¿Qué pasa en la fase de latencia?
En la fase de latencia, según Freud, la energía sexual se atenúa. Los impulsos libidinales, especialmente la curiosidad sexual infantil, se reprimen debido al desarrollo del pudor, el asco y la vergüenza. Esta etapa se caracteriza por una menor actividad sexual explícita y un enfoque en el desarrollo social e intelectual.
Fase de Latencia: Represión y Transformación de la Energía Libidinal
En el desarrollo psicosexual propuesto por Sigmund Freud, la fase de latencia marca un período significativo de transición y represión. Durante esta etapa, la energía sexual innata, o libido, experimenta un notable descenso y se aleja de las expresiones sexuales explícitas hacia otras vías de desarrollo.
La fase de latencia se inicia aproximadamente a los cinco o seis años y se extiende hasta el comienzo de la pubertad. Este período se caracteriza por el desarrollo del superego, la instancia moral de la psique, que internaliza las normas y valores sociales. El superego ejerce una influencia inhibidora sobre los impulsos libidinales, particularmente sobre la curiosidad sexual infantil.
Como consecuencia, los niños en la fase de latencia experimentan un proceso de represión, en el que los pensamientos, sentimientos y deseos sexuales se mantienen inconscientemente. Esta represión se ve reforzada por el surgimiento del pudor, el asco y la vergüenza, emociones que surgen como resultado de la exposición a las normas y expectativas sociales.
La energía libidinal reprimida no desaparece por completo, sino que se sublima, es decir, se transforma en otras formas de expresión. Esta energía se canaliza hacia actividades socialmente aceptables, como el estudio, el juego organizado y las relaciones interpersonales. Los niños en la fase de latencia muestran un aumento en el interés por las amistades, las actividades intelectuales y el desarrollo de habilidades.
Durante la fase de latencia, el enfoque principal del desarrollo no es la sexualidad, sino el crecimiento social e intelectual. Los niños desarrollan habilidades de interacción social, cooperación y resolución de problemas. También adquieren conocimientos y habilidades fundamentales que preparan el terreno para la adolescencia y la edad adulta.
La fase de latencia es una etapa crucial en el desarrollo psicosexual, ya que sienta las bases para la formación de la identidad y la regulación de los impulsos. Al reprimir la sexualidad infantil y redirigir la energía libidinal hacia vías más socialmente aceptables, la fase de latencia juega un papel esencial en la formación de individuos adaptados y equilibrados emocionalmente.
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