¿Cuántas veces al año le viene el celo a una gata?
Las gatas entran en celo, generalmente, dos veces al año, primavera y otoño. Su ovulación es inducida por la cópula; permanecen receptivas durante el periodo de celo, hasta que ocurre la fecundación o el ciclo concluye.
El Ritmo Reproductivo de las Gatas: Desmintiendo el Mito de las Dos Veces al Año
Existe la creencia popular de que las gatas entran en celo dos veces al año, en primavera y otoño. Si bien esto puede ser cierto para algunas gatas que viven en exteriores y están expuestas a variaciones de luz natural más pronunciadas, la realidad es mucho más compleja y depende de diversos factores. En lugar de un ciclo bianual rígido, las gatas domésticas, especialmente las que viven en interiores, pueden experimentar ciclos estrales (periodos de celo) con mucha mayor frecuencia.
La clave para entender la frecuencia del celo en las gatas reside en la fotoperiodicidad, es decir, la influencia de las horas de luz diarias en su sistema hormonal. Al vivir en interiores con luz artificial, las gatas están expuestas a periodos de “luz diurna” más prolongados y constantes, lo que puede desencadenar ciclos estrales múltiples veces al año, incluso cada tres semanas durante la época reproductiva que, en climas templados, suele extenderse desde la primavera hasta el otoño.
Otro factor determinante es la temperatura. En climas cálidos y con temperaturas estables, las gatas pueden entrar en celo prácticamente durante todo el año. Por el contrario, en regiones con inviernos rigurosos, los ciclos estrales suelen limitarse a los meses más cálidos.
La afirmación de que las gatas entran en celo dos veces al año es, por tanto, una simplificación. La realidad es que pueden tener varios ciclos estrales a lo largo del año, dependiendo de factores como la exposición a la luz, la temperatura ambiental, la edad, la raza e incluso su estado nutricional.
¿Cómo saber si una gata está en celo?
El celo en las gatas se manifiesta con comportamientos característicos, como:
- Vocalizaciones intensas y persistentes (maullidos), a menudo descritos como “gritos” o “lamentos”.
- Posturas lordóticas: arquean la espalda y levantan la cola para exponer la vulva.
- Restregamiento contra objetos y personas.
- Mayor afecto y demanda de atención.
- Pérdida de apetito.
- Marcado con orina, aunque menos frecuente que en los machos.
Si observas estos comportamientos en tu gata, es fundamental consultar con un veterinario. El profesional podrá confirmar el diagnóstico y orientarte sobre las mejores opciones para el manejo de su ciclo estral, incluyendo la esterilización, una alternativa responsable que previene embarazos no deseados y contribuye al control de la población felina. Además, la esterilización ofrece beneficios para la salud de la gata, reduciendo el riesgo de enfermedades como tumores mamarios y uterinos.
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