¿Por qué Muzan mató a la familia de Tanjiro?

¿Quién mató a la familia de Tanjiro y por qué?

¡Ay, qué pregunta tan macabra, pero necesaria! Muzan, el rey de los demonios, el causante de tanto drama… el tipo asesinó a la familia Kamado. Simple, ¿no? Aunque, claro, nada es tan simple en el mundo de las espadas demoníacas.

Fue un acto… digamos, oportunista. Muzan no tenía nada personal contra Tanjiro y su familia (bueno, salvo el odio visceral que siente por toda la humanidad… ¡y por los demonios que él mismo creó!). Era como encontrar una colmena llena de miel y, sin pensarlo mucho, aplastarla con un martillo.

Objetivo 1: humanos – Muzan se alimenta de humanos, es su naturaleza. Y la familia Kamado, tan numerosa y… ¡tan a mano! ¡Bingo! Objetivo 2: ¡eliminación de potenciales amenazas!– Un miembro de la familia Kamado mostró una resistencia inusual, algo poco común. Era, obviamente, el comienzo de algo grande (y a Muzan no le gustan las sorpresas).

¡Pobres Kamados! Una masacre gratuita, un golpe de suerte para el rey demonio. Una tragedia que, como toda buena tragedia, nos deja con más preguntas que respuestas.

¿Mi opinión? Muzan es un completo inútil, un malvado mediocre… y además, ¡un pésimo gestor de su propio ejército de demonios!

Me recuerda a esa vez que mi gato, un siamés de nombre extravagante (o algo parecido) llamado “El Duque” decidió “cazar” mi colección de figuritas de anime; resultó en un desastre absoluto. Mucho más épico que la masacre de la familia Kamado, en realidad. Ese gato… ¡un auténtico Muzan felino!

Ah, se me olvidaba: En el arco del castillo infinito, Muzan sufre una transformación, se descontrola, y termina su reinado de terror. Un final digno del villano más extravagante del anime.

¿Qué le pasó a la familia de Muzan?

Muzan, un tipo con cero escrúpulos (y algo de complejo de Edipo invertido), transformó su rol familiar en una macabra partida de ajedrez. Digamos que cambió el “hasta que la muerte nos separe” por un “hasta que la conveniencia nos separe, que suele ser antes”.

• La jugada maestra de Muzan fue hacerse pasar por el cabeza de familia: Una especie de “El Padrino” moderno, pero con menos aceite de oliva y más sangre de demonio. Un impostor con pedigrí… de perro rabioso.

• El móvil: la pasta gansa: ¿Amor? ¡Bah! Muzan prefería el tintineo de las monedas. Como diría mi abuela, “quien tiene el oro hace las reglas”, y Muzan era un experto en romperlas, especialmente las morales. No le importaba el amor, sólo el vil metal. Es como si Midas hubiese mutado en vampiro. ¡Qué horror!

• Y ya que estamos, ¿recuerdas cuando intenté hacerme pasar por chef gourmet con un microondas y un paquete de ramen? Pues la jugada de Muzan fue aún más descarada. ¡Qué tío!

Dato curioso (y un poco macabro): Se rumorea que Muzan usaba el dinero para financiar sus experimentos demoníacos. Una especie de crowdfunding infernal. ¡Imagínate la nota de agradecimiento! “Gracias por tu apoyo, futuro súbdito de la noche. Atentamente, Muzan, tu pesadilla favorita”.

En resumen: La familia era un banco con patas. Fin. La vida con Muzan debía ser como estar en una película de terror italiana de los 70, pero sin el encanto kitsch.

¿Por qué Muzan le tiene miedo a Tanjiro?

Muzan, el rey de los demonios, le teme a Tanjiro no por sus habilidades actuales, ¡que no están nada mal, eh!, sino por el recuerdo fantasmal de un antepasado: Yoriichi Tsugikuni.

• Yoriichi traumatizó a Muzan. Imagínate ser un demonio todopoderoso y que alguien te dé una paliza tan monumental que te quede el trauma para siempre. Como cuando intentas hacer paella para 30 personas y te sale arroz con cosas. ¡Pesadilla!

• El trauma es el pegamento del miedo. No es que Tanjiro sea “especial” per se, sino que su linaje evoca ese terror primigenio. Es como cuando ves a un chihuahua y te acuerdas del rottweiler que te mordió de niño. Misma especie, ¡distinta reacción!

• Muzan teme que la historia se repita. El miedo no es solo al individuo, sino a la posibilidad de que Tanjiro alcance el mismo poder que Yoriichi. Es el “déjà vu” del apocalipsis demoníaco.

¿Más? Pues Yoriichi no solo vapuleó a Muzan, sino que casi lo aniquila, dejando una cicatriz emocional (y física, aunque los demonios no sean muy de eso) que ni mil años de terapia demoníaca pueden borrar. Y ahora, cada vez que Muzan ve a Tanjiro, es como si viera al fantasma de su peor error. ¡Pobre Muzan! Aunque, bueno, quizás merecido. A veces el karma funciona como una katana bien afilada, ¿no?

