¿Cómo se llama el estudio para saber qué vitaminas necesito?
¿Necesitas saber qué vitaminas te faltan? Una prueba genética de vitaminas y suplementos te ofrece un plan personalizado. Ideal para conocer el estado de tu organismo y optimizar tu salud. Consulta a un profesional para una evaluación completa.
¿Cómo se llama el estudio médico para saber qué vitaminas me faltan?
¡Ah, la pregunta del millón! ¿Cómo se llama esa prueba que te dice qué vitaminas andan bajas? Pues, a ver, no hay una única prueba con un nombre “oficial” así súper específico.
Pero lo que sí te puedo decir es que existen varias opciones. Generalmente, se les llama “perfil de vitaminas” o “análisis de vitaminas”. Suena sencillo, ¿verdad?
Te cuento, mi prima se hizo uno hace unos meses porque se sentía súper cansada. Fue a la clínica de saludintegra aquí en Barcelona (creo que pagó como 80 euros, algo así) y le hicieron un análisis de sangre bastante completo. Le midieron los niveles de vitamina D, B12, hierro, y otras cosillas. ¡Resultó que tenía la vitamina D por los suelos!
También he escuchado hablar de las “pruebas genéticas de vitaminas y suplementos”. Estas son un poco más modernas, y te dan una idea de cómo tu cuerpo procesa las vitaminas, no solo tus niveles actuales.
Lo importante es que hables con tu médico. Él o ella te dirá cuál es la mejor opción para ti, dependiendo de tus síntomas y historial clínico. ¡No te automediques! Es mejor ir sobre seguro.
Información concisa para buscadores:
- Nombre común: Perfil de vitaminas, análisis de vitaminas.
- Prueba alternativa: Pruebas genéticas de vitaminas y suplementos.
- Indicación: Conocer el estado del organismo y personalizar la suplementación.
- Importante: Consultar con un médico para determinar la prueba adecuada.
¿Cómo se llama el estudio de las vitaminas?
El estudio de las vitaminas se llama vitaminología.
¿Vitaminología? A ver, que me lio. Me acuerdo que hace unos meses, en marzo de este año, fui al médico en la clínica del barrio, ¡La Esperanza!, porque me sentía fatal. Fatiga, mareos… un asco, vamos. Pensé que era el estrés del trabajo, pero la doctora, súper maja ella, me mandó hacerme un análisis completito.
Una de las cosas que me dijo que miraban eran las vitaminas. Ahora que lo pienso, me explicó algo sobre cómo se analizaban y tal, pero yo estaba tan aturdida que no me enteré de la mitad. Me suena que dijo que era importante ver si tenía suficiente vitamina D, porque mucha gente la tiene baja, y también las del grupo B, sobre todo la B12. ¡Un lío!
Me acuerdo perfectamente de la cara de mi abuela cuando le conté que me iban a pinchar para sacarme sangre. “Ay, hija, ¡qué mal rollo!”. Ella es de las que prefiere curarse con hierbas y remedios caseros, aunque luego se toma la pastillita para la tensión sin rechistar.
Cuando me dieron los resultados, ¡sorpresa!, tenía la vitamina D por los suelos. La doctora me recetó unas pastillas y me dijo que saliera más a la calle, cosa que con mi trabajo es casi imposible. También me recomendó:
- Comer más pescado azul (salmón, sardinas, etc.)
- Tomar el sol (con precaución, claro)
- Considerar un suplemento de vitamina D en invierno.
Ahora me siento mucho mejor, la verdad. Aunque sigo sin entender muy bien qué es exactamente la vitaminología. ¡Tendré que buscarlo en Google luego! Lo que sí sé es que ahora le presto más atención a lo que como y trato de salir a dar un paseo aunque sea cortito. ¡La salud es lo primero!
¿Cómo saber si te hacen falta vitaminas?
