¿Cuánto comercio pasa por el Mar Rojo?

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El Mar Rojo, vía crucial para el comercio mundial gracias al Canal de Suez, canaliza aproximadamente el 12% del tráfico marítimo global. Su estratégica ubicación lo convierte en un punto neurálgico para el intercambio internacional.

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¿Qué volumen de comercio usa el Mar Rojo?

A ver, a ver… El Mar Rojo, ¡vaya preguntita! Es un punto crucial para el comercio mundial, eso sí lo sé.

Recuerdo haber leído, en algún artículo por ahí (no me acuerdo exactamente donde), que un porcentaje importante del comercio marítimo mundial pasa por ahí. No sé si es 12% o 15%, la verdad.

Pero sí, es vital porque conecta Asia y Europa a través del famoso Canal de Suez. ¿Te imaginas la cantidad de barcos que pasan por ahí cargados de mercancías? ¡Una barbaridad!

Una vez, hace como 3 años, estuve en Egipto y vi un barco enorme esperando para cruzar el Canal. Me quedé flipando con el tamaño. Me pregunto qué llevaría dentro… Probablemente cosas que usamos todos los días, ¿no?

Ahora, si me pides el dato exacto… ahí sí que me pillas. Pero confía en mí, el Mar Rojo es importantísimo para que nos lleguen las cosas que compramos.

¿Cómo afecta el Mar Rojo al comercio?

Canal de Suez. No el Mar Rojo en sí, ¿o sí? El canal, claro. Atraviesa el Mar Rojo, pero… Bah, qué lío. El canal es la clave. Bloqueo. Eso afecta al comercio. Mucho.

  • Petróleo. Buques petroleros atascados. Precio sube. Gasolina cara. Yo tuve que ir en bici al trabajo una semana, un rollo.
  • Contenedores. Ropa, electrónica, juguetes… todo atascado. Esperas eternas. Tiendas vacías. ¿Te acuerdas del Ever Given? Ese fue el colmo. Semanas. Semanas.
  • Rutas alternativas. Cabo de Buena Esperanza. Más largo. Más caro. Toneladas de CO2 extra. ¿A quién se le ocurre?

El otro día vi un documental. Decían que el comercio mundial… uf, no sé qué porcentaje… Pasa por ahí. Muchísimo. Y yo que pensaba que solo era importante para Egipto. Error. Error. Importa a todo el mundo. Es una arteria principal. Como la aorta. Sí, eso. La aorta del comercio mundial.

  • Piratería. También. En el Golfo de Adén. Cerca. No es el Mar Rojo, pero casi. Más costes. Seguridad. Militares. Un follón.
  • Turismo. Cruceros. Playas. Egipto. Jordania. Si hay problemas, adiós turistas. Y mi primo Juan trabaja en un hotel en Sharm el-Sheikh. Le afectaría directamente. Pobrecillo.

Este año, menos mal, no ha habido grandes bloqueos. El año pasado… Bueno, mejor no recordarlo. Un caos. La economía mundial depende de ese canal. Increíble. Deberían hacer otro. ¿O ampliarlo? No sé. Algo. Es demasiado importante como para dejarlo así. A ver qué pasa en el futuro. Yo, por si acaso, me compro una bici eléctrica. Nunca se sabe.

¿Qué significa Ruta Marítima?

¡A ver, a ver! ¿Qué es una ruta marítima? Pues, ¡menuda preguntita! Es como una autopista, pero… ¡MOJADA! Donde los barcos, esos gigantes de metal, van de compras de un lado para otro. En vez de ir al Mercadona, se pegan viajecitos a China a por rollitos de primavera. ¡Imaginad el ticket de la compra!

  • Ruta marítima: Camino de agua para barcos comerciantes. Como las venas del mundo, pero con agua salada y piratas ocasionales (bueno, quizás no tantos piratas como en mis películas favoritas).

¿Las rutas más importantes? ¡Ahí van, agarraos que vienen curvas!:

  • Canal de Panamá: Atajo entre el Atlántico y el Pacífico. ¡Más rápido que dar la vuelta a Sudamérica! Yo una vez intenté rodearlo en kayak, pero me cansé y pedí un Glovo acuático (no existe, lo sé, ¡pero molaría!).

  • Canal de Suez: Otro atajo, esta vez entre el Mediterráneo y el Mar Rojo. Evita tener que rodear África, que tiene tela marinera. Ahorras tiempo, combustible… ¡y encuentros con leones marinos!

  • Estrecho de Malaca: Conecta el Océano Índico con el Pacífico. ¡Tráfico que no veas! Más barcos que coches en la M-30 un viernes por la tarde. Yo una vez vi un atasco ahí y, en serio, flipante.

  • Ruta del Cabo de Buena Esperanza: Para los valientes que les gusta rodear África. ¡Vistas espectaculares, pingüinos incluidos! Eso sí, prepárate para marearte como un pato mareado.

