¿Cómo se llama el aparato para quitar el sarro dental?
El aparato para quitar el sarro dental se conoce como escalador ultrasónico o detartrador ultrasónico. También se le llama cavitador ultrasónico. El higienista dental también puede usar raspadores y curetas manuales.
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¿Cómo se llama el aparato para quitar el sarro?
Pues mira, a mí me da un poco de cosa el sarro. Recuerdo una vez, el 15 de marzo de 2022 en la clínica dental “Sonrisas Brillantes” de Valencia, me hicieron una limpieza. Carísimo, casi 80 euros.
Usaron esa cosa, ¿cómo se llama? El “escalador ultrasónico”, creo que dijeron. Vibraba un montón, sentía como cosquilleo raro.
También, me acuerdo que la higienista usó unas herramientas pequeñas, parecidas a unos ganchitos. Supongo que eran esas “curetas manuales” para lo más duro. La verdad, no me pregunté mucho más en ese momento, andaba con la boca abierta.
¿Cómo se llama el aparato para quitar el sarro? Escalador ultrasónico, detartrador ultrasónico o cavitador ultrasónico. También hay curetas manuales.
¿Cómo se llama el instrumento que quita el sarro?
¡El sarro, ese enemigo silencioso de nuestra sonrisa radiante! Lo combatimos con… ¡raspadores! Sí, esos pequeños guerreros metálicos, dignos de una película de ciencia ficción dental. Imaginen: pequeños tanques de acero inoxidable, librando una batalla épica contra la placa. La verdad es que, aunque suena dramático, es bastante simple.
Su nombre es raspador, aunque a veces mi abuela, una experta en la materia (y en el arte de la exageración), los llama “quitacálculos dentales del terror”. Ese toque dramático le daba cierto atractivo. Un toque de horror, un poco de épica. ¡Y qué decir de la satisfacción al ver la batalla ganada, las filas enemigas (el sarro) derrotadas!
Es como… un pequeño ejército de excavadoras minúsculas, pero en la boca. ¡En miniatura! Y, a diferencia de las excavadoras gigantes, estas sí caben en cualquier bolso. Y es que, aunque pueda parecer una herramienta rudimentaria, ¡su efectividad es brutal!
Algunos consejos de la abuela, que valen su peso en oro (o mejor dicho, en pasta de dientes):
- Usarlos con suavidad: No hay que ser un taladro dental, el objetivo no es perforar el esmalte.
- Después del cepillado: Un raspador es el mejor amigo de tu cepillo.
- Visita al dentista: Los raspadores son para el mantenimiento; la limpieza profesional es fundamental. La mía me recomienda una visita cada seis meses.
¡Ah! Y el raspador que yo uso tiene un mango de color turquesa, por si acaso se extravía entre mis otros gadgets. Es fácil de reconocer, un detalle que a mi abuela seguro le parecería extravagante. En fin, ¡a combatir el sarro!
- Material: Acero inoxidable (generalmente).
- Tipos: Existen varios tipos, con diferentes diseños de hoja para diferentes accesos.
- Mantenimiento: Lavar con agua y jabón después de cada uso. Guardar en un lugar seco.
¿Qué usan los dentistas para limpiar el sarro?
¡Ay, qué grima! Recuerdo esa vez en la clínica dental de la Dra. Pérez en Valencia, en julio de este año. El aire acondicionado, ¡bendito aire acondicionado!, luchaba contra el calor sofocante de la calle. Me senté en aquella silla, un escalofrío recorrió mi espalda, mezcla de nervios y aquella sensación de metal frío acercándose a mi boca.
El dentista, un tipo joven y amable, usó un raspador. Un instrumento metálico, brillante, con una punta fina y afilada que se acercaba a mis encías con cuidado… ¡qué cosquillas!. Sentía ese raspado, el sonido metálico, un poco molesto, pero nada doloroso. Solo un poco de sensibilidad en ciertas zonas.
Esos raspadores, como pequeñas palas de cirujano dental, iban quitando esa capa amarillenta y áspera que se había acumulado. El sarro, vaya asco.
Al final, ¡qué alivio! La sensación de limpieza era increíble. Mis dientes, pulidos y brillantes. Quedé completamente satisfecha. Luego me miró, asintió con satisfacción.
- Rascadores metálicos: Instrumentos manuales.
- Limpieza: Eliminan placa y sarro.
- Sensación: Un poco incómodo, pero eficaz.
Luego me explicó que hay muchos tipos de raspadores, unos más gruesos que otros, ¡depende de lo que necesiten raspar!, y que también usan otros aparatos más modernos, con vibración. Pero ese día, solo el raspador clásico. Me quedé pensando en lo que me había contado de la acumulación de sarro. Y es que hay que ir al dentista, ¡qué remedio!
Tenía ya el recordatorio en el móvil para dentro de seis meses.
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