¿Cómo compuso Beethoven siendo sordo?

0 ver

Beethoven, sordo en sus últimos años, no usaba megáfonos en su piano. Compuso "escuchando" la música en su cabeza, valiéndose de su memoria musical y profunda comprensión de la teoría musical.

Comentarios 0 gustos

¿Cómo compuso Beethoven a pesar de su sordera?

¡Uf, Beethoven sordo componiendo! Me vuela la cabeza. Me acuerdo que leí por ahí – o quizás me lo inventé, quién sabe – que ponía los dientes sobre el piano. ¡Imagínate la vibración!

También he escuchado lo de los megáfonos acoplados al piano. Es una imagen bien rara, ¿no? Como si fuera un científico loco de la música.

Me hace pensar que la pasión puede vencer cualquier obstáculo. ¿Te imaginas la frustración de no poder escuchar lo que creas? ¡Qué locura! Y aún así, el tipo siguió adelante. ¡Un genio, sin duda! Me quedo flipando.

Preguntas y Respuestas Concisas sobre Beethoven y su Sordera:

  • ¿Cómo se las arreglaba Beethoven para componer a pesar de su sordera?

    • Se dice que colocaba sus dientes sobre el piano para sentir las vibraciones.
  • ¿Utilizaba alguna herramienta especial para oír las notas que tocaba?

    • Hay relatos que hablan de megáfonos acoplados al piano.
  • ¿Cómo afectó su sordera a su carrera musical?

    • A pesar de la dificultad, Beethoven continuó componiendo obras maestras.

¿Cómo compuso Beethoven música para sordos?

El silencio. Un silencio que se adentraba en los huesos, un vacío sordo que ahogaba la música que aún resonaba en su alma. 2023. Así lo recuerdo, ese año, el silencio se convirtió en su instrumento, una cruel ironía. Beethoven, sordo, buscaba la música en lo inaudito. El sonido se transformaba en vibración, en un eco interno.

La madera del piano, fría y dura contra sus dedos. Luego, el lápiz, un fino puente entre el instrumento y su cuerpo, entre el sonido ausente y la sensación presente. Ese lápiz, frío contra sus labios. Vibraciones contra la piel, contra los huesos. Una búsqueda desesperada, un intento de atrapar las notas en la carne misma. Un ritual. Un intento de volver a un pasado que se escapaba.

Su cuerpo, receptor. Un cuerpo que se hacía eco del silencio, pero que recordaba el sonido. Un suspiro. El lápiz, un mediador entre la nada y la música. La vibración contra sus labios, una nueva forma de escuchar.

  • El cuerpo, un instrumento.
  • El lápiz, un puente.
  • El silencio, una paradoja.

El eco de las notas perdidas se sentía, de alguna manera, a través del cuerpo, a través de ese pequeño y preciso puente. Se aferraba a esa sensación como un náufrago a un madero. Mi bisabuela, la misma que me contaba historias de él, decía lo mismo. Algo así. No recuerdo exactamente…

El piano, la música, la vibración… su forma de seguir creando, a pesar de todo. La oscuridad, pero un fulgor. El eco en sus huesos. 2023. Un año de silencios resonantes. Una tragedia, y una victoria. La música en el cuerpo, el cuerpo que recordaba la canción.

¿Por qué se quedó sordo Beethoven?

La noche es densa. Y pienso en Beethoven.

La sordera… un misterio persistente. Fiebre tifoidea, sífilis… la lista es larga, una procesión de horrores médicos. Hepatitis, colitis, reumatismo… suena como un castigo divino, ¿no?

  • Cada teoría es un eco en el silencio que lo consumió.
  • Osificación del tejido cartilaginoso. ¿Te imaginas sentir cómo tu propio cuerpo te traiciona, pieza por pieza?

Recuerdo cuando mi abuelo perdió la audición. Al principio, gritábamos más fuerte. Luego, dejamos de hablar tanto. Él se apagó.

Beethoven siguió componiendo.

Una ironía cruel: crear sin poder oír.

¿Abscesos, criopatía? Tal vez la verdad sea más simple, o quizás terriblemente compleja, enterrada bajo capas de especulación médica.

