¿Qué significa socala?

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El término socala se refiere al robo de pequeñas cantidades de fruta, generalmente de huertas o fincas.

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El Arte (y el Delito) del Socala: Una Mirada a la Sustracción Frutal

El término “socala”, aunque poco conocido fuera de ciertas regiones rurales, encierra una práctica tan antigua como la agricultura misma: el robo de pequeñas cantidades de fruta. No se trata de un atraco a gran escala, ni de un acto de vandalismo premeditado, sino más bien de una sutil apropiación, a menudo encubierta bajo la excusa de la necesidad o, en algunos casos, de una tradición arraigada.

A diferencia del robo común, el socala se caracteriza por su escala reducida. Se centra en la sustracción de pequeñas cantidades de fruta, generalmente de huertas o fincas, a menudo sin dejar rastro evidente, o con un daño mínimo a la propiedad. Un puñado de naranjas, unas pocas manzanas, un racimo de uvas… la cantidad robada es, generalmente, para consumo personal o familiar inmediato, no para su reventa.

La connotación del término “socala” es ambigua. Mientras que legalmente constituye un delito de hurto, socialmente puede estar teñido de una cierta tolerancia, incluso de romanticismo. En ciertas comunidades rurales, el socala podría verse como una pequeña transgresión, una especie de “tributo” silencioso a la generosidad de la tierra, una práctica casi ritualística, más cercana a la recolección furtiva que al robo premeditado. Esta percepción, sin embargo, no justifica el acto en sí, ya que sigue siendo una violación de la propiedad privada.

Sin embargo, es importante distinguir el socala de la simple apropiación indebida de fruta caída o en estado de descomposición. En el socala, se asume un elemento de premeditación, aunque sea mínimo, y una selección activa de la fruta. No se trata de recoger lo que ya está perdido, sino de tomar algo que, legalmente, pertenece a otro.

La supervivencia históricamente ha jugado un papel en la perpetuación del socala. En épocas de escasez, el hambre pudo haber impulsado a individuos o familias a recurrir a esta práctica para complementar su dieta. Hoy en día, aunque la necesidad alimentaria no sea tan imperiosa, la persistencia del término y de la práctica en algunas zonas rurales puede deberse a la transmisión de tradiciones orales, a una cultura de la informalidad o, incluso, a una cierta nostalgia por un pasado más sencillo.

En conclusión, el socala, más allá de su simple significado de robo de fruta, nos revela una compleja interacción entre la ley, la tradición, la necesidad y la cultura. Su estudio nos permite reflexionar sobre las relaciones entre las comunidades rurales y el medio ambiente, y sobre cómo las prácticas sociales moldean nuestra percepción de lo legal y lo ilegal. Sin embargo, es fundamental recordar que, por pequeña que sea la cantidad, el socala sigue siendo un acto delictivo que debe ser considerado como tal.