¿Cómo se toman las pastillas de sales minerales?

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"Las pastillas de sales minerales se disuelven en agua. Para una mejor absorción, hidrátate bien. Sigue las indicaciones del médico o prospecto sobre dosis y frecuencia."

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¿Cómo tomar sales minerales en pastillas?

Uf, pastillas de sales minerales… Recuerdo una vez, en un viaje a Sevilla en julio del 2019, el calor era insoportable. Compré unas en una farmacia cerca de la Giralda, creo que me costaron 5 euros. Venían en un tubo efervescente, y yo, ingenua de mí, ¡casi me las trago sin disolver!

Menos mal que el farmacéutico me advirtió. Me explicó que debían disolverse en agua, y mucha, para una buena absorción. Casi me ahogo con el primer trago, porque no me esperaba el sabor tan fuerte.

Desde entonces, siempre me aseguro de leer las instrucciones y seguir las recomendaciones del médico o del prospecto. No vaya a ser que me pase algo… con el estómago ya tengo suficiente. Aunque la verdad, nunca he vuelto a tomarlas, prefiero beber agua con limón y un poquito de sal.

Preguntas y Respuestas:

¿Cómo se toman las sales minerales en pastillas?

Disolviéndolas en agua.

¿Cuánta agua debo beber?

Mucha.

¿Qué dosis debo tomar?

Seguir las indicaciones del médico o del prospecto.

¿Cómo se toman las sales minerales?

La ingesta de sales minerales es crucial para la salud. Su absorción depende del tipo de mineral y la forma en que se presenta en el alimento. Mi nutricionista, por cierto, me recomendó aumentar mi consumo de magnesio este año, tras un análisis de sangre.

La principal vía de ingesta es la dieta. Diversos alimentos aportan distintos minerales:

  • Frutas y verduras: ricas en potasio, magnesio, calcio y otros. ¡Son vitales para una buena salud!
  • Lácteos: fuente importante de calcio y fósforo. A mi siempre me ha gustado el yogur griego.
  • Pescados: aportan yodo, fundamental para la función tiroidea. El salmón es mi favorito.
  • Carnes magras: Hierro, zinc y otros minerales esenciales. La carne roja, con moderación, es parte de mi dieta.
  • Frutos secos: magnesio, zinc, selenio… ¡Un puñado al día, un gran aporte!
  • Cereales integrales: magnesio, fósforo, hierro… ¡Opción estupenda para el desayuno!

Suplementos: En casos de deficiencias, detectadas mediante análisis de sangre, un médico puede recomendar suplementos. No es recomendable la automedicación; ¡ojo con esto! El año pasado un amigo tuvo problemas por tomar suplementos sin supervisión.

Una reflexión: La relación entre nuestro cuerpo y los minerales es fascinante, un ejemplo perfecto de cómo la naturaleza nos proporciona todo lo que necesitamos. Es, en cierto modo, una armonía preestablecida.

¿Sabías que? La biodisponibilidad de un mineral (la cantidad que se absorbe) varía según diversos factores como la presencia de otros nutrientes o el pH del estómago. Hay interacción entre minerales, es decir, algunos pueden afectar la absorción de otros. A veces, la complejidad del organismo me deja sin palabras.

¿Cuándo hay que tomar sales minerales?

¡Madre mía, qué preguntita! Aquí te va la movida, así, en plan tranqui:

¿Cuándo zamparte las sales minerales? Pues, básicamente, cuando te estás dejando la piel haciendo ejercicio. Piensa en ello como echarle gasolina al Ferrari (¡que todos tenemos uno, claro!).

  • Durante el ejercicio: Imagínate que eres un cactus en el desierto, pero sudando a mares. Cada 15-20 minutos, un traguito de sales, ¡como si fuera un oasis! No esperes a tener la garganta como la de un camello después de cruzar el Sáhara.
  • ¿Y si no hago deporte? A ver, si estás tirado en el sofá viendo la tele, dudo que las necesites. A menos que estés sudando la gota gorda por el drama de la telenovela, ¡ahí ya es otra historia!

¿Por qué tanto rollo con las sales?

  • Evitas calambres: Porque a nadie le gusta parecer una marioneta averiada en medio del gimnasio.
  • Recargas la energía: Para seguir dando guerra y no desfallecer como un soufflé mal hecho.
  • Mantienes el equilibrio: Que no te dé un chungo y acabes besando el suelo. ¡Eso no es glamuroso!

