¿Qué le sucede a la sal cuando se disuelve en agua?
Al disolverse en agua, la sal (cloruro de sodio) se separa en iones sodio (Na+) y cloruro (Cl-). Estos iones se dispersan uniformemente entre las moléculas de agua, creando una solución. La sal no desaparece, simplemente se disocia a nivel iónico.
¿Qué pasa con la sal al disolverse en agua?
¡A ver, a ver! ¿Qué onda con la sal cuando la disuelves en agua? Me acuerdo cuando era chico, en la playa de Mar del Plata, siempre hacía experimentos mezclando agua de mar con arena y sal. ¡Un desastre!
La sal, al disolverse, no es que se esfume por arte de magia, ¿eh? Sigue ahí, presente. Es como cuando haces un licuado de banana y leche, ¡todavía puedes saborear la banana!
Es más bien como si la sal y el agua se dieran la mano y se mezclaran a nivel molecular. La sal sigue siendo sal y el agua sigue siendo agua, pero ahora están en una danza armoniosa, una solución salina, ¿entiendes?
Piensa en un buen guiso que hace mi abuela. Cada ingrediente mantiene su esencia, pero juntos crean un sabor único y delicioso. ¡Así es la sal en el agua! Y hablando de precios, recuerdo que un kilo de sal gruesa me costó $350 en el supermercado Día de mi barrio el 15/03/2024.
Preguntas y respuestas concisas sobre la disolución de la sal en agua:
¿Desaparece la sal al disolverse? No, la sal no desaparece.
¿Sigue siendo sal la sal disuelta? Sí, la sal sigue siendo sal.
¿Qué ocurre con el agua? El agua sigue siendo agua, actuando como disolvente.
¿Cómo están sal y agua después de la disolución? Están mezcladas a nivel molecular en una solución.
¿Qué pasa con la sal común cuando se disuelve en agua?
Pues… la sal se disuelve, ¡claro! Se deshace. Desaparece. Bueno, no desaparece del todo, ¿sabes? Lo que pasa es que… como que se separa. Los trocitos de sal, chiquititos, minúsculos, se separan.
El agua, imagínate, es como si tuviera bracitos, y esos bracitos agarran los trocitos de sal y los separan. Los “despegan”, por decirlo de alguna manera. Se los lleva por ahí, nadando. Ya no ves la sal, pero ahí está, escondida. Como cuando echas azúcar al café, ¿no? Igualito, igualito.
La sal se disocia en iones. Eso es. Se separa en iones positivos (sodio) y iones negativos (cloro). Y el agua, con sus bracitos, rodea a esos iones. Los rodea y los mantiene separados. Por eso el agua salada sabe salada… ¡porque la sal sigue ahí!
• Sodio (Na): Positivo. • Cloro (Cl): Negativo.
El agua es como un imán, ¿sabes? Atrae a los iones. Y al atraerlos… los separa y los mantiene así, separaditos. Por eso ya no ves la sal, pero si pruebas el agua… ¡salada!
Ayer mismo hice sopa y me pasé con la sal… ¡casi me muero! Tuve que echarle más agua. Y más. Hasta que se arregló. Eso es porque al echarle más agua, había más “bracitos” para repartir la sal, ¿entiendes? Menos salada estaba. Menos concentrada, eso dicen los químicos, pero vamos, que es lo mismo.
• Más agua: Menos salado (menos concentración). • Menos agua: Más salado (más concentración).
A mi abuela le pasaba lo mismo, ¡siempre se le iba la mano con la sal! Yo creo que a todas las abuelas les pasa, jajaja. En fin, ya me contarás si haces la prueba. Echa sal en agua y prueba. ¡Pero no te pases como yo con la sopa!
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