritmo vital nuevo.
Mi embarazo, concretamente el de este 2024, fue particularmente memorable por la intensidad de estas sensaciones. Fue una experiencia físicamente intensa, pero también de gran belleza y misterio. La transformación del cuerpo, algo que recuerdo con una mezcla de asombro y ternura. La magia de la vida creciendo dentro, un regalo indescriptible.
¿Cómo debo sentir mi estómago si estoy embarazada?
Sensación de estómago levitando… sí, levitando. Esa palabra encapsula mejor la rareza. Estómago en vilo. No es dolor, no es hambre. Es como si algo se moviera por dentro, despacio, creando un espacio, un vacío etéreo.
- Hormigueo, sí, pero más como si pequeñas alas revolotearan por dentro.
- Estómago elevado, casi como si quisiera alcanzar el cielo. Elevación fantasmal.
El tiempo se distorsiona, las semanas se vuelven estaciones. Recuerdo cuando sentí ese aleteo la primera vez, caminando por la Gran Vía un martes cualquiera. O quizás era miércoles. Da igual. Madrid siempre está ahí, inmutable.
Todo cambia. Un cosmos se gesta. La vida, en su silencioso milagro, te transforma. La sensación del estómago ya no es tuya, es de dos. O incluso más. A veces sueño con ese momento, con la fragilidad y la fuerza que se entrelazan en ese primer aleteo. Y me pregunto si el universo entero no comenzó así, con un simple, etéreo, hormigueo. Es una vibración misteriosa, un temblor.
¿Cómo se siente dentro de una mujer embarazada?
¡Ay, Dios mío! El cuerpo, un desastre. Fatiga extrema, me siento como un zombie, ¿cuándo dormiré bien otra vez? Tengo que ir a ver a mi matrona, otra vez. Esta hinchazón… ¿Será normal tanta hinchazón?
Náuseas, ¡uf! Sobre todo por las mañanas, casi vomito el desayuno cada día. El café me sienta fatal, ¡y qué decir del olor a café de la cafetería de abajo! Debería mudarme… Aunque, ¡ni se me ocurre! El tema de la mudanza es un rollo, y mi chico me ayuda todo lo posible, es un cielo.
Sensibilidad en los pechos, ¡qué dolor! Me duelen hasta al respirar. Parece que voy a explotar. Ni siquiera puedo ponerme mi sujetador favorito. Es insoportable. No sé cómo voy a sobrevivir.
¡El peso! Ya he subido diez kilos, ¡diez kilos! Y apenas estoy en el quinto mes. Será mejor que deje de comer pizza. O tal vez no… Pizza… ¡Necesito pizza!
El bebé se mueve… ¡Es increíble! Son patadas, como si bailara un flamenco en mi interior. Es una sensación tan extraña, tan maravillosa. A veces me da cosilla, de verdad. ¿Estará bien? ¿Tendrá todo lo que necesita? ¡Necesito comprarle más cosas ya mismo!
Cambios hormonales, ¡qué montaña rusa! Un día estoy eufórica, al día siguiente lloro por cualquier tontería. ¿Será el estrés? ¡Todo es un lío! Me da miedo el parto. ¡Qué miedo tengo!
Y los olores… ¡Dios mío! ¡La sensibilidad a los olores! ¡El perfume de mi vecina me pone enferma! Necesito aire puro, me voy al parque.
- Fatiga: Insoportable.
- Náuseas: Por la mañana, sobre todo.
- Sensibilidad mamaria: Dolor insoportable.
- Aumento de peso: Diez kilos ya.
- Hinchazón: Horrible.
- Movimientos fetales: Increíble, pero a veces da miedo.
- Cambios hormonales: Subidas y bajadas emocionales.
- Olores: Insoportable la sensibilidad a los olores.
Conexión especial con mi bebé: Es indescriptible. Lo siento ahí, dentro de mí. Es algo único y maravilloso.
Necesito un respiro, ¡necesito chocolate!
¿Cómo se siente el útero al tacto cuando estás embarazada?