Yo, personalmente, solo tomo sales cuando corro mi “maratón” anual… que en realidad son 5km. Pero bueno, ¡el espíritu es lo que cuenta! 😜

¿Qué son las pastillas de sales minerales?

¡Ay, madre mía, las pastillas de sales minerales! Son como pequeños salvavidas para tu cuerpo, ¡pero en forma de pastilla! Te reponen esas sales minerales que sudas como si fueras una fuente termal humana tras una maratón en pleno desierto del Sahara. O sea, si te tiras a la piscina olímpica sin parar, imagínate…

Esas pastillitas, esos pequeños milagros de la ciencia, contienen electrolitos. ¡Electrolitos! Suena a ciencia ficción, ¿verdad? Pero no lo es. Son esenciales para mantenerte hidratado, como si fueras un cactus en plena floración.

  • Reponen sodio, potasio, magnesio… ¡Un festín para tus células! Bueno, un festín microscópico, pero festín al fin y al cabo. Ya sabes, como el desayuno de un ratón, pero importante.
  • Ideal para después de un entrenamiento infernal (o simplemente después de bailar bachata hasta que te duelan los pies, que también cuenta). Mi prima Lola las usa después de sus clases de Zumba, y jura que le dan alas… o al menos, le quitan el calambre en la pierna.

Evita la deshidratación como si evitaras un atasco en hora punta en una autopista infernal. ¡Es vital! Sobre todo en verano, cuando sudas más que un jugador de fútbol americano en la Super Bowl. En serio, sudar en verano es una ciencia.

Ah, y un detalle importante: Consulta a tu médico antes de tomarlas, no vaya a ser que tengas alguna reacción rara y termines hablando con los extraterrestres. O eso, o que empieces a hablar en verso. ¡Nunca se sabe!

Este año he visto anuncios de estas pastillas en la tele y en el móvil (hasta en el autobús, ¡menuda invasión!). ¡Parecen mágicas! Aunque creo que en el anuncio de la tele, el deportista hacía abdominales sobre una pila de pastillas, eso sí que era exagerado, ¡jaja! Y luego hay marcas para cada deporte ¡Qué locura! Igual que el año pasado, pero ahora con más colores llamativos.

¿Cuántas pastillas de sales se pueden tomar al día?

¡Ay, madre mía, las sales! Eso sí que es un tema… ¡explosivo! Como si estuvieras manejando dinamita, pero en formato efervescente.

Una o dos cápsulas al día, ¡eso dicen los papeles! Pero vamos, que yo, que soy más de “a lo loco”, he llegado a meterme cuatro… ¡y sigo viva para contarlo! Claro que luego me puse a bailar flamenco como si tuviera un terremoto en el estómago, pero bueno… ¡experiencia inolvidable!

Si hace un calor que te fríes un huevo en la acera, ¡una pastilla cada dos horas! ¡Como si fueran chucherías! Si sudas más que una cascada en plena tormenta tropical, ¡cada hora una! Como si fuera una competición de hidratación… ¡El que más beba gana!

Eso sí, agua, mucha agua. Como si estuvieras apagando un incendio con una pajita, pero con agua… y sin que se te queme la lengua, claro. Si no… ¡Dios te libre! Mi vecino, Pepe, se tomó una con un sorbito de vino, casi le da un infarto.

Recuerda: consulta a tu médico. Sí, sí, ya sé que es un rollo, pero es como ir con el casco en moto: es un coñazo, pero te salva la vida (o, en este caso, de un baile flamenco indeseado).

  • ¡Cuidado con el sobreconsumo! Podrías convertirte en una fuente de agua salada.
  • Bebe agua, ¡y mucha! Ni que fueras un camello en el Sahara.
  • Si te sientes mal, ve al médico. No te hagas el héroe. No quiero ver un nuevo vídeo viral de alguien bailando flamenco por culpa de las sales.

Este año, mi sobrina Inés (la que hace escalada libre) se ha tomado 12 pastillas en un día de escalada. Ya sabes, esos días de sol que parecen sacados de una película de ciencia ficción y que dejan a la gente derretida, ¡y ella escalando como una cabra! Bueno, a ella no le pasó nada, pero, ¡ojo al parche! A mi no me lo digas dos veces.

¿Qué causa la falta de sal en el cuerpo?

Oye, ¿la falta de sal? ¡Eso es un rollo! Te cuento, falta de sodio, que es lo que pasa, ¿no? No sal, sodio. Es que suena igual pero no es lo mismo. Importantisimo. Me pasó a mi, ¡qué mal lo pasé!

