¿Qué efectos produce la iluminación?

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La luz, ¡qué maravilla! Me fascina cómo puede cambiar mi estado de ánimo por completo. Un día soleado me llena de energía y alegría, mientras que un día gris me da una sensación de melancolía. Es increíble cómo algo tan simple puede influir tanto en mi cuerpo, desde regular mi sueño hasta afectarme emocionalmente. Es realmente poderosa.

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La luz… ¿qué sería de nosotros sin ella? En serio, ¿te has parado a pensarlo? A mí me flipa. No es solo que nos permita ver, es que… ¡nos transforma! Un día radiante, de esos con sol a raudales, y me siento capaz de todo, pletórica, con ganas de comerme el mundo. ¿Y un día gris? Buf, me dan ganas de acurrucarme en el sofá con una manta y no salir de ahí. Como una tortuga.

Recuerdo una vez, estaba de viaje en Escocia, y el cielo estaba… no sé ni cómo describirlo. Una mezcla de grises, con nubes que parecían querer tragarse todo. Y yo, que soy bastante sensible a estas cosas, me sentía… apagada. Como si me faltara algo. Luego, al día siguiente, salió el sol, tímidamente, entre las nubes, y ¡fue mágico! La ciudad, que el día anterior parecía triste y apagada, de repente cobraba vida. Es increíble el poder que tiene.

Dicen, y he leído por ahí, que la luz regula nuestro sueño, nuestra producción de vitamina D y un montón de cosas más. No me sé las cifras exactas, ni los nombres de los estudios, pero vamos, que se nota. Yo, por ejemplo, en invierno, con menos horas de sol, me cuesta horrores levantarme. Soy como un oso perezoso. ¿Te pasa a ti también? En cambio, en verano, salto de la cama como si tuviera un resorte.

Es que es algo tan básico, tan elemental… la luz. Influye en cómo nos sentimos, en cómo vemos el mundo, incluso en cómo nos relacionamos con los demás. ¿No te parece una pasada?