¿Cómo empieza la gastroenteritis viral?

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La gastroenteritis viral, causada por virus que invaden las células, se inicia con diarrea acuosa, dolor abdominal, náuseas, vómitos y, a veces, fiebre.
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Inicio de la Gastroenteritis Viral: Síntomas y Mecanismo

La gastroenteritis viral es una infección del tracto digestivo causada por virus. Estos virus invaden las células que recubren el estómago y los intestinos, provocando una inflamación que conduce a los síntomas característicos de la enfermedad.

Síntomas Iniciales

Los síntomas iniciales de la gastroenteritis viral suelen aparecer entre 12 y 72 horas después de la exposición al virus. Estos síntomas generalmente incluyen:

  • Diarrea acuosa
  • Dolor abdominal
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Fiebre (en algunos casos)

Mecanismo de Inicio

El inicio de la gastroenteritis viral se produce cuando el virus entra en el cuerpo a través de la ingestión de alimentos o bebidas contaminadas, o al tocar superficies contaminadas y luego llevarse las manos a la boca. El virus invade las células que recubren el estómago y los intestinos, denominadas enterocitos.

Una vez dentro de los enterocitos, el virus se replica, provocando la inflamación y el daño de las células. Esta inflamación daña las microvellosidades, que son pequeñas proyecciones en la superficie de los enterocitos que ayudan con la absorción de nutrientes.

El daño a las microvellosidades altera la absorción de fluidos y electrolitos, lo que lleva a la diarrea acuosa. La inflamación también puede causar dolor abdominal, náuseas y vómitos.

Duración de los Síntomas

La gastroenteritis viral generalmente dura de 1 a 3 días. Sin embargo, en algunos casos, los síntomas pueden persistir durante una semana o más. Los síntomas suelen alcanzar su punto máximo en el segundo día y luego disminuyen gradualmente a medida que el cuerpo combate el virus.

Tratamiento

El tratamiento de la gastroenteritis viral es principalmente de apoyo, ya que no existe una cura específica. El objetivo del tratamiento es prevenir la deshidratación y restaurar el equilibrio electrolítico. Esto se puede lograr bebiendo muchos líquidos, como agua, caldo o soluciones de rehidratación oral.

En casos graves, puede ser necesario que el paciente reciba líquidos por vía intravenosa. También se pueden recetar medicamentos antieméticos para controlar las náuseas y los vómitos.