¿Dónde no se debe poner el espejo?

¡Uf, los espejos! A ver, ¿dónde no ponerlos? La verdad, tanta superstición a veces me agota, ¿no les pasa? A mí, lo de que si reflejan la puerta, la cama… ¡bah! Me da un poco igual, para qué mentir.

Ahora, lo de la estufa… ahí sí que lo entiendo un poco más. Es que, vamos a ver, ¡sentido común! Imagínense el reflejo del fuego, la temperatura… ¡podría ser un peligro! Pero la energía Yang, sinceramente, me suena un poco a… bueno, ya me entienden. ¿Será que estoy demasiado “desconectada” del mundo espiritual? Quizás.

Al final, pienso yo, son objetos decorativos, ¿no? Si a uno le encanta cómo queda un espejo en un sitio, ¡pues que lo ponga! Que si la energía negativa, que si los siete años de mala suerte si se rompe… ¡madre mía! Yo creo que la energía positiva la creamos nosotros mismos, con nuestras acciones, con nuestra actitud. No creo que un simple reflejo tenga tanto poder, ¿ustedes sí?

Recuerdo una vez, en la casa de mi abuela… ¡tenía un espejo enorme justo enfrente de la puerta! Y ella era la persona más optimista y feliz que he conocido. Así que, ¿quién sabe? Quizás la clave está en no darle tanta importancia a estas cosas y disfrutar de la vida, ¿no creen?