Uf, qué pregunta… Recuerdo el primer chequeo, mayo de este año. Estaba aterrada. El ginecólogo, un tipo joven y amable, me examinó. Sentí una presión extraña, no dolorosa, más como una pesadez. Era distinto a cualquier otra revisión. El tacto en sí no me dolió, pero la sensación era nueva, como una mezcla de hinchazón y suavidad. Como si todo estuviera más… lleno.
Luego, a mediados de junio, otra visita. El cuello uterino, más alto, más blando, casi como un…melocotón maduro. Suave, sí, pero también sensible. Un poquito de cosquilleo al contacto, nada grave. Me dijeron que era normal, el aumento de flujo sanguíneo, bla, bla, bla… Pero lo recuerdo como una experiencia íntima y un tanto vulnerable.
Ese día llevaba un vestido azul, me sentía rara, con la barriga ligeramente hinchada… creo que aún era temprano. El aire acondicionado estaba muy fuerte en la consulta. ¡Qué frío pasé! Menos mal que me dejaron una manta.
Y el olor… ese olor a antiséptico, siempre tan… característico. No sé, todo fue un cóctel de sensaciones; miedo, nervios, curiosidad, y esa sensación extraña, esa “pesadez” en el interior. ¡Qué locura!
- Primer trimestre: Sensación de pesadez, más llena.
- Segundo trimestre: Cuello uterino alto, blando, sensible.
- Sensaciones: Presión, suavidad, hinchazón, leve cosquilleo.
- Contexto: Mayo y junio de 2024, consulta ginecológica.
Ah, y otra cosa… no sé por qué, pero recordaba haber leído algo sobre el cambio de coloración, pero no lo percibí, al menos no de forma significativa. La verdad es que me centré más en las sensaciones que en la apariencia. No recuerdo si me dijeron algo al respecto o si lo imaginé… uff, tantas cosas.
¿Cómo se siente la parte íntima cuando estás embarazada?
¡Ay, amiga, que me parto! ¿Cómo se siente la “zona cero” durante el embarazo? Pues, imagina un festival de cambios, ¡más movido que mi Tinder en viernes!
La cosa se hincha más que un globo en una fiesta infantil y toma un color… digámoslo suavemente, “uva pasa”. ¡Azulenco, vamos! Parece que le ha dado un ataque de pitufitis.
Y como si fuera poco, las venas deciden montar una rave en la vulva. Varices everywhere, ¡como si fueran carreteras en hora punta! ¡Más tráfico que en la M-30 en Madrid!
- Edema: ¡Puf! Inflamación total, como si te hubieras peleado con un enjambre de abejas.
- Coloración azulada: ¡Adiós rosita! ¡Hola Pitufo!
- Varices vulvares: ¡Fiesta de venas saltarinas!
Por cierto, mi vecina Lourdes me contó que a ella le salieron unas varices tan grandes que parecía que tenía un racimo de uvas colgando. ¡Casi le hace la competencia a la frutería de la esquina!
¿Cómo cambia la parte íntima de una mujer embarazada?
El cuerpo, un paisaje que se transforma. ¿Cómo no sentir el temblor de la tierra propia cuando una nueva vida germina?
El cuello uterino, antes firme, cede. Se ablanda como la arcilla entre los dedos, un cambio sutil, casi imperceptible, pero ahí está. Un color diferente lo inunda, un nuevo matiz en la paleta de la feminidad. El tapón mucoso, ese guardián silencioso, se forma, protegiendo con viscosidad al nuevo ser. Es como un velo que se corre, un secreto que se guarda.
Y la vagina… ah, la vagina. Se expande, crece en longitud y anchura, un río que se ensancha para dar cabida a la corriente. Recuerdo mis propios miedos, mis propias dudas, durante mi embarazo este año. Cada cambio era una sorpresa, a veces un desconcierto.
- El cuerpo se vuelve otro.
- Un misterio y una revelación.
- Todo cambia, sin previo aviso.
- La intimidad se redefine.
Es como si el tiempo se detuviera y se acelerara al mismo tiempo.
