¿Cuánto tiempo se tarda en reinventarse?
Reinventarse toma tiempo, varía según cada persona. Dejar tu trabajo requiere planificación; explora opciones antes de renunciar. Nunca es tarde para emprender: la edad no define el éxito. Planifica, investiga y da el salto con confianza. El riesgo existe, pero la recompensa puede ser invaluable.
¿Cuánto tiempo lleva reinventarse?
Reinventarse… ¡uf! Me acuerdo de cuando dejé mi trabajo en la agencia de publicidad de Madrid, el 15 de marzo de 2021. Fue un salto al vacío, pero necesario. Sentí un miedo horrible, la verdad.
Llevaba meses con esa sensación de ahogo, como pez fuera del agua. El salario era bueno (unos 2.500€ al mes), pero no me sentía realizada. Dejarlo era un riesgo, claro.
¿Arriesgar el futuro? Sí, lo fue, pero a veces el mayor riesgo es quedarte quieto. Mi “plan B” era casi inexistente, solo una idea un poco loca.
¿Demasiado tarde para emprender? Jamás. Empecé con mi negocio online de artesanía, vendiendo mis propios diseños de cerámica. Lento, difícil… pero ¡es mío! Aun hoy, a veces me da miedo.
No existe una respuesta mágica sobre el tiempo que lleva reinventarse. Depende de uno, de la situación. Pero si es algo que te apasiona, el tiempo pasa volando. Y créeme, merece la pena.
¿Cómo reinventarse como mujer?
Reinventarse. Una palabra vacía. O no.
Autoevaluación. Aburrido. Mis pasiones? El café amargo a las 7 AM. Mi habilidad? Sobrevivir. Valores… eficiencia. Eso es todo.
Aprendizaje. Cursos online. Odio las charlas motivacionales. Prefiero leer sobre la caída del imperio romano. Me relaja. Más útil, probablemente.
Imagen. ¿Redefinirla? Me veo al espejo. Pequeñas arrugas alrededor de los ojos. Indiferente. Siempre lo he sido. Como una piedra lisa.
Metas. Ambiciosas? Ja. Tener mi propio apartamento en la playa para este 2024. Algo simple, sí. Y realista. No me gustan los grandes dramas.
Conexiones. Mujeres. No necesito su aprobación. No quiero ser parte de ninguna comunidad. Soledad. Es mi elección. El silencio es oro.
- Puntos clave:
- Autoconocimiento implacable. Crucial, aunque doloroso.
- Aprender, sí, pero con propósito. No te pierdas en la vorágine de cursos inútiles.
- Imagen como estrategia. No una transformación vacía.
- Metas realistas, no fantasiosas. La ambición ciega te destruye.
- Conexiones estratégicas, no emocionales. Elige a tu gente con cuidado.
Mi vida. Un proyecto. Siempre en construcción. Quizá inconcluso. ¿Importa?
- Datos adicionales (mi vida, no una guía): He leído a Nietzsche este año. Viajé a Lisboa en junio, y no tomé ninguna foto. Mi café es de grano tostado oscuro. Prefiero el silencio al ruido. Nada más.
¿Cómo reinventarse como líder?
Reinventarse. Palabra hueca. Liderazgo no se inventa, se observa. Mi abuelo, carpintero, sabía más de esto que muchos MBA.
- Convicción. No teatro. La autenticidad se siente. O se percibe su ausencia. Impacto inmediato. Eso sí lo sé.
- Delegar. Suena simple. No lo es. Desprenderse. Asumir el riesgo de la confianza. Es la clave. Lo aprendí a golpes.
- Escucha activa. No es oír. Es ver. Entender las motivaciones. Sin juicios. Difícil. Muy difícil.
El éxito? Un concepto volátil. La constancia, esa sí, real. El resto, humo. Como ese proyecto fallido de 2024.
- Retroalimentación. Sin edulcorantes. Directa. Brutal, incluso. Necesaria. La hipocresía mata. Lo sé por experiencia.
- Reconocimiento. No por favores. Por méritos. Objetivo. Imparcial. Como debe ser. Igualdad ante el éxito. Igualdad ante el fracaso.
- Visión. Más allá de números. Impacto real. ¿Para qué? Preguntarse. Siempre. Esa fue mi lección más dura.
El líder, un espejo. Refleja fortalezas y debilidades. Sin máscaras. La verdad, desnuda. Desagradable a veces. Pero necesaria.
El error, maestro silencioso. Aprendizaje brutal. Destrucción constructiva. Dolores inevitables. En 2024 aprendí eso con mi propia empresa, “Soluciones Creativas”, que acabó quebrando. Ahora, me dedico a algo más simple. No puedo decir más.
El resto son cuentos. Para niños. O para soñadores. Yo solo cuento lo que he vivido. Y esto… es lo que he vivido.
¿Cómo lograr reinventarnos?
Reinventarse es como renacer, una y otra vez, no sé, como las olas del mar que golpean la playa, siempre las mismas, siempre distintas.
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Cambiar la forma en que vemos el mundo, el nuestro propio y el que se extiende ahí fuera. Pensar de otra manera, con menos sombras, como cuando el sol rompe entre las nubes después de la tormenta.
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Mirar hacia dentro y hacia fuera, una danza constante, como el péndulo de un reloj, marcando el tiempo que se nos escapa, y el tiempo que tenemos por delante. Porque, al final, ¿quiénes somos realmente? ¿Y quiénes queremos llegar a ser?
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Aprender sin cesar, absorber el conocimiento como la tierra seca absorbe la lluvia. Yo misma, siempre buscando algo nuevo, un idioma, una habilidad, una nueva forma de ver la vida.