¡Ay, amigo! ¿Te sientes como un flan deshidratado? Si te falta energía como si hubieras corrido una maratón con chanclas, es posible que tus vitaminas estén de vacaciones. Olvídate de la imagen del superhéroe, si te sientes así, ¡necesitas una revisión! La cosa es grave, ¡grave como un oso perezoso en un concurso de velocidad!
Síntomas que gritan “¡SOS, vitaminas!”:
- Fatiga: Estás más cansado que un gato persiguiendo un rayo láser. ¡De verdad! Como si hubieras peleado con un ejército de mosquitos en una noche sin dormir.
- Falta de aire: Subes las escaleras y te sientes como si hubieras escalado el Everest con una mochila llena de ladrillos.
- Mareos: ¡Un auténtico carrusel en tu cerebro! Mi suegra después de un día de compras se mareaba menos.
- Piel pálida o amarillenta: Si tu piel parece un papel de periódico viejo, ¡algo anda mal! Peor que la cara de mi perro cuando le quito el chuletón.
- Latidos del corazón irregulares: Como si tu corazón fuera un tambor loco, ¡bum bum bum! ¡Rítmico como un concierto de Metallica!
Pero ojo, que esto no es una receta médica, ¡eh! ¡Ni soy médico, que conste! Solo una experta en la observación de mi propia vida, y créanme, he visto cosas… ¡cosas que no se pueden explicar! Como esa vez que mi gato se comió mi móvil. ¡Increíble!
Otros síntomas raros (pero igual de importantes):
- Pérdida de peso sin razón aparente (A mí me pasó cuando encontré un kilo de ¡chocolate!).
- Entumecimiento u hormigueo ( como si te hubieran dado un beso de un pez eléctrico).
- Debilidad muscular (¡debilucho como un gatito recién nacido!)
En resumen: Si te sientes como un tomate pasado de moda, ve al médico. Él te dirá si necesitas una inyección vitamínica o simplemente un buen descanso y una pizza familiar. ¡Y si ves a mi gato, dile que devuelva el móvil!
¿Cómo se mide el nivel de vitaminas?
Mmm, ¿vitaminas? Ah, sí, medir el nivel de vitaminas, es verdad que me tengo que hacer un chequeo.
- Sangre u orina, ¿no? Depende de la vitamina supongo.
- B12, creo que esa es la que miran en sangre sí o sí.
- Sacar sangre…uff, qué pereza. Siempre me mareo un poco. ¿Será falta de hierro? O de alguna vitamina B, quién sabe.
Con una aguja, la sangre va a un tubo, ¡qué rollo! ¿Y luego qué hacen con la sangre? ¿La meten en una máquina gigante? Seguro que sí. Siempre me he preguntado cómo sacan tantos datos de una simple muestra de sangre. ¿Y si me equivoco al comer y sale mal?
¿Cuál es la dosis de vitamina A diaria?
La dosis diaria recomendada de vitamina A para hombres mayores de 14 años es de 900 mcg. Para mujeres mayores de 14 años, la dosis es de 700 mcg (770 mcg durante el embarazo y 1300 mcg durante la lactancia).
¡Uf, la vitamina A! Me acuerdo que el año pasado, estuve fatal con la piel seca, sobre todo en invierno. Fue horrible. Intenté de todo, cremas super caras, remedios de la abuela… Nada funcionaba. Un día, mi prima, que es nutricionista, me dijo: “¡Oye, igual te falta vitamina A!”. Yo ni me lo había planteado.
Al final, tenía razón. Empecé a comer más zanahorias y batatas, que ella me dijo que tenían mucha. También me compré un suplemento, pero con cuidado, porque me avisó que la vitamina A en exceso es peligrosa. ¡Es liposoluble! Se acumula.
- ¡La piel mejoró un montón! Ya no tenía esa sequedad horrible.
- También noté que veía mejor por la noche, no sé si será casualidad, pero me hacía mucha ilusión.
- Además, me sentía con más energía.
Me acuerdo que fui a una charla sobre nutrición en el centro cívico de mi barrio, cerca del parque, y hablaron de la vitamina A.
