¿Cómo calmar la ansiedad de extrañar a alguien?

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¡Uf, extrañar a alguien te revuelve el estómago! A mí me ayuda mucho hablar con amigos o familia. Sentir su apoyo, aunque sea una simple llamada, me calma la angustia. Sé que es difícil pedir ayuda, ¡pero a ellos también les reconforta poder estar ahí para ti! Crea un espacio seguro donde puedas expresar tus sentimientos sin miedo, te aliviará muchísimo.

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¿Cómo calmar la ansiedad de extrañar a alguien? Ay, Dios mío, ¿quién no ha pasado por esto? Esa sensación… como un puñal en el estómago, ¿verdad? Ese vacío que te deja sin aire, ese nudo en la garganta que te impide tragar… Ufff, horrible.

A mí me pasa, y me pasa a menudo. Recuerdo una vez, cuando mi mejor amiga se mudó a Australia… ¡Qué locura! Sentía que me faltaba un brazo, una pierna… el mundo se veía… apagado. Me sentía como una de esas plantas que se marchitan sin sol, ¿sabes?

Lo que me ayudó, de verdad, fue hablar. No con cualquiera, claro. Con mi hermana, sobre todo. Simplemente contarle lo que sentía, lo mucho que la extrañaba, como una catarata de palabras inconexas, llorar un poco… es increíble la paz que te da eso, ¿no? Como si de repente liberaras un peso enorme que llevabas encima.

Hablar con mis amigos también, aunque solo sea para que me escuchen, para que sepan que estoy pasando por esto, me ayuda muchísimo. Una simple llamada, un mensaje… a veces es más efectivo que cualquier terapia. ¡Y ellos también lo agradecen! Porque saber que puedes ayudar a alguien que quieres… ¡qué bonito es eso!

Sé que pedir ayuda puede ser complicado. A veces nos da vergüenza, parece una debilidad… pero créeme, no lo es. Al contrario, ¡es un acto de valentía! Es abrir tu corazón y permitir que otros te ayuden a sanar. Crea ese espacio seguro, ese lugar donde te puedas permitir ser vulnerable, donde puedas gritar, llorar, reír… expresar lo que sientes sin tapujos. Te lo aseguro, te aliviará una barbaridad. Porque aunque la distancia física exista, el amor, el cariño, la conexión… esos lazos se mantienen fuertes si les das el espacio para crecer. Y eso sí que es algo que nadie puede quitarte. ¿Verdad que sí?