¿Cuáles son los tipos de pomadas?
Las pomadas se clasifican según sus excipientes en tres tipos principales: hidrófobas (insolubles en agua), que emulsionan agua (mezcla de agua y grasa), e hidrófilas (solubles en agua). Las primeras, a menudo mezclas de polvos y grasas, son las más usuales.
Más Allá de la Grasa: Una Mirada Profunda a los Tipos de Pomadas
Las pomadas, esos ungüentos de textura untuosa y apariencia familiar, son mucho más que simples cremas. Su versatilidad en el tratamiento de diversas afecciones cutáneas reside, en gran medida, en la composición de sus excipientes, es decir, la base que porta los principios activos. Si bien la imagen común nos remite a una textura grasa, la realidad es que existen diferentes tipos de pomadas, clasificables principalmente según su afinidad con el agua. Esta característica fundamental determina su comportamiento en la piel, su capacidad de absorción y, en última instancia, su eficacia.
La clasificación más común se basa en la solubilidad del excipiente:
1. Pomadas Hidrófobas (Liposolubles): Estas son las pomadas más tradicionales y, probablemente, las que inmediatamente vienen a la mente. Su característica principal es su insolubilidad en agua. Se componen, fundamentalmente, de una mezcla de grasas animales o vegetales (como vaselina, lanolina o aceites), ceras y, en ocasiones, polvos inertes. Esta naturaleza lipófila les confiere una alta capacidad oclusiva, formando una película sobre la piel que impide la pérdida de agua transdérmica. Esto las convierte en ideales para el tratamiento de pieles secas, agrietadas o con descamación, ya que ayudan a retener la hidratación natural. Sin embargo, su absorción es relativamente lenta y pueden resultar incómodas en pieles grasas o propensas al acné debido a su efecto oclusivo. Ejemplos de principios activos que se incorporan en este tipo de pomadas son antibióticos, antiinflamatorios o anestésicos locales para tratamientos tópicos.
2. Pomadas Emulsionadas (W/O y O/W): A diferencia de las hidrófobas, estas pomadas presentan una mezcla de agua y grasa, formando una emulsión. Existen dos tipos principales:
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W/O (Agua en Aceite): En este caso, el agua se encuentra dispersa en una fase oleosa. Manifiestan una mayor oclusividad que las O/W, ofreciendo una mejor hidratación. Su textura es generalmente más untuosa.
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O/W (Aceite en Agua): Aquí, es el aceite el que se encuentra disperso en una fase acuosa. Son pomadas más fáciles de extender, se absorben con mayor rapidez y resultan menos oclusivas que las W/O. Son ideales para pieles mixtas o grasas, ya que no obstruyen los poros con la misma facilidad que las pomadas hidrófobas.
La elección entre una emulsión W/O y O/W dependerá del objetivo terapéutico y del tipo de piel del paciente.
3. Pomadas Hidrófilas (Liposolubles): Estas pomadas son solubles en agua, a menudo empleando excipientes como polietilenglicoles (PEG). Su absorción es rápida y dejan una sensación menos grasa en la piel. Sin embargo, su capacidad oclusiva es menor que la de las pomadas hidrófobas y emulsionadas. Su uso es frecuente en la administración de principios activos que necesitan una rápida absorción, aunque su aplicación puede ser menos adecuada para pieles muy secas.
En conclusión, la selección del tipo de pomada adecuado no es arbitraria. La elección debe estar basada en una evaluación cuidadosa de las características de la piel a tratar y del objetivo del tratamiento. La consideración de la naturaleza hidrófoba, emulsionada o hidrófila del excipiente es crucial para garantizar la eficacia y la tolerabilidad del preparado. Es fundamental recordar que, ante cualquier duda, la consulta con un profesional de la salud es siempre la mejor opción.
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