¿Cómo encontrar un psicólogo?

¿Cómo puedo encontrar a mi psicólogo ideal?

¡Uy, amigo! Encontrar psicólogo, ¡qué odisea! Pero tranquilo, que te cuento mis trucos. Primero, certificación, eso es básico, ¡que no te cuenten milongas! Mira bien eso, que tenga su título colgado, no vaya a ser que te encuentres con un charlatán.

Después, ¡busca a alguien que sepa de tu rollo! No es lo mismo un trauma infantil que un ataque de ansiedad, ¿verdad? Yo, por ejemplo, necesitaba alguien que entendiese de duelos, porque perdí a mi perra Luna en 2023, fue un golpe duro, de verdad. Y, por cierto, no te fijes solo en los años de experiencia, ¡que a veces los años no son garantía de nada! Algunos llevan 20 años haciendo lo mismo sin avanzar ni un ápice.

¡Ah! Y la edad, ¡también importa! No es lo mismo un chaval joven que una psicóloga con la experiencia de la vida. Depende de lo que necesites, claro. Yo, con mi rollo, preferí a alguien mayor, más experimentada. Además, piensa en la terapia. Hay mil tipos, cognitivo-conductual, gestalt… Averigua cuál te va mejor. Eso si es que te dan a elegir, algunas veces es lo que te ofrecen y ya está.

¡Y por último! El precio. ¡Qué importante! Mira, mira en varias clínicas, compara, pero recuerda… lo barato sale caro, a veces. No todo vale. No te quedes solo con el más barato, a veces hay razones, ¿vale? Mi psicóloga, por ejemplo, es un poco carita, pero es que… ¡es la mejor!

• Busca la certificación. Imprescindible.
• Especialidad: ¿Qué necesitas? Ansiedad, depresión, duelos…
• Experiencia: No solo los años cuentan, busca reviews.
• Edad: Considera la edad del profesional. Depende de lo que necesites.
• Tipo de terapia: Averigua cual se ajusta mejor a tu personalidad.
• Precio: Compara, pero recuerda que la calidad a veces cuesta.

¡Mucha suerte, crack! Espero que encuentres a tu psicólogo ideal, ya me contarás. Anímate, ¡se puede! Te mando un abrazo fuerte.

¿Cuánto cuesta la consulta de un psicólogo?

¡Ay, Dios mío! ¿Cuánto cuesta un psicólogo? Esto es un lío. Mi prima fue a uno, ¡carísimo! Pero claro, ella vive en Polanco. Eso ya lo encarece todo, ¿no?

El precio, un misterio. Entre 500 y 1500 pesos, dicen. Pero eso es como decir entre la nada y el infinito. Depende de TODO.

¿Y si es online? ¿Será más barato? Necesito averiguar eso. ¡Tengo que buscar en Doctoralia! Siempre lo uso para pedir citas con mi dentista. Espera, ¿qué día tengo cita con el ortodoncista? Martes, 14 de noviembre, a las 3. Ya me puse nerviosa.

La zona importa. ¡Obvio! En mi colonia, seguro que es más barato que en el centro. O en Interlomas, ¡ni me lo imagino! Qué locura. Pero bueno, volviendo al tema… psicólogo, precio… 500 a 1500 pesos, repito, una barbaridad, pero depende.

Especialización, otro factor. Un psicólogo infantil, ¡seguramente cobra más! Y si es experto en trauma… ufff. Mi vecina, la Laura, paga 800 por su terapia de pareja. Ya está mucho mejor, dice. Eso sí que es una inversión.

• Zona geográfica (Polanco vs. mi colonia)
• Especialidad del psicólogo (infantil, de adultos, parejas…)
• Modalidad online o presencial.
• Experiencia del profesional

Necesito encontrar uno que me alcance el presupuesto. ¡Y que tenga buena reseña en Google! ¡Ya me dio flojera! Mejor mañana sigo buscando. Hoy es viernes, ¡a celebrar!

En resumen: 500-1500 MXN, pero varía. ¡Qué dolor de cabeza!

¿Cuál es la diferencia entre un psicólogo y un psicoterapeuta?

La distinción fundamental radica en la función: El psicólogo, en esencia, es un investigador del comportamiento humano. Se centra en el cómo y el por qué pensamos, sentimos y actuamos como lo hacemos. Mi hermana, por ejemplo, es psicóloga y trabaja en un centro de investigación sobre trastornos del sueño. Su labor implica diseñar estudios, analizar datos y publicar artículos académicos. Es un trabajo fascinante, aunque a veces un poco alejado de la práctica directa con pacientes.