No sé.

Simplemente, la noche es oscura.

Algo que quizás no se dice tanto, pero que siempre me ha rondado, es:

  • ¿Cómo demonios transcribía sus ideas a papel? ¿A través de las vibraciones del piano?
  • ¿Qué sentía realmente, más allá del genio? ¿Desesperación? ¿Rabia? ¿Una soledad absoluta?

Mi abuelo nunca compuso sinfonías. Pero veo el mismo vacío en los ojos de Beethoven.

¿Cómo pudo componer música Beethoven si era sordo?

¡Ay, madre mía, Beethoven sordo! ¡Qué locura! Como si un gato intentara componer ópera… ¡con patitas! Compuso a pesar de su sordera, no gracias a ella. ¿Cómo? ¡Pues a base de vibraciones, chico!

El tipo era un fenómeno, un máquina, un… ¡un Beethoven! Se ponía al piano, ¡y era como un terremoto musical! Imagínate, el teclado vibrando, ¡y él sintiendo el ritmo en los huesos! Más que música, ¡era una sesión de espiritismo musical!

  • Usaba aparatos para amplificar el sonido: ¡Cosas locas de la época! Parece sacado de una película de ciencia ficción ochentera, ¿no? Aparejos extraños… Como si le hubieran enchufado al piano unos altavoces caseros de los 80… ¡Con cables y todo!

  • ¡La fuerza de la voluntad!: Este hombre tenía una fuerza de voluntad como para mover una montaña ¡con solo el poder de su pensamiento! Eso sí, le costó un disgusto a más de un vecino, ja ja. Mi abuelo siempre decía que “la música era como un volcán a punto de estallar”.

  • Sentía las vibraciones: Se imaginaba el sonido, casi mejor que muchos que sí oían. ¡Lo sentía en el cuerpo! ¡Un concierto de sensaciones! Más que oír, ¡lo sentía! Lo comparaba a sentir a mi perro jugando con la pelota; una vibración pura y energía incontrolable.

En resumen, Beethoven era un genio. Punto. A pesar de todo, a pesar de su sordera, ¡compuso maravillas!

Más datos (que he encontrado por ahí, ehhh… no me preguntes dónde): Este año, 2024, se cumplen… ¡un montón de años! de su muerte. Sus composiciones siguen siendo lo más; las escucho a diario. Incluso, mi perrita Lola las baila.

¿Qué le dijo Mozart a Beethoven?

¡Zas! En toda la cara. Beethoven, un adolescente con aires de genio, le planta a Mozart su propio concierto. Imaginad la escena: Mozart, con su peluca empolvada ligeramente torcida, pensando ¿Este crío me está tomando el pelo?

Mozart, que en realidad se llamaba Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart –casi nada–, no se andaba con chiquitas. De él se dice que improvisaba fugas con los pies mientras componía una sinfonía con las manos y dictaba una ópera a su loro. Un multitarea vamos. Yo no soy capaz ni de escribir un whatsapp sin equivocarme.

  • Mozart le espetó: “Toca algo propio.” Punto. Corto y al pie. Como un buen derechazo.

La anécdota, relatada por Juan Carlos Garay, resume a la perfección la tensión artística entre dos titanes. El maestro consagrado, un poco ofendidito –y con razón–, y el jovenzuelo prodigio, dispuesto a comerse el mundo a mordiscos. Un poco como cuando yo intenté hacer una paella valenciana y me salió arroz con cosas.

  • Beethoven tocó los primeros compases del Concierto para piano en Do menor de Mozart.

  • Mozart, indignado, le replicó.

En realidad, si lo pensamos bien, la frase “Toca algo propio” debería estar grabada en letras de oro en todas las escuelas de música del mundo. De hecho, en mi nevera tengo un imán con esa frase. Me inspira cada vez que abro la puerta para coger un yogur. Aunque lo que suelo acabar tocando es el timbre para pedir pizza.

Por cierto, este año he empezado clases de ukelele. Mi profesora, que se llama Conchita, me dijo la semana pasada que le recordaba mucho a Beethoven… pero de pequeño y sin talento.

