¿Qué es la latencia en el desarrollo infantil?

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La etapa de latencia en el desarrollo infantil, entre los 6 y 11 años, es una fase de relativa calma emocional después de la fase edípica y antes de la adolescencia. Caracterizada por mayor estabilidad y enfoque en actividades sociales y educativas.

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La Calma Antes de la Tormenta: Explorando la Fase de Latencia en el Desarrollo Infantil

La infancia, un torbellino de cambios emocionales y físicos, se caracteriza por etapas definidas que moldean la personalidad y el desarrollo del niño. Mientras que las etapas oral, anal, fálica y genital son ampliamente conocidas, la fase de latencia, a menudo eclipsada, juega un papel crucial en la construcción del individuo. Este periodo, que se extiende aproximadamente entre los 6 y los 11 años, se presenta como una aparente calma, una especie de “pausa” antes de la agitación hormonal y emocional de la adolescencia. Pero esta tranquilidad aparente esconde un proceso de desarrollo fundamental, menos dramático en su expresión, pero no por ello menos importante.

Contrario a la intensa carga emocional de la fase edípica, la latencia se caracteriza por una disminución notable de la libido y una mayor estabilidad emocional. Los conflictos psicosociales, aunque presentes, se manifiestan de forma menos intensa y directa. El niño se centra en el desarrollo de habilidades sociales y académicas, consolidando sus relaciones con iguales y afianzando su identidad dentro del grupo.

Este periodo no significa ausencia de actividad psíquica. Por el contrario, se produce una intensa actividad subconsciente, donde se integran y procesan las experiencias previas. El trabajo de elaboración de los complejos edípicos, aunque no resuelto completamente, continúa en segundo plano, permitiendo al niño enfocarse en otras áreas de desarrollo. Este “reposo” emocional facilita la internalización de normas sociales y el desarrollo del superyó, la instancia moral del psiquismo.

La energía psíquica, antes concentrada en deseos sexuales infantiles, se sublima hacia actividades sociales y académicas. El niño se interesa por los juegos en grupo, las actividades deportivas, el aprendizaje escolar y la formación de amistades más complejas y duraderas. La competencia, la colaboración y la construcción de la identidad social se convierten en las preocupaciones centrales de este periodo. El desarrollo de habilidades cognitivas, como el razonamiento lógico y la capacidad de abstracción, también experimentan un gran avance durante la latencia.

Es importante destacar que la latencia no es un periodo homogéneo. La intensidad y las características específicas de esta etapa pueden variar considerablemente entre niños, dependiendo de factores como la genética, la crianza y el entorno social. Algunos niños pueden mostrar una mayor estabilidad emocional que otros, mientras que algunos pueden presentar dificultades en la adaptación social o en el rendimiento académico.

En conclusión, la fase de latencia no es una simple pausa en el desarrollo, sino un periodo crucial para la consolidación de la personalidad y la preparación para la compleja etapa adolescente. Es una fase de desarrollo esencialmente social e intelectual, donde el niño se prepara para los desafíos emocionales y sociales que le esperan en los años venideros. Comprender esta etapa es fundamental para una adecuada educación y apoyo al niño, permitiéndole transitar hacia la adolescencia con mayor seguridad y estabilidad.