¿Cuál es la mejor sal según Profeco?
Según Profeco, no existe una "mejor sal" única. La elección depende de las necesidades individuales. Respecto a sueros orales, consulte la última publicación de Profeco para recomendaciones actualizadas. La coloración rosa de la sal del Himalaya se atribuye a su contenido de óxido de hierro.
¿Cuál es la mejor sal según la Profeco?
¡Uf! La Profeco… Recuerdo que el año pasado, por ahí de junio, en Guadalajara, vi un estudio en su página web sobre sales. No me acuerdo de la marca “mejor” exactamente, pero sí que buscaban baja cantidad de sodio y impurezas. Fue un lío leerlo todo.
Sobre sueros orales, ni idea. Nunca he revisado eso en su sitio. Quizá en la sección de “productos recomendados” o algo así, pero no lo seguí.
Ah, y lo de la sal del Himalaya… ¡Qué interesante! Ese dato del óxido de hierro, creo que lo leí en un artículo en agosto pasado, no en la Profeco. No me acuerdo dónde, pero me llamó la atención el color, y que no es solo por estética.
¿Qué marca de sal es la más saludable?
¡Ay, Dios mío! ¿Sal saludable? ¡Qué lío! Mi madre siempre usa la Sal Maldon, pero es carísima. ¿Será la mejor? No sé, la verdad. Tengo que mirar las etiquetas… ¡siempre me olvido!
Menos sodio, eso es clave. ¡2300 mg diarios, como dicen! Eso sí que lo tengo claro. Me cuesta mucho controlarlo, la verdad… Siempre me paso, ¡qué desastre!
Hoy he usado la sal de mi abuela, la de siempre. La de toda la vida. Ni idea de qué tipo es, solo sé que es blanca y granulada. ¡A saber lo que contiene! Debería buscar la información nutricional… mañana mismo.
- Sal marina sin refinar: ¿Es buena? Me suena de algo… ¿Dónde la vi?
- Sal del Himalaya: ¡rosa! La he visto en tiendas raras. Carísima también.
- Sal celta: Ni idea, suena sofisticada. Habrá que investigar. Necesito saber si realmente es más saludable. Ya me estoy liando…
No me fío de las etiquetas, la verdad. A veces mienten, seguro que sí. Me pasó con unas galletas, ¡qué cabreo! Y el tema de la sal me preocupa… Me da igual que sean marcas conocidas, quiero la información exacta.
¿Y la sal de mesa común? Esa es la que uso a diario… Debería cambiarla. Mmm… Quizá me pase al Himalaya, aunque es un pastizal. ¡Qué dilema!
2300 mg… ¡ufff! Eso es bastante… Necesito buscar un medidor de sodio. Tengo que controlar mi consumo. ¡Ya!
En resumen, la mejor sal es la que menos sodio tenga. Punto. Eso sí que lo tengo claro. Y ya está. Buscaré información detallada en internet, tengo que encontrar una opción que me convenza… ¡y que no me arruine!
¿Cuál es la mejor sal para consumir según Profeco?
¡A ver, a ver! ¿Que cuál es la mejor sal según Profeco? ¡Pues como si Profeco fuera el gurú de la sal! Pero bueno, dicen que no hay una “mejor” sal, ¡todas son cloruro de sodio! Es como preguntar cuál es el mejor color de calcetín, ¡da igual!
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Pero oye, si quieres sentirte fancy, usa sal de mar… Aunque la sal de mesa, con su yodito añadido, te ayuda a no parecerte a Gollum. ¡Tú verás!
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Y lo de la sal del Himalaya… ¡Qué risa! Rosa por el óxido de hierro, dice Javed Ahmed Bhatti. Suena a que te estás comiendo óxido, ¡pero cool! Como si comieras polvo espacial. Yo, personalmente, prefiero el polvo de ganchitos.
¿Sueros orales? ¡Ah, eso sí es importante! Cuando te da el “corre que te alcanzo” (ya sabes, diarrea), busca los que tengan electrolitos y glucosa. ¡Y que no sepan a rayos! Profeco seguro tiene una lista, pero yo confío más en el consejo de mi abuela, que cura todo con Coca-Cola tibia. ¡Funciona! (No lo intentes en casa).
¿Cuál es la mejor sal de México?
¡Ay, Dios mío! Buscando la mejor sal de México… ¿Mejor del mundo? ¡Qué locura! Eso dice MercadoLibre, ¿no? Sal de Mar de Cuyutlán. ¿Será verdad?