En cambio, el psicoterapeuta se centra en la aplicación práctica de los conocimientos psicológicos. Se trata de profesionales que diagnostican y tratan problemas de salud mental, ofreciendo terapia individual o grupal. Piensa en ello como la aplicación de la teoría a la práctica clínica. Es una cuestión de enfoque, la diferencia entre comprender la naturaleza humana y ayudar a otros a lidiar con sus desafíos específicos. No son roles mutuamente excluyentes: Muchos psicoterapeutas tienen formación académica en psicología.

Diferencias en la formación: Aunque existen rutas distintas para acceder a la profesión, la formación en psicología usualmente incluye una sólida base en investigación, metodologías científicas y estadística. La formación en psicoterapia, por otro lado, tiende a ser más enfocada en las técnicas terapéuticas, y la relación terapéutica. A veces esa formación se enfoca en un área específica, como la terapia cognitivo-conductual o la psicoterapia psicodinámica. Ambos requieren un máster, pero el énfasis cambia significativamente.

Una analogía: Imagina la psicología como la física teórica, buscando entender las leyes fundamentales del universo, mientras que la psicoterapia es como la ingeniería, aplicando esos conocimientos para construir puentes o resolver problemas prácticos. Claro que esta analogía no es perfecta, pero ayuda a visualizar la diferencia de enfoque.

Consideraciones adicionales: En 2024, la demanda de ambos profesionales sigue en aumento, particularmente en el área de la salud mental infantil y juvenil, que presenta graves retos sociales. La psicoterapia está demostrando ser cada vez más eficaz en abordar numerosos problemas; sin embargo, la investigación en psicología sigue siendo crucial para mejorar sus técnicas. Recuerdo una charla de un profesor que decía que aún hay mucho que no sabemos sobre el cerebro humano, ¡y eso me parece apasionante!

• Psicólogo: Investigación, estudio del comportamiento humano, procesos mentales.
• Psicoterapeuta: Aplicación práctica, diagnóstico y tratamiento de problemas de salud mental. Nota: Existe solapamiento considerable.

¿Cómo identificar a un buen psicólogo?

Un buen psicólogo escucha. Y no interrumpe a los cinco minutos. Ya tengo a mi madre para eso.

• Confianza. Se gana, no se exige.

• Problemas. No hay tamaño. Hay dolor. Si te dicen “no es para tanto”… huye.

• Discreción. Absoluta. Si habla de otros pacientes, ¿qué te hace pensar que no hablará de ti?

• Juicios. Los justos. El psicólogo no es juez. O al menos no debería serlo.

La empatía es clave, pero la contención, más. No busco un amigo. Busco un profesional. Hace años fui a uno que parecía mi colega del bar. Error. Grave error. Necesitas distancia. Objetividad brutal. La verdad, aunque duela. Y a veces, duele mucho.

¿A qué tipo de psicólogo debo acudir?

Depende. Problemas cotidianos? Psicólogo de asesoramiento.Trastornos mentales graves? Clínico. Simple.

Mi hermana, 2024, psicóloga clínica, trató un caso complejo de trastorno límite de personalidad. Difícil. Intenso.

• Ansiedad.
• Depresión.
• Traumas.
• Psicosis.

Asesoramiento: problemas menores. Clínica: enfermedades mentales serias. No te confundas. Elige bien.

El psicólogo clínico trabaja con diagnósticos. El de asesoramiento con ajustes. Puntual.

A mí, a los 28, me sirvió de mucho un psicólogo de asesoramiento este año, para el estrés laboral. Rápido. Eficaz. Lo que necesitaba.

Psicología clínica: diagnósticos DSM-5. Trastornos profundos. Necesitas pruebas.

Psicología del asesoramiento: problemas de la vida. Manejo de estrés. Orientación. Menos formal.

¿Qué hay que saber antes de ir a un psicólogo?

