¿Qué son cuantitativas y cualitativas?

¿Cuantitativas y cualitativas? ¡Ay, qué lío me metí cuando me topé con esto por primera vez! Recuerdo estar en clase, mirándolos como si fueran jeroglíficos… ¿Qué demonios significaban esas palabras? Parecía un idioma secreto solo para cerebros privilegiados, ¿no?

Bueno, ahora, después de un buen rato de lucha, lo entiendo un poco mejor. Al menos, lo suficiente como para explicarlo sin sentirme como un fraude total. Mira, piensa en ello así:

Las variables cuantitativas, esas sí son fáciles (aunque al principio no lo parecieron). Son cosas que puedes medir con números. Como, por ejemplo, el número de veces que lloré viendo “Titanic” (muchas, muchísimas, no te voy a dar una cifra exacta, que me da vergüenza ajena). O el número de cafés que me tomo al día (tres, como mínimo, ¡necesito funcionar!). Es decir, cosas que se pueden contar, pesar, medir… ¡hasta el número de veces que me caigo con los patines! (demasiadas, créeme).

Las cualitativas, ¡ah, esas son otra cosa! Son descripciones, cualidades… Es más difícil de definir con números, ¿verdad? Piensa en el color de los ojos de tu mejor amigo. Azul, ¿verdad? ¿Y qué más? ¿Claro? ¿Oscuro? Eso no lo puedes medir con un número, ¿cierto? O el tipo de música que te gusta… ¿Clásica? ¿Rock? ¿Bachata? No se puede traducir a una cifra, ¿no? ¿O sí? Bueno, igual sí se podría hacer una estadística rarísima, pero la idea es que son cualidades que describen, no se miden directamente.

Recuerdo un proyecto de investigación en la uni, donde teníamos que analizar el sentimiento de la gente hacia una nueva campaña publicitaria. ¡Uy!, las variables cualitativas eran las que más me costaban. ¡Tanto análisis de “sentimientos positivos”, “sentimientos negativos”…! Y luego había que intentar encontrar un orden, agrupar… casi me vuelvo loca. Pero al final, aprendí que a pesar de ser más subjetivas, las variables cualitativas son tan importantes como las cuantitativas. Dan contexto, profundidad… color, digamos. Porque los números, por sí solos, a veces no cuentan toda la historia. ¡Son las dos caras de la misma moneda!