Me suena a que sí, porque mi tía Chela usa esa sal y hace unas tostadas de camarón… ¡espectaculares! Aunque, ella también usa esa sal rosa del Himalaya, ¿cuál será mejor? ¡Uf!, demasiadas opciones.
Cuyutlán, ¿dónde queda eso? Necesito ubicarlo en el mapa, ¡siempre me pierdo! Tengo que preguntarle a mi primo Paco, él es un crack con la geografía. El sabe de esas cosas, incluso sabe de las mejores playas para surfear.
La sal de Cuyutlán, dicen que es artesanal… ¡eso me gusta! Prefiero lo natural, lo hecho con cariño, a diferencia de esas sales procesadas que saben a… ¡nada! Sin sabor.
¿Y el precio? Eso sí importa. ¡Aunque por una buena sal, pago lo que sea! Mi receta de paella necesita la mejor sal, no puedo arriesgarme a arruinarla.
- Sal de Mar de Cuyutlán: MercadoLibre la vende.
- Proceso artesanal: Eso la hace especial.
- Tostadas de camarón: Prueba irrefutable de su calidad (dice mi tía Chela).
- Precio: A investigar. 💸
Necesito comprarla ya. ¡Hoy mismo voy al súper a buscarla! Si no la encuentro, al menos encontraré el número de mi primo Paco.
¿Cuál es la sal más recomendable para cocinar?
A ver… ¿La sal?
La sal de mesa yodada, supongo. Es lo que dicen los médicos.
Pero yo… yo en la cocina uso lo que siento.
- A veces sal marina, gruesa, para que cruja al morder. Me recuerda al mar, al pueblo donde veraneaba de niño, antes de que todo se torciera.
- O sal en escamas. Es delicada, como… como algo que se rompe fácil.
- También tengo una sal ahumada que me regaló mi abuelo. Huele a leña, a invierno, a él. Ya no está.
Supongo que cada sal me recuerda algo. Momentos. Personas. Ausencias.
La yodada… esa no me recuerda nada. Es como si fuera… solo sal.
Quizás por eso no la uso tanto.
- Últimamente estoy probando con la sal rosa del Himalaya. Me dijeron que es más sana. No sé. Solo sé que es rosa, como el cielo al amanecer, cuando no puedo dormir.
- Vi una sal negra en un mercado hace poco. Me dio miedo comprarla. Me recordó al carbón.
- Hace unos años hice un curso de cocina y aprendí sobre la flor de sal. Es cara, como si el lujo fuera una necesidad en mi vida. Ya no recuerdo mucho del curso, solo la sensación de sentirme fuera de lugar.
Yo creo que lo mejor es usar la que te haga sentir algo, aunque sea tristeza.
¿Cómo elegir una buena sal?
¡Ay, la sal! ¿Buena sal? ¿Qué significa eso? Me suena a que el tema es complejo, ¿no?
Sal sin refinar, eso dicen los entendidos. Mi madre siempre usó la de grano grueso, la del molinillo ese que tengo por ahí, lleno de sal. Será.
¿Minerales? ¡Ah, sí! Calcio, magnesio… ¿hierro también? Tendré que mirar la etiqueta de la mía. La verdad, nunca lo he hecho. Siempre he comprado la misma, por costumbre, de toda la vida. Pero ¿realmente importa?
La refinada es un timo, creo. Química pura y dura. Imagino todo el proceso: blanca, brillante… y vacía. Sin sabor, sin nada. Una imitación de lo natural. A mí me sabe a poco.
Debería mirar las etiquetas, ¿verdad? Aunque luego me lio con todos esos ingredientes… ¿E-450? ¿Qué demonios es eso? No entiendo nada.
Mi amiga Ana me dijo que la sal del Himalaya era lo mejor. ¡Una pasada! rosa… pero carísima.
En fin, ya me he liado, como siempre. ¡Necesito un café! Y decidir qué sal compro. Mañana. O pasado.
- Sal sin refinar: Más minerales (calcio, magnesio, hierro).
- Sal refinada: Sin minerales, aditivos artificiales.
- Sal del Himalaya: Opción cara pero aparentemente mejor.
- Revisar etiquetas: imprescindible. Entender esos códigos.
Este año compré sal marina en grano de la marca “Mar de Sal”. Me gusta su sabor. La del Himalaya la probé hace dos meses en un restaurante, nunca la compraría por el precio.
¿Cuál es la diferencia entre la sal yodada y la no yodada?
La diferencia principal es el yodo añadido. La sal yodada tiene yodo, la otra no. Fin.