Este verano yo he ido a la playa de Gandía. Nada de rutas marítimas internacionales para mí. ¡Con mi sombrillita y mi bocata de tortilla me conformo! Eso sí, vi un barco enorme en el horizonte… quizás venía del Canal de Panamá con un cargamento de plátanos. ¡Quién sabe!

¿Cuál es la ruta marítima más larga del mundo?

La ruta marítima más larga: Cabo de Hornos. 22.000 kilómetros. Suficiente.

  • Cabo de Hornos: Más que un camino. Una prueba.

  • Mi abuelo navegó ahí. Nunca habló de ello. El mar calla secretos.

  • Distancia: Importa, pero no define la travesía. La soledad en alta mar, eso es otra cosa.

  • Otros caminos son largos, sí. Este… es diferente. El retorno es la verdadera meta.

  • Hoy existen alternativas. Pero la historia… la historia pesa.

  • ¿Para qué navegar tanto? Pregunta difícil. La respuesta se encuentra en el silencio del océano, quizá.

Si te interesa:

  • Algunos dicen que la distancia real es mayor. Depende de la corriente.
  • Las coordenadas exactas del Cabo de Hornos, por si quieres ir. Aunque, ¿deberías?
  • “Navegar es necesario; vivir no es necesario”. Una frase para pensar.

¿Cuál es la ruta de navegación más transitada?

Canal de la Mancha: arteria vital. 500 barcos diarios. Punto estratégico. Norte-Atlántico, Reino Unido-Europa. Tráfico incesante.

La congestión es brutal. Mi padre, capitán retirado, lo decía: un infierno de acero. Recorridos diarios, agotadores. Peligroso.

El peligro latente. Choques, problemas meteorológicos. Control del tráfico esencial. Sistemas de vigilancia, vitales. A veces fallan.

  • Riesgos: colisiones, temporales, fallos técnicos.
  • Control: Autoridades marítimas, radares, sistemas de comunicación.
  • Tráfico: Gigantesco. Unos 200.000 buques al año según mis datos del 2024.

Impacto económico monumental. Comercio mundial. El 20% del comercio europeo pasa por allí. Imagina. Negocio descomunal. Un atasco ahí paraliza Europa.

Recientemente, una tormenta en 2024, casi causa un desastre. Recuerdo el pánico. La imagen aún me persigue.

¿Cuál es la gran ruta marítima?

La Ruta de la Seda Marítima, a veces olvidada frente a su contraparte terrestre, es la que realmente merece el título de “gran ruta marítima”. Conectó Oriente y Occidente durante siglos, mucho antes del siglo XV y los viajes de Colón. ¿Por qué es “grande”? No solo por su extensión, sino por su impacto. Intercambio cultural, económico, propagación de ideas… Si las ideas fueran virus, esta ruta sería su vector principal. Curioso, ¿no? Como una autopista de la información, pero en barco.

  • Intercambio comercial: Especias, seda (obviamente), porcelana, marfil… Productos de lujo que movían fortunas y conectaban civilizaciones. ¿Te imaginas un mundo sin pimienta negra? Yo tampoco. Gracias, Ruta de la Seda Marítima. A veces me pregunto cómo se sentían esos mercaderes al ver tierras tan lejanas.

  • Difusión cultural: Religiones, filosofía, tecnología… Todo se movía a través de esta intrincada red de rutas marítimas. Es fascinante pensar en la lenta pero constante propagación de ideas a través del océano. Recuerda a la deriva continental, pero a nivel cultural. Yo mismo descubrí la música gamelán indonesia gracias a un documental sobre rutas comerciales.

  • Siglos de historia: Desde el siglo II a.C. hasta el siglo XV, esta ruta fue crucial para el mundo. Siglos de historia surcando las olas. A diferencia de la ruta terrestre, la marítima permitía transportar mayores cantidades de mercancías. Una diferencia logística que cambió el mundo.

  • Conexiones globales: China, India, el Sudeste Asiático, Arabia, África Oriental, el Mediterráneo… Una red inmensa que unía culturas dispares. Es como si el mundo, en aquel entonces, fuera más pequeño gracias al mar. A veces pienso que la globalización no es un fenómeno moderno, sino un proceso recurrente en la historia de la humanidad.

Este año visité el Museo Marítimo de Barcelona. Me impresionó mucho una exposición sobre la navegación en la antigüedad. Me hizo reflexionar sobre la valentía de aquellos marineros que se aventuraban en lo desconocido. Esos viajes debieron ser experiencias transformadoras. La Ruta de la Seda Marítima no era solo una ruta comercial, sino un crisol de culturas, un motor de cambio, una ventana a lo desconocido. Y en cierto modo, sigue siéndolo.

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