- Importante para la vista, la piel y el sistema inmunitario.
- Se encuentra en alimentos como el hígado, la leche, los huevos y las verduras de color naranja.
- El exceso puede causar problemas de salud.
- Algunas personas necesitan más que otras, como las mujeres embarazadas o lactantes.
Ahora, siempre estoy pendiente de tomar alimentos ricos en vitamina A, pero sin pasarme, ¡eh! Que la salud es lo primero. Y bueno, a mi me vino genial. ¡Pero cada persona es un mundo!
¿Qué enfermedades se previenen con la vitamina A?
¡Uf! Recuerdo el susto que pasé con mi sobrina, Sofía, el año pasado. Tenía 2 años y media, y estaba terriblemente débil, con una tos seca que no paraba. En el hospital de San Isidro, la doctora, una mujer seria con gafas, nos explicó que tenía una infección respiratoria grave. ¡Casi me da algo!
La vitamina A es clave, nos dijo. Para proteger las mucosas, ¡claro! Esas membranas que recubren todo nuestro interior y son nuestra primera barrera de defensa. Sofía, pobrecita, estaba tan decaída… La fiebre le subía y bajaba, un auténtico calvario. Me acuerdo del olor a antiséptico del hospital, el pitido de los aparatos… Sentí un miedo horrible.
La doctora insistió en la importancia de la vitamina A, especialmente en niños pequeños como Sofía. Mencionó las infecciones respiratorias, y claro, pensé en el peligro de una neumonía. Se me heló la sangre. También habló de la prevención de enfermedades de la vista, ¡algo super importante! y la anemia. ¡Qué horror! Y sí, Sofía estaba anémic, pálida, sin apenas energía.
El susto fue tremendo. Afortunadamente, con el tratamiento adecuado, incluyendo suplementos de vitamina A, Sofía se recuperó. Ahora está bien, corretea como una loca.
- Infecciones respiratorias: Bronquitis, neumonía.
- Problemas de la vista: Xeroftalmía (sequedad ocular).
- Anemia: Disminución de glóbulos rojos.
Esa experiencia me marcó. Ahora soy mucho más consciente de la importancia de la vitamina A, sobre todo en los más pequeños. Y claro, la alimentación sana, fundamental. Frutas, verduras de hoja verde… ¡Es vital!
¿Qué síntomas son cuando te faltan vitaminas?
Falta de vitaminas. Un bajón. Simple.
- Fatiga. Absoluta. Como si te hubieran vaciado.
- Piel: pálida, amarillenta. Un lienzo descolorido. La mía estuvo así en 2023, después de la gripe.
- Mareos. Desequilibrio. Caídas. La gravedad, una broma cruel.
- Debilidad muscular. Impotencia física. Un cuerpo que falla. Es agotador.
- Latidos irregulares. Un corazón que se rebela. Sientes cada latido, un golpe de realidad.
- Falta de aire. Asfixia sutil. La respiración, un trabajo pesado.
- Pérdida de peso. El cuerpo, un recurso agotado. Se consume.
- Entumecimiento. Hormigueo. Como agujas. Un cuerpo que se desconecta.
La deficiencia vitamínica es una declaración de guerra del cuerpo. Ni siquiera es una lucha, es una rendición.
Recuerdo mi propia experiencia en mayo. No fue divertido. Lo superé. ¿Lo importante? La prevención. Comida sana. Es básico. Punto.
La vida, un delicado equilibrio químico.
¿Cómo saber si le faltan vitaminas a mi cuerpo?
La única forma segura de saber si te faltan vitaminas es con un análisis de sangre y la opinión de un médico.
Pero… te cuento, el verano pasado, creo que era julio, estaba fatal. Vivía en Madrid, un calor horroroso, y yo solo comía ensaladas y gazpacho. Pensaba que era súper sano, ja! Pues me empecé a sentir cansadísima, pero cansada de verdad, como si tuviera plomo en las piernas.