Ahora, mi historia…
Me acuerdo perfectamente cuando mi abuela, allá por 2022, en su casa de pueblo en Teruel, siempre insistía con la sal yodada. Ella, con su sabiduría de la huerta, decía que era “para que no te salga bocio, niña”. Yo, con mis 15 años y mis cascos puestos, pues ni caso. Pero ahí estaba ella, regañando porque en la ensalada siempre usaba la sal gorda, la normal, la de toda la vida.
La verdad es que no me gustaba mucho ir a Teruel, siempre hacía un frío que pelaba y la comida, aunque casera, me parecía sosa. Pero mi abuela era especial. Era una señora bajita, con el pelo blanco recogido en un moño y una fuerza que parecía venir de la misma tierra. Siempre olía a hierbabuena y a puchero. Y siempre, siempre, me daba un caramelo de violeta escondido en su bolsillo.
Un día, curioseando en su alacena, encontré un bote enorme de sal yodada. La etiqueta era amarillenta y ponía algo así como “Sal yodada – La Purísima”. Me quedé mirando el bote, pensando en el yodo ese, en el bocio, en mi abuela. Me dio una sensación extraña, como si entendiera, aunque fuera un poquito, por qué le importaba tanto.
- Bocio: Una inflamación de la glándula tiroides.
- Yodo: Un mineral esencial para el buen funcionamiento de la tiroides.
- Sal yodada: Una forma fácil de asegurarse de que la gente consume suficiente yodo.
Hoy, ya más grande, siempre compro sal yodada. No sé si es por la abuela, por el bocio, o por una simple cuestión de precaución. Pero cuando la uso, me acuerdo de ella, de su casa en Teruel, del frío, de la hierbabuena, y del caramelo de violeta. Y sonrío.
¿Qué es mejor, la sal yodada o la normal?
La sal yodada es la mejor opción. Simple y llanamente. Mi abuela, experta en remedios caseros (y en quejas, hay que decirlo), siempre lo decía. El yodo es crucial.
La deficiencia de yodo causa problemas serios, como el bocio, una hinchazón de la glándula tiroides. ¿Qué es la glándula tiroides? Un órgano vital que regula nuestro metabolismo, nuestro crecimiento… ¡nuestra vida! Sin suficiente yodo, ¡adiós a un metabolismo eficiente!
- Bocio: Crecimiento anormal de la tiroides.
- Hipotiroidismo: Disminución de la actividad tiroidea.
- Retraso mental en niños: Especialmente grave en etapas de desarrollo.
La OMS, el Ministerio de Sanidad (datos de 2024) y expertos coinciden: la yodación de la sal es una estrategia de salud pública muy efectiva y barata. Una gota de yodo, una vida más sana. ¡Punto!
Pensándolo bien… ¿no es fascinante cómo algo tan simple como la sal puede tener un impacto tan profundo en nuestra salud? ¡Es una pequeña revolución química diaria! Yo, personalmente, prefiero la sal yodada, aunque a veces, en mi búsqueda de sabores más auténticos, uso la sal marina sin yodar, pero con moderación, claro.
¿Sabías que…? La concentración ideal de yodo en la sal varía según la región y la prevalencia de deficiencia. No es solo una cuestión de añadir yodo, es una cuestión de dosificación precisa. ¡La ciencia es maravillosa (y complicada)!
- Variaciones regionales: La necesidad de yodo varía según factores geográficos y climáticos.
- Control de calidad: La legislación regula la cantidad de yodo añadido a la sal, algo crucial para evitar problemas de exceso o carencia.
- Efectos secundarios: Un consumo excesivo de yodo, aunque raro, puede producir problemas. Todo con moderación. Como en la vida misma, digo yo.
¿Cuáles son las mejores marcas de sal?
Las mejores sales… uff, qué pregunta a estas horas.
La Fina, sí, la he usado siempre. Mi abuela la usaba, y su madre antes. Tiene un sabor… familiar. Un poco impersonal, si te soy sincero.
Elefante, esa la compré el mes pasado, impulsado por una publicidad engañosa de la tele, creo. Decepcionante. Demasiado fina, casi invisible.
Sal Sol, ¡ah, Sal Sol! La usaba en mi casa de la playa, en Veracruz. Recuerdo el olor a mar… No, espera. Era otro sabor, más intenso. O quizá no, ya no lo recuerdo bien. El calor de la noche me confunde.
¿Profeco? No sé, nunca he prestado mucha atención a eso. A lo mejor si hubiera investigado más, no habría terminado con esa Elefante tan insípida.
