¿Qué puedo hacer si mi recibo de luz llegó muy alto?

¡Ay, Dios mío, ese recibo de la luz! ¿Quién lo ha visto? Parecía un billete de lotería, pero de esos que te tocan… ¡la ruina! Me quedé helada, ¿sabes? Como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago. Primero, la incredulidad, ¿será un error? Luego, la rabia, ¡una rabia que me subía por el cuello! De verdad que me dan ganas de gritar, de tirar el papel contra la pared… ¡pero no, eso no soluciona nada!

Lo primero que pensé, con el corazón latiendo a mil, fue: “Esto no puede ser cierto”. Recuerdo una vez, hace años, que me pasó algo parecido. Un recibo desorbitado, y era por una falla en su sistema, ¡imagínate! Me hicieron dar vueltas durante meses, entre llamadas, correos electrónicos, y hasta una visita a una oficina que parecía sacada de una película de terror, llena de gente esperando igual de desesperada que yo. Al final, sí, me devolvieron el dinero, pero… ¡el estrés que me provocó!

Así que esta vez, no, no voy a esperar. Voy a poner el grito en el cielo. Directo al centro de atención al cliente, ¡con el recibo en la mano, como un escudo contra la injusticia! Y al 071 también, claro. Si es un error de ellos, que me expliquen con pelos y señales dónde está el fallo, y que me devuelvan hasta el último céntimo. ¡Ni un euro de más! ¡Ni un duro! No me lo merezco, después de todo lo que pago. Además, según escuché por ahí, hay un montón de gente con problemas similares últimamente. Dicen que las subidas son brutales, ¡hasta un 30% en algunos casos! ¡Es una barbaridad! ¿Cómo se supone que vamos a pagar?

A ver cómo se soluciona esto… Cruzo los dedos y rezo a todos los santos. Ya les contaré cómo me fue. Espero que esta vez sea más fácil, y que no me den tantas vueltas como la otra vez. Porque si no… ¡se van a enterar!