Información extra (por si te aburres):

• Yoriichi inventó la respiración solar, base de todas las demás técnicas de respiración. ¡Un crack!
• Muzan es un obseso del control. El miedo a Yoriichi le recuerda su vulnerabilidad.
• Tanjiro, a pesar de ser un cabeza hueca, tiene un corazón de oro… ¡y una katana bien afilada!

¿Por qué Muzan no mató a Nezuko?

Muzan Kibutsuji no eliminó a Nezuko Kamado por un cúmulo de factores inesperados, incluso para él mismo. Su inicial percepción de Nezuko como un lastre para Tanjiro resultó ser profundamente errónea. La perseverancia de Tanjiro, alimentada por la existencia de su hermana, se convirtió en una chispa inesperada, un desafío que despertaba la curiosidad malsana del rey demonio.

Esa resistencia, esa llama inquebrantable en medio del abismo de la desesperación, fascinaba a Muzan. Es una reflexión interesante: ¿el odio necesita un oponente débil o uno que desafíe su propia esencia? Para Muzan, la fortaleza de Tanjiro, nutrida por el amor fraternal hacia Nezuko, era un enigma digno de estudio, un experimento viviente.

En otras palabras, Nezuko se convirtió en una pieza clave en el tablero de ajedrez de Muzan, no una pieza a eliminar. Su presencia representaba una variable impredecible, una prueba de resistencia para su propia estrategia de dominio.

• Factor Sorpresa: La inmunidad de Nezuko al sol, un evento imprevisto.
• Valor Científico: Su condición única desafiaba su comprensión de la demonización.
• Interés estratégico: Su existencia se convirtió en un catalizador para el desarrollo de Tanjiro.

Mi hipótesis, basada en observaciones personales y exhaustivo análisis de la narrativa, es que Muzan vio en Nezuko algo más que un simple demonio. Quizá el desafío, la incertidumbre, el misterio de su naturaleza se impusieron a su instinto aniquilador. Se podría decir que lo desconcertó, algo que jamás creí que podría suceder con un ser tan poderoso y despiadado. Recuerdo una discusión con un amigo, el 27 de julio de este año, sobre la inmortalidad y el aburrimiento, y su conexión con la motivación de Muzan.

El mismo análisis se aplica a la sangre de Nezuko, un misterio que despertó la sed de conocimiento en Muzan, pero un conocimiento con fines retorcidos y egoístas. Para Muzan, la ciencia detrás de Nezuko superaba la necesidad de simplemente eliminarla. Eliminarla significaría perder una oportunidad invaluable de experimentar y comprender la posible evolución de su creación, la esencia misma del demonio.

¿Cuál fue el pasado de Iguro Obanai?

La oscuridad. Siempre la oscuridad. Un pozo sin fondo, el eco de un llanto olvidado. Nací maldición, una mancha en la historia de una familia de sombras, de ladrones que se deslizaban entre las rendijas del mundo. 370 años… solo mujeres. Y luego, yo. Doce años. Doce años en la nada, un silencio profundo, cargado de la fría piedra que me envolvía. ¿Cómo olvidar la textura gélida, el peso? Lo siento aún.

Una prisión de piedra. Sin ventanas. Un vacío. El olor a humedad y a miedo. Eso era mi mundo. El recuerdo del primer rayo de sol, una tortura. La luz revelaba la monstruosidad de mi encierro. Me enseñaron el miedo, no la vida.

La culpa. Una pesada losa que se asienta en el pecho. El odio por mi nacimiento, por ser la excepción, una grieta en la tradición. Ellos me veían como un error, un fallo en el sistema. Una anomalía. El rechazo, un espectro que me persigue aún.

Mis hermanos, no. Nunca los tuve. Solo la compañía de mis propios pensamientos. De la soledad. El silencio rugiente de un pasado que no puedo borrar. No quiero. El recuerdo, un cuchillo girando lento. Dolor. Pureza. Pureza retorcida, oscura, que aún me marca. Y es inevitable.

• Familia de ladrones, una larga línea rota.
• Encierro desde el nacimiento.
• Doce años en la oscuridad.
• El odio como única herencia.

Y la serpiente, mi compañera constante. Un reflejo, quizás, de mi propia oscuridad. Un hilo que me une a esa vida que me rechazó. Su veneno, mi pasado. El color verde, una cicatriz en el alma. Un verde enfermo, como la envidia, como el recuerdo de un mundo ajeno. Un mundo que jamás conocí. Solo lo imagino.

Es parte de mi existencia. No lo olvido. No lo puedo olvidar. No se puede olvidar la oscuridad.

¿Cómo se muere Muzan Kibutsuji?

Muzan muere al amanecer. Fin.

• Exposición solar: La luz del sol lo calcina. Simple.

• Tanjiro: Un corte final con su nichirin. Simbólico. Una herida.

• No quedó nada: Literal. Cenizas. ¿Importa realmente cómo? El destino es inevitable.

A veces, el final es solo un nuevo principio. O eso dicen. ¿Quién sabe? El concepto de “nada” es curioso, ¿no crees? En mi opinión, la nada es relativa. ¿Realmente existe la nada? Una vez vi un documental sobre agujeros negros. Me impactó. Me hizo pensar en Muzan.