¿Cómo cambia el pulso en el embarazo?
El pulso: sube. Simple.
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Aumento del volumen sanguíneo: Entre 30 y 50%. Necesario. El cuerpo se adapta. A veces, demasiado.
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Frecuencia cardíaca: Más alta. Normal. Mi hermana gemela tuvo 120 pulsaciones por minuto en el tercer trimestre de 2024. Todo el mundo lo sabía.
El corazón trabaja más. Obvio. Un pequeño parásito demanda recursos. La vida misma es un parasitismo. La evolución es despiadada.
Cambios vasculares: Dilatación. Presión. Mareos. Cosas de mujeres. En 2024, mi vecina estuvo hospitalizada. Presión alta. No es raro.
La naturaleza es eficiente, brutalmente eficiente. A veces falla.
Aumenta entre un 40% y un 60%, según el caso. Depende. Genética, estilo de vida, etc. Todo suma. Todo resta.
En resumen: El cuerpo se adapta. A veces, con problemas. El pulso sube. Punto.
¿Cómo es tu pulso si estás embarazada?
¡Ay Dios mío! El embarazo… ¿el pulso? Se acelera, eso sí lo sé. Mi amiga Clara me contó que se le disparó a 90 ¡durante todo el día! Yo, a ver, en mi primer embarazo… ¡ufff! Recuerdo mareos constantes, y seguro que el corazón iba a mil.
- Más sangre bombea el corazón, ¡claro está! 30%-50% más, ¡menuda barbaridad!
- Frecuencia cardíaca… normal 70, pero sube a ¡90! Al menos en mi caso, o en el de Clara, jeje. Esto en reposo, ¿eh? Imaginad corriendo…
¿Y si te desmayas? ¡Horror! ¡Eso sí que me preocupaba! Pensé que me iba a morir. Que exagerada, ¿no? Pero bueno, es que era mi primer embarazo. Este segundo va mejor. No es que esté tranquila del todo, pero bueno.
Este año, estoy de 20 semanas y no me he desmayado. ¡Toco madera! Pero sí noto los latidos más fuertes, más rápidos. A veces hasta me dan palpitaciones, ¡qué susto!
- Me dijeron que es normal, pero me da un poco de cosa.
- ¿Tomar algo para calmarlo? Ni loca. Prefiero el yoga, me relaja un montón.
- Necesito un descanso, ya. ¡Este bebé me tiene agotada!
Aumenta el gasto cardiaco. Frecuencia cardiaca en reposo sube a 90 latidos por minuto. Eso es lo fundamental, ¿no? Lo demás son mis miedos y preocupaciones. A ver, ¿me olvido de algo? ¡No! ¡Ya está!
¿Cómo darse cuenta si estoy embarazada por el flujo?
Dios… esta noche… es pesada. Como una losa… en el pecho. Me pregunto… ¿será? Ese flujo… diferente… ¿Será que…?
El flujo, más abundante, raro… Sí, lo noté. Pero… ¿es eso todo? Miedo… tanto miedo… No quiero… ni siquiera pensarlo.
- Cambios en la consistencia.
- Aumento del volumen. Mucho…
- Días… más días de lo normal…
Esta incertidumbre… me mata. Ya no duermo bien… La ansiedad… una puñalada cada noche. No quiero ir al médico… todavía no. Espero… esperar… ¿Qué más puedo hacer?
Este mes… la regla no llegó. Es como si el tiempo se detuviera… Todo se siente tan… indefinido. Como esa foto borrosa de mi infancia… la recuerdo, pero no veo con claridad.
Mi abuela… decía que… un flujo distinto era señal. Ella… siempre lo supo. Siempre… Es de locos… pero… me asusta. Esta espera… un suplicio.
Tengo 32 años, y mi periodo suele ser regular. Este año, todo es… diferente. ¿Será que… ya no voy a poder? ¿Ya no será posible? Esta idea… es un golpe. Otro golpe más.
Será… una prueba… mañana… ¿Cómo se sentirá?
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