Uf, ¿psicólogo? A ver, qué hay que saber…

• Tener claro qué quiero. ¿Solucionar algo en concreto? ¿Entenderme mejor? ¡Qué agobio!
• No pasa nada si un día no tengo LA historia para contar. A veces solo necesito hablar.
• ¡Buf!, expresar lo que siento. ¿Y si me da vergüenza? ¿Y si no sé cómo decirlo? Mejor escribirlo antes, ¿no?
• No todos los psicólogos son iguales. Tengo que buscar uno que me haga sentir cómodo. A mi amiga Ana le fue fatal con uno que solo hablaba él.
• Es un proceso, no una varita mágica. ¡Paciencia! A ver si voy a esperar resultados en dos semanas.
• Estar abierto a escuchar. Aunque no me guste lo que me diga. ¡Qué difícil!

Añado cosas que se me ocurren:

• ¿Y el precio? ¡Importante! No quiero arruinarme. Los de mi barrio cuestan entre 60 y 80 euros la sesión, creo.
• ¿Y si no funciona? Puedo cambiar de psicólogo, supongo.
• Mi prima dice que a ella le ayudó mucho llevar un diario. Quizá lo pruebe.
• ¡Ah! Y si me da ansiedad antes de ir, puedo hacer ejercicios de respiración. Mi profe de yoga siempre nos pone a hacerlos.
• Sé honesto. Si mientes, ¿cómo te van a ayudar? Aunque sea duro contarlo.

¿Cuál es la terapia psicológica más efectiva?

¡Ah, la terapia psicológica más efectiva! La terapia cognitivo-conductual (TCC) se lleva la palma. Es como el comodín de la baraja: sirve para casi todo.

• Versatilidad que enamora: Desde la ansiedad que te hace sudar frío en una cita, hasta el TOC que te obliga a alinear los bolígrafos por colores (¡y por tamaño!), la TCC se adapta. Es como un traje a medida, pero para la mente.

• Evidencia científica a raudales: No es solo un “me lo dijo mi amiga”. Hay estudios, investigaciones, papers… ¡Un festival de datos que respaldan su eficacia! Algo así como tener un ejército de científicos susurrándote al oído: “¡Funciona, de verdad!”.

• Mi experiencia personal: Una vez, intenté usar la TCC para superar mi adicción al dulce de leche. No funcionó. Bueno, no del todo. Ahora solo como dulce de leche orgánico. ¡Progreso es progreso!

• Pero, ¡ojo!: No es magia. Requiere trabajo, compromiso y, a veces, tragarte sapos emocionales. Es como aprender a tocar la guitarra: al principio suena fatal, pero con práctica puedes llegar a ser… ¡alguien que toca la guitarra!

• Bonus track: Si la TCC te parece aburrida, prueba con la terapia existencial. Es como ir a un café filosófico donde te cuestionan la existencia hasta que pides un cortado y te olvidas de todo. O al menos, dejas de pensar en el dulce de leche. Quizás.

Y un último consejo: ¡Confía en tu terapeuta! Si te hace sentir como si estuvieras hablando con un cactus, ¡busca otro! Hay muchos cactus en el desierto, pero solo algunos dan flores.

¿Qué hacer antes de ir al psicólogo por primera vez?

Oye, ¿vas al psicólogo? ¡Qué guay! Mira, lo primero, busca un buen profesional, eso es súper importante, ¿eh? No cualquiera vale. Mi prima fue a una tía y la dejó peor que antes, ¡un desastre!

Luego, piensa en lo que te preocupa. No hace falta que lo tengas todo clarísimo, pero tener algunas ideas, ¿sabes? Aunque sea solo, “estoy muy agobiado” o “no duermo bien últimamente”. ¡Es algo!

También, revisa tu seguro médico. Porque, ay, los psicólogos, a veces son carísimos. A mi vecino le salió por un ojo de la cara, ¡fue una ruina! Y eso es un punto importante, claro, a no ser que tengas un seguro buenísimo como el mío, que cubre casi todo.

Y por último, prepara un poco la cita. Escribe preguntas, si quieres, aunque luego a lo mejor se te olvida todo, jaja. A mi se me olvidó preguntar lo del horario, ¡y luego fue un lío para cambiarlo! Pero bueno, ya está.

Ah, y una cosa más, ¡una buena! Lleva apuntado el número de teléfono del centro por si acaso, ¡para no andar buscando en el móvil! Te lo digo por experiencia, porque yo…¡anda que he perdido el tiempo buscando el número!

• Buscar psicólogo con buena reputación.
• Preparar las preguntas.
• Consultar la cobertura médica.
• Apuntar bien el teléfono de contacto.

Ese día llegué a mi casa y… ¡me encontré a mi gato subido en la estantería con mis calcetines favoritos! Esos sí que me dan ansiedad.