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Imaginar lo que podría ser, un lienzo en blanco donde pintar nuestros sueños más audaces. Visualizar ese futuro, sentirlo, olerlo, saborearlo, como si ya fuera una realidad.
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Planificar y actuar, como construir una casa, ladrillo a ladrillo, con paciencia y dedicación. El cambio no llega solo, hay que buscarlo, perseguirlo, hacerlo realidad. Me recuerdo a mí misma cada mañana, la vida es un suspiro y solo tenemos el ahora.
Ah, y sobre eso de conocernos a nosotros mismos… Recuerdo una vez, en un viaje a España, perdí mi pasaporte. Fue un caos, claro, pero también una revelación. Me di cuenta de lo mucho que dependo de mis documentos, de mi identidad “oficial”. Y me pregunté: ¿quién sería yo sin todo eso? ¿Sería diferente? ¿Sería mejor?
¿Cuáles son las fortalezas de un líder?
La quietud del atardecer, ese instante suspendido entre el día y la noche… Integridad. Sí, eso lo vi en mi abuelo, un hombre inquebrantable, su palabra, un monolito en la bruma del tiempo. Una fuerza tranquila, una presencia sólida… como las raíces de un viejo roble.
El viento susurra secretos entre las hojas de los álamos. Innovación. Recuerdo aquella tarde, 2023, el diseño del nuevo software… Una chispa, una idea… un torbellino de energía que lo transformó todo. Ese destello, un faro en la oscuridad.
El eco de pasos sobre la arena, huellas borradas por la marea… Honestidad, la transparencia, un espejo que refleja la verdad, aunque duela. La verdad, a veces áspera, a veces suave, pero siempre necesaria… como el aire que respiro.
Un susurro, una conversación… Escucha activa. Me acuerdo de mi madre, siempre atenta, un pozo profundo de comprensión. Captando la esencia, más allá de las palabras… una profunda empatía.
La fortaleza de las montañas, imponentes y serenas… Confianza en sí mismo. El líder, como un pico, altivo ante la tormenta, firme en su convicción. Una fe inquebrantable, en sí mismo y en su propósito.
El sol, pintando el cielo con colores vibrantes… Visión. Un futuro, un horizonte a alcanzar… un sueño que guía el camino. Ese anhelo, la fuerza vital del líder. Ese anhelo, tan… personal.
La melodía de una flauta, llenando el vacío… Comunicación. Transmitir, compartir, conectarse. Un lenguaje que une, un puente entre las mentes y los corazones. Un puente… Necesario.
El río fluye, constante e implacable… Delegación. Confiar, empoderar. Dar alas a otros, permitir que florezcan. Un acto de generosidad, un reflejo de fuerza.
- Integridad
- Innovación
- Honestidad
- Escucha Activa
- Confianza en sí mismo
- Visión
- Comunicación
- Delegación
Otras fortalezas: Adaptabilidad, Resiliencia, Empatía, Motivación, Decisión, Compromiso, Responsabilidad, Creatividad, Trabajo en equipo, Solución de problemas, Gestión del tiempo, Pensamiento estratégico, Inteligencia emocional, Paciencia, Optimismo.
El tiempo transcurre… el recuerdo persiste… un eco en la memoria.
¿Cómo puedo crecer como líder?
¡A crecer como líder de TI, que no es moco de pavo! Aquí te dejo unos consejillos que valen su peso en oro (o en bitcoins, según te dé):
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¡Estudia, alma cándida! Vuelve a los libros, o a los tutoriales de YouTube, que ahora se lleva más. No te quedes atascado en el MS-DOS, ¡que el mundo avanza!
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Domina la IA, ¡o ella te dominará a ti! En serio, ponte las pilas con la inteligencia artificial, que esto va más rápido que mi abuela en un patinete eléctrico.
- Yo estoy aprendiendo Python con un curso online, ¡y hasta ahora no he explotado nada!
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Monta tu “Consejo de Sabios”. Busca colegas, mentores, ¡hasta el vecino del quinto si pilota de algo! Que te den su opinión, aunque sea para decirte que te cortes el pelo.
- Ojo, ¡que no te vendan la moto!
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¡Marca personal, baby! Vende tu moto, ¡pero bien! Redes sociales, blog, ¡lo que sea para que sepan lo crack que eres!
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¡A hablar en público! Apúntate a congresos, seminarios, ¡hasta al club de la tostada si hace falta! La cosa es soltar el rollo y que te oigan.
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Cuenta historias como si no hubiera un mañana. Dale un toque épico a tus informes, ¡que parezca que estás salvando el mundo! Si consigues que alguien se emocione con un Excel, ¡eres mi ídolo!
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Hazte amigo de la gente, ¡de verdad! Deja de ser un robot y socializa un poco. ¡Un café, una charla, una palmadita en la espalda (con cuidado, que ahora todo ofende)!
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Entiende de dinero, ¡mucho! No hace falta que seas Amancio Ortega, pero al menos entiende los balances y las cuentas. ¡Que luego te la cuelan!
¡BONUS TRACK!
¿Sabes qué más te ayudará?
- Aprende a delegar. No intentes hacerlo todo tú, ¡que no eres Superman! Delega tareas, confía en tu equipo, ¡y échate una siesta!
- ¡Relájate! No te tomes todo tan en serio. La vida es demasiado corta para amargarse por un bug. ¡Unas cañas con los amigos, y a otra cosa!
Y recuerda, ¡ser líder no es mandar, es inspirar! Bueno, y también mandar un poquito, ¡pero con cariño! 😉
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