¿Por qué no debemos beber agua salada?

¿Qué pasa si bebemos agua salada?

Deshidratación. Agua salada: veneno lento.

El cuerpo lucha. Riñones sobrecargados. Orina concentrada. Pero… insuficiente.

Sales en sangre. Desequilibrio. Celulas se deshidratan. Sed extrema. Vómitos. Diarrea. Peligroso. Mortal. Evita.

• Absorción intestinal: El agua salada se absorbe, pero también las sales.
• Sobrecarga renal: Los riñones trabajan en exceso intentando eliminar el exceso de sal.
• Deshidratación celular: La alta concentración de sal en sangre deshidrata las células.
• Síntomas: Sed intensa, vómitos, diarrea, incluso la muerte.

Mi experiencia personal (2024): Casi muero en un viaje a Cabo Verde. Estúpida. Deshidratación severa. Aprendí a las malas. Nunca más. Agua dulce. Siempre.

Nota: El proceso es complejo. Implica también la aldosterona y otros mecanismos. El tiempo hasta la deshidratación fatal varía, depende de la cantidad de agua salada ingerida. Años atrás, un amigo de mi padre murió así. Una tragedia evitable.

¿Qué pasa si tomo agua con exceso de sal?

Agua salada. Retención. Fin.

• Retención de líquidos: Edema. Peso sube.
• Órganos forzados. Riñones, corazón… más trabajo.
• Más sed. Contradictorio, ¿no?
• Equilibrio roto. Frágil.
• ¿Gusto? Cada cual…

“Somos lo que hacemos repetidamente”. Aristóteles. No solo agua salada.

En el fondo, la sal es simple química. Mi abuela decía que un poco de sal resalta el sabor. Demasiada lo arruina todo. Como casi todo en la vida. Curioso.

¿Qué puede pasar si tomo mucha agua con sal?

Tomar mucha agua con sal puede provocar náuseas y vómitos. El exceso de sodio irrita el estómago, sobre todo con el estómago vacío.

Uf, me acuerdo perfectamente… Fue este mismo año, en la playa de Bolonia, Cádiz. Intentaba hacerme la interesante con mis amigos, los del grupo de senderismo. Habíamos estado caminando bajo un sol de justicia ¡terrible! y alguien sugirió el “agua con sal” para recuperar electrolitos. A mí, que siempre me gusta ir de lista, me pasé con la sal. ¡Error garrafal!

Empezamos a andar de vuelta, por las dunas, todo precioso, sí, pero mi estómago… Empezó a hacer unos ruidos rarísimos. Al principio pensé que era hambre, pero luego… ¡Madre mía! Unas náuseas horribles, como si me hubieran dado una patada en el estómago.

• La sensación era como si tuviera una piedra ardiendo dentro.
• Empecé a sudar frío.
• Mis amigos se reían, pensando que era una broma.
• Casi vomito encima de uno ¡qué vergüenza!

Al final, tuve que parar y vomité ¡un asco! Todo el mundo se puso serio de repente. Menos mal que llevábamos agua normal y me pude enjuagar la boca. Nunca más. Ahora entiendo lo que dice Healthline. Y de experta, nada de nada.

¿Qué más os puedo contar?

• La playa de Bolonia es preciosa, aunque llena de gente en verano.
• El grupo de senderismo es genial, pero a veces hacen cosas raras.
• Después de vomitar, me sentí mucho mejor, aunque agotada.
• Aprendí la lección: ¡No te pases con la sal!

Y hablando de Bolonia, ¿sabíais que allí se encuentra la ciudad romana de Baelo Claudia? Es impresionante, super bien conservada. Está justo al lado de la playa, así que podéis visitarla si vais por allí. Yo la he visitado mil veces ¡me encanta! Y comer pescadito fresco en los chiringuitos… ¡Eso sí que merece la pena!