Recuerdo un día que fui a visitar el Museo del Prado, estaba deseando ver Las Meninas, y a la media hora tuve que salir, ¡me mareaba! Pensé que era la calor, pero luego empecé a tener calambres en las piernas por la noche, unos calambres horribles, que me despertaban.
Además, se me caía el pelo a puñados. Y tenía unas aftas en la boca que no se curaban con nada. Yo, la verdad, me asusté un poco.
- Cansancio extremo
- Mareos
- Calambres
- Caída del cabello
- Aftas persistentes
Fui al médico de cabecera y me dijo que seguramente tenía falta de vitaminas, sobre todo del grupo B, por la dieta tan restrictiva que estaba siguiendo. Me mandó un análisis de sangre y, efectivamente, ¡tenía los niveles de vitaminas por los suelos!
Empecé a tomar un complejo vitamínico y a comer de todo, aunque con el calor me costaba. Poco a poco me fui sintiendo mejor, pero aprendí la lección: ¡hay que comer variado! Y sobre todo, escuchar al cuerpo.
Ahora, si me siento rara, voy directamente al médico, no me la juego. Y por cierto, Las Meninas las vi en septiembre, ya recuperada. Menudo susto.
¿Qué estudio revisa las vitaminas?
Un análisis de vitaminas y minerales.
¿Analizar mis niveles de vitaminas? ¡Uf, qué pereza! Pero ahí estaba yo, el martes pasado, a las 10 de la mañana en el laboratorio de la esquina. Siempre voy al mismo, cerca de mi casa, porque confío en ellos. La verdad es que todo empezó porque me sentía fatal, súper cansada, y mi doctora me dijo que quizás tenía alguna deficiencia.
Recuerdo que mientras me sacaban sangre pensaba en todo lo que había desayunado esa mañana: un zumo de naranja, unas tostadas con aceite y jamón… ¡Supuestamente todo muy sano! Pero la doctora insistía en que no era suficiente, que quizás mi cuerpo no estaba absorbiendo bien los nutrientes. Después de la extracción me fui a casa, preocupada, y me puse a investigar sobre vitaminas y minerales.
- Calcio: Siempre he pensado que tomo suficiente calcio.
- Magnesio: Este sí que no sé si ando bien.
- Zinc: ¿Para qué servirá exactamente? ¡A investigar!
La espera de los resultados fue eterna. Cada vez que sonaba el teléfono pensaba que era el laboratorio. Al final, ¡bingo!, llegaron por email. ¡Menos mal, todo dentro de los límites normales! Aunque la doctora me dijo que quizás podría tomar un suplemento de vitamina D, ya que, según ella, casi todo el mundo anda bajo de esa vitamina, sobre todo durante el invierno.
Este año me he propuesto cuidarme más y no esperar a sentirme mal para ir al médico. ¡A ver si lo consigo!
¿Cómo saber si me faltan vitaminas y minerales?
Síntomas de deficiencia vitamínica-mineral: Fatiga extrema. Mareos recurrentes. Palidez notable. Taquicardia inexplicable. Pérdida de peso severa. Entumecimiento, hormigueo persistente. Debilidad muscular incapacitante. A veces, piel amarillenta.
Diagnóstico: Análisis de sangre. Mi médico, la Dra. Álvarez, recomienda un chequeo anual. No confíes en autodiagnósticos.
Nutrición deficiente: Mi dieta, pescado, verduras, frutas, es bastante equilibrada. Aun así, necesito controles. Las carencias son sutiles.
Posibles causas, fuera de la dieta: Absorción deficiente. Enfermedades subyacentes. Medicamentos. Estrés crónico. Consumo excesivo de alcohol.
- Análisis de sangre: Hemograma completo. Panel metabólico. Prueba de función tiroidea.
- Consulta médica: Fundamental. Evita la automedicación.
- Consideraciones: El cansancio es común, pero el extremo, no. La piel amarillenta, indicio clave. Los latidos irregulares exigen atención inmediata.
Comentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.