¿Por qué cambia la personalidad con el alcohol?

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El alcohol altera la química cerebral, interfiriendo en la comunicación neuronal y afectando el razonamiento, la toma de decisiones y el control emocional, lo que incrementa la confianza y disminuye la estabilidad emocional.
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¿Por qué el alcohol transforma a Dr. Jekyll en Mr. Hyde?: Un viaje a la química cerebral

Todos hemos sido testigos, o incluso protagonistas, de esas noches donde una copa de vino transforma a nuestro amigo tímido en el alma de la fiesta, o al familiar tranquilo en un volcán en erupción. Pero, ¿por qué el alcohol parece tener la llave maestra para desbloquear facetas ocultas de nuestra personalidad? La respuesta, como era de esperar, reside en la compleja química de nuestro cerebro.

El alcohol, al ingresar al torrente sanguíneo, se infiltra en el sistema nervioso central como un agente doble. Allí, interfiere con la comunicación entre las neuronas, esas pequeñas mensajeras que dictan nuestro comportamiento, emociones y pensamientos. En este juego de espionaje químico, el alcohol juega un papel doble:

1. El saboteador de la inhibición: El alcohol actúa como un potente inhibidor del neurotransmisor GABA, responsable de calmar la actividad cerebral y promover la relajación. Al disminuir su efectividad, el alcohol libera a nuestro “yo” más desinhibido, ese que normalmente se encuentra bajo el control de la razón y las normas sociales. Es por eso que podemos sentirnos más extrovertidos, espontáneos e incluso temerarios bajo sus efectos.

2. El maestro de la dopamina: Al mismo tiempo, el alcohol estimula la liberación de dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la recompensa. Esta inyección de euforia nos hace sentir bien, motivados e incluso invencibles. Sin embargo, esta sensación de bienestar es efímera y puede llevarnos a tomar decisiones impulsivas en búsqueda de prolongarla.

Este dúo dinámico, la desinhibición y la euforia, explican en gran medida por qué el alcohol puede transformar nuestra personalidad. Al alterar el delicado equilibrio químico del cerebro, afecta nuestro razonamiento, toma de decisiones y control emocional. La confianza se incrementa, la timidez se evapora y las emociones, tanto positivas como negativas, se amplifican.

Es importante recordar que la intensidad de estos cambios varía según la persona, la cantidad de alcohol consumida, el contexto social y otros factores individuales. No obstante, comprender cómo el alcohol manipula nuestra química cerebral nos permite ser más conscientes de sus efectos y tomar decisiones responsables sobre su consumo.

Al final del día, la verdadera magia no reside en la botella, sino en nuestra capacidad de disfrutar de forma segura y responsable, sin necesidad de convertirnos en rehenes de una personalidad inducida por el alcohol.