¿Dónde se puede contraer la bacteria come carne?

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La bacteria responsable de la fascitis necrosante, comúnmente llamada bacteria come carne, infecta generalmente a través de heridas abiertas, desde pequeñas laceraciones o quemaduras hasta incisiones quirúrgicas o traumas más severos. La entrada de la bacteria se produce en el punto de lesión cutánea.
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Dónde se puede contraer la bacteria “come carne”: un peligro a la espera en heridas abiertas

La fascitis necrosante, conocida popularmente como “bacteria come carne”, es una infección grave y potencialmente mortal que destruye los tejidos blandos del cuerpo. A pesar de su nombre aterrador, no es una amenaza omnipresente. Su contracción se relaciona directamente con la presencia de heridas abiertas, ofreciendo un punto de entrada para estas bacterias.

Esta infección no se contagia de persona a persona de manera habitual, como un resfriado o una gripe. Su origen se encuentra en bacterias que, en condiciones normales, pueden habitar en la piel y el tracto digestivo sin causar problemas. Sin embargo, cuando una herida permite su ingreso en el torrente sanguíneo, y en determinadas circunstancias de susceptibilidad del paciente, estas bacterias se multiplican de forma agresiva, produciendo sustancias tóxicas que atacan los tejidos sanos.

Las heridas que pueden actuar como puerta de entrada a la bacteria son diversas:

  • Heridas por laceraciones: Desde cortes pequeños hasta desgarros más profundos.
  • Quemaduras: Tanto quemaduras térmicas como químicas.
  • Incisiones quirúrgicas: Aunque poco frecuente, una técnica deficiente o una infección en el postoperatorio puede crear una vía para la entrada de estas bacterias.
  • Traumas: Lesiones físicas como contusiones, golpes y fracturas abiertas que interrumpen la integridad de la piel.

Es crucial entender que el tamaño de la herida no siempre es determinante. Una pequeña herida, aparentemente insignificante, puede ser suficiente para la invasión bacteriana si las condiciones de higiene no son óptimas. La presencia de un cuerpo extraño en la herida, o una disminución en las defensas inmunológicas del huésped, puede multiplicar el riesgo.

Es fundamental destacar la importancia de la higiene en la prevención. Cualquier herida, por más pequeña que parezca, requiere atención inmediata y correcta. Lavar la herida con agua y jabón, y mantenerla limpia y seca, son medidas cruciales. Si la herida presenta complicaciones como dolor intenso, enrojecimiento difuso, hinchazón, fiebre o exudado maloliente, es crucial consultar de inmediato a un profesional médico.

En conclusión, la bacteria “come carne” no se contrae por el aire o el contacto casual. Se requiere la entrada a través de heridas abiertas, poniendo de manifiesto la necesidad de una atención adecuada y oportuna ante cualquier lesión cutánea. La prevención, la higiene y la pronta atención médica son esenciales para mitigar el riesgo y garantizar una pronta recuperación.