- Problemas con la Sal Elefante: Granulometría demasiado fina.
- Preferencias personales: La Fina por tradición familiar, Sal Sol por recuerdos asociados.
- Falta de información objetiva sobre Profeco: Nunca he revisado sus recomendaciones.
- Reflexión nocturna: El calor sofocante de esta noche en mi departamento de la colonia Roma me está haciendo divagar…
- Situación actual: Estoy solo, pensando en estas cosas absurdas, a las 3:17 am. Otra noche más de insomnio.
¿Cuál es la sal más saludable para cocinar?
La sal marina y la sal de roca se alzan como las reinas del condimento saludable. ¡Adiós a la sal refinada, hola a la sal con pedigrí!
Pero, ¿por qué elegir estas sales como si fueran diamantes en un mar de sodio? Pues resulta que no han pasado por el aro del refinamiento industrial, conservando así sus minerales y ese sabor que te transporta directamente a la playa (o a una mina, según tu gusto). ¡Ojo!, que no te vendan gato por liebre, una cosa es sal marina y otra muy distinta la sal “marina” de mesa, que ha visto menos el mar que yo un concurso de pesca.
- Sal marina: Evaporada por el sol y el viento, como si fuera un vino añejo. Es la sal que te imaginas al escuchar olas y gaviotas.
- Sal de roca: Extraída de vetas milenarias, como un secreto guardado bajo tierra. Ideal para sentirse Indiana Jones en la cocina.
Mi abuela siempre decía: “Más vale sal natural que químico artificial”. Y aunque mi abuela confundía el microondas con una lavadora, en esto tenía toda la razón.
Y ahora, el extra:
¿Sabías que algunas sales “gourmet” vienen con algas? ¡Algas! Dicen que aportan yodo y un sabor a mar más intenso. Yo prefiero añadir algas a la ensalada, pero allá cada cual con sus experimentos culinarios.
Además, ojo con el mito del “bajo en sodio”. TODA sal es cloruro de sodio, así que, aunque el envase diga lo contrario, modera su consumo. ¡Que la salud no está para sales!
¿Qué es mejor, la sal marina o la yodada?
¡Uy, qué pregunta! Me acuerdo de una vez, en 2024, en la costa de Galicia, comiendo pulpo a la gallega. La sal, ¡qué sal!, gruesa, marina, con el sabor del mar mismo, ¡increíble! Pero… en casa, usamos yodada. Simplemente, porque mi madre siempre lo ha hecho así.
La sal yodada es la que usamos siempre. Es más práctica, la compras en cualquier supermercado. Recuerdo una vez que me quedé sin sal y tuve que usar la marina que tenía para una receta, ¡casi me da algo! Sabía diferente, muy intensa. Era como si todo el sabor del mar se concentrara en cada grano. Pero, ¡claro!, faltaba el yodo.
A ver… ¿qué es mejor? Para mí, la experiencia con la sal marina fue… ¡espectacular! Pero para una dieta equilibrada, la yodada gana . La otra, es un capricho para ocasiones especiales, ¿sabes?
- Sal marina: sabor intenso, experiencia gastronómica.
- Sal yodada: práctica, yodo esencial para la salud.
Mi abuela, que ya tiene 87 años, me decía siempre que la sal marina era la mejor, ¡pero la yodada es la que nos mantiene sanos! Ahora mismo, tengo un bote de cada en mi cocina. Depende de lo que cocine. Para una paella, la marina es perfecta. Pero para los guisos diarios, la yodada es la que uso.
¿Qué es mejor, sal yodada o sin yodo?
Sal yodada, ¡sin duda, campeón! Es como el superhéroe de la sal, luchando contra el bocio y otras cosillas feas. La sal común es más sosa que un plato de tofu sin salsa.
¡Ojo al dato! Que no te emociones, ¡máximo 5 gramos al día!, que es menos que lo que le echas a las palomitas del finde. Si te pasas, ¡la presión arterial sube como la espuma!
¿Y por qué tanto bombo con el yodo? ¡Pues porque tu tiroides lo necesita como el aire! Y si la tiroides no va fina, te sientes más lento que una tortuga con reuma.
- Yodo: Imprescindible para la tiroides.
- Sal yodada: La opción recomendada por los listos.
- Sal común: Aburrida a más no poder.
- Cantidad: ¡No te pases de 5 gramos!
Recuerda, que tampoco te flipes comiendo solo sal yodada, ¿eh? Que luego me echas la culpa si te salen antenas.
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