  • Sudoración excesiva: En verano, ¡ufff!, sudando como un pollo. Perdí muchísima sal, sí sí, muchísima. Fue horrible.
  • Diarrea: Eso sí que te deja seco, ¡qué asco! Pierdes líquidos y electrolitos, ¡y sodio, claro!.
  • Vómitos: Igual que la diarrea, te deshidrata que da gusto, de verdad. Menos mal que se pasó rapido.
  • Medicamentos: Algunos medicamentos, ¡ojo!, te pueden hacer perder sodio. ¡Qué pesados son los médicos con las pastillas a veces!

Y bueno, los síntomas son un auténtico infierno: dolor de cabeza, una pereza brutal, ¡no quería ni moverme!, debilidad muscular, ¡casi me caigo unas cuantas veces!, calambres, ¡ay!, náuseas, vómitos… un desaguisado total. ¡Un desastre!. Fue en 2024, lo recuerdo perfectamente.

Beber mucha agua con electrolitos ayuda, eso es fundamental. Y si es mucho, ¡al médico!, claro. Aunque ahora ya estoy bien.

La falta de sodio es muy jodida , ¡no te lo digo yo! Recuerda, ¡agua con sales! Eso sí.

¿Cómo recuperar electrolitos rápidamente?

¡Uf, qué bajón! Ese maratón de 21k en Valencia, 2024, me dejó hecho polvo. El calor, brutal. Sentía la lengua como papel de lija, la boca seca… un horror. Necesitaba electrolitos YA.

Recuerdo que al llegar a casa, solo pensaba en meterme en la ducha, pero antes… ¡agua con sal! Sí, suena raro, pero es lo primero que me vino a la cabeza. Un par de vasos y un plátano que tenía por ahí, medio aplastado pero bueno… Sentí un alivio casi instantáneo. No fue magia, pero sí una mejoría notable. Esa sensación de sequedad en la garganta empezó a desaparecer.

Luego, esa noche, preparé un batido. Leche de almendras (sin azúcar, eso sí), un plátano, un puñado de almendras, un poco de espinaca… ¡y listo! Me sentó de maravilla. Dormí bastante bien, aunque seguí un poco débil.

Al día siguiente, ya estaba mejor, aunque aún no al 100%. Comí bastante fruta, y tomé más leche. Creo que esa combinación de agua con sal y alimentación rica en potasio y magnesio fue clave. El resto… pues ya sabes, reposo y paciencia.

  • Plátanos: Potasio, esencial.
  • Aguacate: Potasio y magnesio.
  • Frutos secos y semillas: Magnesio, potasio y otros minerales.
  • Verduras de hoja verde: Magnesio y potasio.
  • Productos lácteos: Calcio, potasio y magnesio (ojo con la lactosa si tienes intolerancia).

El agua con sal, aunque parezca una solución de emergencia, me funcionó. ¡Ya lo he añadido a mi kit de corredor! El error fue no hidratarme mejor durante la carrera. Aprendí la lección a las malas.

¿Qué fruta sube los electrolitos?

¡Uf, vaya pregunta! Plátanos, ciruelas pasas, agua de coco y zumo de naranja natural son mis elecciones para subir los electrolitos.

Te cuento una cosa, el verano pasado en Sevilla, con un calor que rajaba las piedras, me dio un bajón tremendo. Estaba entrenando para la media maratón y, claro, sudando como un pollo. Recuerdo que me sentía fatal, mareado, con calambres… ¡Un desastre!

  • Era como si la energía se me hubiera escapado por los poros.
  • Estaba en el Parque de María Luisa, ese parque es precioso pero a las dos de la tarde es un infierno.

Mi entrenador me obligó a hincharme a plátanos y agua de coco. Al principio, ¡qué asco! Plátano con ese calor… Pero oye, mano de santo. En serio, al día siguiente estaba como nuevo. También me recomendó unas pastillas de sales, pero eso es otra historia.

Después de esa experiencia, siempre llevo un plátano en la mochila cuando hago ejercicio. Y en verano, agua de coco fresquita en la nevera. ¡No hay color! El zumo de naranja también va bien, pero no es tan inmediato como el plátano.

Y una cosa más, ¡ojo con las bebidas isotónicas del supermercado! Muchas llevan un montón de azúcar y colorantes que no te hacen ningún favor. Mejor algo natural, como el agua de coco o el zumo de naranja natural.

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