¿Cuál es la clasificación de las habilidades según la OMS?

Más allá de la enfermedad: La importancia de clasificar las habilidades humanas en un mundo cambiante

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se centra en la clasificación de enfermedades y discapacidades, utilizando herramientas como la CIE-11 para comprender y abordar las afectaciones a la salud. Si bien la OMS no ofrece una clasificación específica de habilidades, la ausencia de tal sistema destaca una oportunidad crucial para comprender y promover el potencial humano de forma integral. En un mundo en constante evolución, donde la tecnología transforma el panorama laboral y social a un ritmo vertiginoso, la necesidad de identificar, desarrollar y valorar las habilidades humanas se vuelve más apremiante que nunca.

Clasificar las habilidades, más allá de la mera ausencia de enfermedad o discapacidad, permitiría un enfoque proactivo hacia el bienestar y el desarrollo individual y colectivo. Imaginemos un sistema que no solo identifique las limitaciones, sino que también catalogue y potencie las capacidades humanas. Un sistema así podría revolucionar la forma en que abordamos la educación, el empleo y el desarrollo social.

Diversas disciplinas, desde la psicología hasta la economía, han intentado categorizar las habilidades humanas. Encontramos clasificaciones basadas en áreas cognitivas (pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad), físicas (fuerza, destreza, coordinación) y socioemocionales (comunicación, empatía, liderazgo). Si bien estas clasificaciones ofrecen un punto de partida valioso, la falta de un sistema unificado y global, como el que podría proporcionar la OMS, dificulta su aplicación universal y limita su impacto.

La creación de una clasificación estandarizada de habilidades presentaría numerosas ventajas. En el ámbito educativo, permitiría personalizar el aprendizaje, identificando las fortalezas y debilidades de cada individuo y adaptando los programas educativos para maximizar su potencial. En el mercado laboral, facilitaría la conexión entre la oferta y la demanda de talento, orientando la formación profesional hacia las habilidades más demandadas y promoviendo la empleabilidad. Además, una clasificación global de habilidades podría contribuir a la creación de políticas públicas más efectivas, dirigidas a fortalecer el capital humano y promover el desarrollo sostenible.

Un sistema de clasificación de habilidades ideal debería ser flexible y adaptable a las cambiantes necesidades del siglo XXI. Debería considerar la interconexión entre las diferentes áreas de habilidades, reconociendo que rara vez operan de forma aislada. Por ejemplo, la capacidad de resolución de problemas requiere tanto habilidades cognitivas como socioemocionales. Asimismo, debería contemplar la influencia del contexto cultural y social en el desarrollo y la valoración de las habilidades.

La ausencia de una clasificación de habilidades por parte de la OMS no debe interpretarse como una falta de interés en el tema, sino como una oportunidad para impulsar un debate global y multidisciplinario. Es necesario que la comunidad internacional, incluyendo gobiernos, organizaciones internacionales, instituciones académicas y la sociedad civil, trabajen conjuntamente para desarrollar un marco conceptual que permita comprender, medir y potenciar el conjunto de habilidades humanas. Este esfuerzo colectivo no solo contribuiría a mejorar la salud y el bienestar individual, sino que también sentaría las bases para un futuro más próspero, inclusivo y sostenible para todos. Un futuro donde, más allá de la ausencia de enfermedad, se valore y se promueva el pleno desarrollo del potencial humano en todas sus dimensiones.