¿Cómo medir la baja productividad?

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Para evaluar la productividad, puedes calcular el porcentaje de objetivos alcanzados mediante la fórmula: (Logros / Objetivo) x 100. Si tu equipo de soporte técnico logró 120 objetivos de 100, su productividad sería del 120%, demostrando un rendimiento superior al esperado.
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Más Allá de los Números: Cómo Medir Realmente la Baja Productividad

Medir la productividad, especialmente cuando se percibe una baja, es un proceso más complejo que simplemente calcular un porcentaje. Si bien la fórmula (Logros / Objetivo) x 100 ofrece una instantánea útil – un equipo de soporte técnico que alcanza 120 objetivos de 100 presenta una productividad del 120%, superando las expectativas – esta métrica por sí sola puede ser engañosa y esconder problemas cruciales. Enfocarse únicamente en los resultados numéricos sin analizar el cómo se lograron puede llevar a conclusiones erróneas y a la implementación de soluciones ineficaces.

Para evaluar con precisión la baja productividad, es fundamental ir más allá de los números y considerar varios factores, adoptando un enfoque holístico:

1. Análisis Cualitativo: El “cómo” importa tanto como el “cuánto”.

  • Calidad del trabajo: ¿Los 120 objetivos del equipo de soporte técnico se resolvieron con eficiencia y eficacia? ¿Se mantuvieron los estándares de calidad? Una alta cantidad de objetivos resueltos con errores o soluciones temporales indica una baja productividad real, a pesar del porcentaje elevado.
  • Satisfacción del cliente: ¿Los clientes están satisfechos con la atención recibida? Una alta tasa de resolución de problemas pero con bajas puntuaciones de satisfacción del cliente señala una deficiencia en el proceso.
  • Eficiencia de los recursos: ¿Se utilizaron los recursos (tiempo, herramientas, personal) de manera óptima? Alcanzar los objetivos a costa de un agotamiento extremo del equipo o un gasto excesivo de recursos no es un indicador de productividad sostenible.
  • Proceso de trabajo: ¿Existen cuellos de botella en los procesos internos que limitan la eficiencia? Una análisis del flujo de trabajo puede revelar ineficiencias ocultas.
  • Motivación y moral del equipo: El clima laboral y la motivación del equipo juegan un papel crucial. Un equipo desmotivado puede lograr los objetivos numéricos, pero con una baja calidad y a un costo significativo en términos de bienestar y rotación de personal.

2. Más allá del objetivo: Considerar el contexto.

Un objetivo ambicioso pero irrealista puede llevar a una aparente baja productividad, mientras que un objetivo demasiado fácil podría inflar las cifras sin reflejar una verdadera mejora en la eficiencia. Es crucial que los objetivos sean SMART (Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y con Tiempo definido).

3. Indicadores Clave de Rendimiento (KPI’s) adicionales:

Para una evaluación completa, se deben considerar KPIs complementarios, como:

  • Tiempo de resolución de problemas: ¿Cuánto tiempo se tarda en resolver cada problema?
  • Tasa de error: ¿Cuál es el porcentaje de errores en la ejecución de las tareas?
  • Retraso en las tareas: ¿Cuántos proyectos o tareas se retrasan?
  • Utilización de recursos: ¿Qué porcentaje de tiempo se dedica a tareas productivas versus improductivas?

En conclusión, medir la baja productividad no se limita a una simple fórmula. Requiere un análisis profundo que considere tanto los resultados cuantitativos como los aspectos cualitativos del proceso, para identificar las verdaderas causas de la baja eficiencia y aplicar soluciones efectivas y duraderas. Solo así se puede mejorar la productividad de forma significativa y sostenible.