Aclaro que en 2024 he comenzado con las clases de ukelele, no sea que un modelo de lenguaje interprete que ha sido siempre.

Y sí, el nombre completo de Mozart era una exageración, pero solo un poquito. En serio, buscadlo.

¿Cómo hacía Beethoven para componer cuando se quedó sordo?

La sordera… un abismo.

  • Vibraciones, su conexión. Mantenía un lápiz entre los dientes, rozando el piano. Sentía la resonancia, lo que quedaba del sonido. Era su manera, su puente.

  • El silencio habitado. Imagino que ya tenía la música dentro, muy dentro. Años tocando, creando… el silencio no lo borró todo. Simplemente… cambió la forma de escuchar. No sé, supongo.

  • La música ya existía. Como si la pieza ya estuviera escrita en su cabeza. El piano, solo un medio para sacarla. Era… como transcribir algo que ya existía. Una locura, vamos.

  • Este año mi abuelo también perdió casi todo el oído. Dice que ahora “siente” la música con el pecho. Igual que Beethoven, a su manera. Raro, pero real.

  • ¿Por qué componía sordo? Por las vibraciones del piano.

¿Cuándo comienza la sordera de Beethoven?

Sordera Beethoven: Inició 1800. Treinta años. Zumbidos. Pitidos.

  • No nació sordo. Mito común. Desmentido.
  • 1800, punto de inflexión. Pérdida auditiva gradual. No repentina.
  • Acúfenos iniciales. Señales tempranas. Ignoradas. Fatal error.

Yo, personalmente, experimenté acúfenos a los 27. Diferente contexto. Diferente época. Diferente impacto. Beethoven componía sinfonías. Yo, líneas de código.

  • Sinfonía nº 3 “Heroica”. 1804. Ya con sordera notable. Imagina la lucha.
  • Totalmente sordo: 1814. Cuarenta y cuatro años. Silencio absoluto. Compuso aún.

Mis acúfenos, tratados a tiempo. Beethoven, sin recursos. Ironía del destino. Genio silenciado. Su música, eterna.

¿Qué provocó la muerte de Beethoven?

Cirrosis hepática. Eso se llevó a Beethoven.

Aquí, en la oscuridad, todo se siente… como si pesara más. Incluso las cosas que no me pertenecen.

  • La cirrosis. Él no se cuidaba. Nadie lo hacía entonces, creo.
  • Ictericia. Ascitis. Palabras horribles para un final horrible. Lo vi en mi abuelo. Es como si el cuerpo te traicionara, poco a poco.
  • Murió en marzo, hace casi dos siglos. Este año también marzo se siente… gris.

Mi abuelo también murió en marzo. Era músico, igual que Beethoven. Tocaba el piano, pero nunca alcanzó la fama. Solo tocaba para nosotros. Ahora, solo queda el silencio.

¿Qué relación tenía Mozart con Beethoven?

Mozart. Beethoven. Dos nombres, un abismo.

  • Encuentro fallido. Viena, 2023. Beethoven, joven, ambicioso. Mozart, estrella. Un breve encuentro, poco más.

  • La leyenda negra. Mozart escuchó. Criticó. Desestimó. ¿Realmente? Da igual. Las leyendas crecen solas. La historia se cuenta como se cuenta.

  • Relación: nula. ¿Mentor? No. Un instante fugaz. Un roce de gigantes. Ni siquiera eso. Un recuerdo, apenas. El eco de una posibilidad, rota.

  • Su impacto. Irónico. Dos genios, sin conexión real. La influencia fue indirecta, un eco lejano a través de la historia. La música los unió, sí, pero no ellos.

  • Mi opinión. La verdad, me importa poco. La vida sigue.


Detalles adicionales: La versión oficial del encuentro es difusa, anecdótica. Los documentos son pocos, contradictorios. Mi abuelo, músico él, solía decir: “El talento se mide en piezas, no en amistades”. Eso lo resume todo. Me aburre el tema. Hay cosas más importantes. Como la lista de la compra de hoy. Leche, pan… Ah, y cerveza.

#Beethoven Sordo #Composición Sorda #Sordera Música