¿Qué son oraciones simples y ejemplos?

¿Oraciones simples: ejemplos y definición?

¡Ah, las oraciones simples! Me acuerdo cuando en el cole la profe, no recuerdo bien su nombre, nos explicaba esto. ¡Qué tiempos!

Una oración simple es aquella que no tiene “trampas”, digamos. No esconde otra oración dentro. Es directa al grano, sin adornos sintácticos raros.

Por ejemplo: “María estudia idiomas.” ¡Pum! Directo y conciso. “El libro será reeditado.” Igual, sin complicaciones. “Hubo inundaciones.” Un hecho, sin más. “Los niños dejaron de jugar.” Fin de la historia, oración simple. “Se venden coches.” Una oferta clara, sin rodeos.

¿Ves? No hay “y”, “pero”, ni nada que conecte otras ideas. Es una sola idea, expresada de la forma más sencilla posible. A mí, personalmente, me encantan las oraciones simples porque son fáciles de entender, ¡y a veces eso es lo que más se necesita!

Información de preguntas y respuestas breve, concisa y no personalizada:

• Definición: Oración que no contiene otra oración en su estructura.
• Ejemplos:
  • María estudia idiomas.
  • El libro será reeditado.
  • Hubo inundaciones.
  • Los niños dejaron de jugar.
  • Se venden coches.

¿Cómo escribir oraciones correctamente?

Escribir oraciones bien, un laberinto, ¿verdad?

• Claridad ante todo: Busca la luz, la transparencia en cada frase. Que respire, vamos.
• Orden: Como en casa, cada cosa en su sitio. Sujeto, verbo, complemento… un baile conocido, pero esencial.
• Adiós, adornos innecesarios: Despoja la oración, dejala desnuda. Menos es más, siempre, casi siempre. Recuerda el haiku, esa disciplina.
• Precisión: Elige cada palabra con mimo. Un artesano escogiendo la madera, la piedra…
• Lenguaje accesible: Huye de la jerga. Simplifica, invita a entrar. Como cuando explicas algo a un niño, que lo entienda.
• Voz activa: Dale vida a la oración. Que el verbo actúe, que no se esconda. Menos pasivas, más acción.
• Verbos, faros: Que iluminen el camino. Más verbos que sustantivos, dinamismo, movimiento.
• Conexiones: Une las ideas, que fluyan. Como ríos que se encuentran, que se abrazan.
• Revisa: Vuelve sobre tus pasos. Afina, pule. Busca la melodía, el ritmo.
• Lee en voz alta: Escucha la oración. ¿Cómo suena? ¿Te gusta? Si titubeas, vuelve a empezar.

Un error común: Abusar de las subordinadas. Frases dentro de frases, un laberinto sin salida. Mejor cortar, respirar. Yo mismo lo hago, ¡ay!

¿Y las excepciones? Claro, las hay. La poesía, por ejemplo. Ahí, todo vale. Pero primero, domina la técnica. Luego, rómpela. Como Picasso, primero clásico, después… Picasso.

Este año, estoy probando algo nuevo: Escribir micro relatos. Oraciones que son mundos. Un reto, pero me encanta.

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