¿Qué bacteria mata la neomicina?

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La neomicina es efectiva contra una amplia gama de bacterias, incluyendo gramnegativas como E. coli y Salmonella, y grampositivas como S. aureus y Bacillus anthracis, pero su acción no elimina a todas las bacterias; existen cepas resistentes.

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La Neomicina: Un Antibiótico con Límites Frente a la Resistencia Bacteriana

La neomicina, un antibiótico aminoglucósido, es un pilar en el arsenal médico contra diversas infecciones bacterianas. Su amplio espectro de acción incluye tanto bacterias gramnegativas como grampositivas, abarcando patógenos de importancia clínica como Escherichia coli ( E. coli), Salmonella spp., Staphylococcus aureus (S. aureus) y Bacillus anthracis. Sin embargo, la efectividad de la neomicina no es absoluta; la resistencia bacteriana, un problema cada vez más preocupante en salud pública, limita su uso y eficacia. No se trata de que una bacteria específica “mate” a la neomicina, sino que ciertas bacterias han desarrollado mecanismos que les permiten sobrevivir a su acción.

La resistencia a la neomicina se desarrolla a través de varios mecanismos, principalmente:

  • Modificación enzimática: Muchas bacterias producen enzimas, como las aminoglucósido-fosfotransferasas, aminoglucósido-acetiltransferasas y aminoglucósido-nucleotidiltransferasas. Estas enzimas modifican químicamente la neomicina, alterando su estructura y, por ende, impidiendo su unión a la subunidad ribosómica 30S, su blanco principal. Esta modificación inactiva el antibiótico, volviéndolo ineficaz para inhibir la síntesis proteica bacteriana.

  • Modificación del sitio diana: Algunas bacterias presentan mutaciones en el ribosoma, específicamente en la subunidad 30S, que alteran el sitio de unión de la neomicina. Estas alteraciones reducen o incluso eliminan la afinidad del antibiótico por su diana, reduciendo su efecto letal.

  • Reducción de la permeabilidad: La neomicina debe entrar en la célula bacteriana para ejercer su acción. Algunas bacterias han desarrollado mecanismos que reducen la permeabilidad de su membrana externa, limitando la entrada del antibiótico al citoplasma y, por lo tanto, disminuyendo su concentración efectiva intracelular.

  • Expulsión activa: Determinadas bacterias poseen sistemas de bombeo de eflujo que expulsan activamente la neomicina fuera de la célula, impidiendo que alcance concentraciones inhibitorias.

Es importante destacar que la resistencia a la neomicina no es un fenómeno aislado. A menudo, las bacterias resistentes a un aminoglucósido muestran resistencia cruzada a otros antibióticos de la misma familia, lo que complica aún más el tratamiento de las infecciones.

En conclusión, la neomicina no es “matada” por ninguna bacteria en particular, sino que ciertas bacterias han evolucionado mecanismos de resistencia que les permiten sobrevivir a su efecto antibacteriano. Esta resistencia es un problema complejo y multifactorial que exige una vigilancia constante y el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para combatir las infecciones bacterianas. El uso juicioso de los antibióticos, incluyendo la neomicina, es crucial para retrasar la propagación de la resistencia y asegurar su eficacia a largo plazo.